Semanas.

85 7 0
                                    

¡Hola!

Disculpen por tardar tanto, no creí que la primera semana de clases fuese tan pesada. A decir verdad tuve complicaciones para adaptarme y justo ahora deje la tarea de lado para continuar. Espero que entiendan. Gracias por seguir leyendo. En especial por sus votos y por su apoyo. El solo hecho de llegar hasta aquí me hace muy feliz. Aún si fueran dos o una persona la que lee me entusiasma mucho saber que a esa única persona le gusta mi historia. Gracias por su apoyo hasta el momento y espero contar con ustedes para el final de esta entrega. 

Sin más... Nos leemos abajo.

----

...

(Yuuri)

Hace unos momentos se me informó que Leo habló a la casa Plisetsky, parece que quería agendar una cita conmigo. Estaba esperando la respuesta de Leo cuando me llegó un mensaje. De la familia Nikiforov. Pichit se comunicó para informarles que pasarían por mi en unas horas.

Habían pasado unas cuantas semanas. Justo en este momento se me hacían eternos los días.

Estaba nervioso, llevaba tiempo sin ver a ninguna persona de la casa Nikiforov. No tenía una forma concreta de contactarme con ellos y me apenaba pedirles favores a los Plisetsky después de todo lo que habían hecho por mí.

Me preocupaba lo que fuera a pasar. Yurio había sido muy atento y EL señor Otabek venía diario, sabía que no me venía a ver a mi.

Siempre cuidaban de mi alimentación y de mis actividades. Disfrutaba pasar tiempo en su biblioteca. Me divertía bastante, paseaba de vez en cuando con Otabek y Yuuri. Me divertía viéndolos discutiendo. Yurio se veía muy entretenido y cómodo cuando estábamos con él...

Conmigo solía ser un tanto... ¿Agresivo?

En cambio, con Otabek. Yurio solo parecía un chico normal.

Me hacía sentir cada vez más seguro de mi decisión de dejar Yuri en manos de Otabek.

En realidad, pienso que el solo visitaba a Yurio para evitar que me llevase cada vez mejor con él.

De vez en cuando, me contaba de sus juntas en la casa de Victor.

Había hablado conmigo sobre la señorita Mila y parecía agradarle, nunca quise hablar de su matrimonio con ella. Era un tema que solo él podía decidir, así que solo me limitaba a preguntar por los demás.

En ocasiones, me traía cartas de Victor. Sus cartas eran bastante extrañas. En la última carta me envió una lista de nombres para el bebé. Se veía muy entusiasmado con eso. Siempre preguntaba cómo eran mis días aquí, me platicaba de las tonterías y locuras que Chris hacía.

¡Era como hablar con un niño!

Me imaginaba a Victor escribiendo esas cartas, era extraño. Como si fuera una especie de amor prohibido.

En esas cartas solía mencionar que tenía que hablar conmigo en persona, que tenía que contarme algo importante.

Era extraño, a pesar de todo siempre me decía que no me preocupará, que las cosas iban de maravilla y que hablaría de todo a detalle conmigo cuando fuera el momento de vernos.

Ese día había llegado.

Estaba un poco entusiasmado. Mi estómago me cosquilleaba de emoción o quizá el bebé estaba feliz de ver su padre...

Me detuve un momento.

Puede que Victor estuviese ocupado y no fuera conmigo a la cita. Todo podía pasar hoy, suspire un momento.

Promesa de vida, rota en una noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora