5 (Pasado)

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—¿Cuál es tu palabra favorita?

Esa pregunta fue extraña, su mente se bloqueo un segundo por no captar a reconocer circuitos conocidos que normalmente producían. Retomó su trabajo cuando notó que debía contestar a su pregunta para no ser descortés; ¿Palabra favorita, existía eso?
Y por más que lo intento, recapacito, colocó su mano bajo su mentón esperando acción de su cabeza, observó el café que tenía enfrente como punto de concentración sin razón alguna. Esperando.

—"Renacimiento"— Contestó sin pensar causando incertidumbre a su propia persona; Hasta que solo las palabras salieron solas
—¿Por que?— Volvió a preguntar su acompañante de café.
—No se, me gusta como suena; Su significado,— Dio un pequeño suspiro— "Renacimiento"; Renacer; Reinicio; Reintentar. ¿Entiendes?
Esta negó.
—Volver a intentarlo, comenzar de cero. . . Me gusta.— Se sinceró tomando el último sorbo que mantenía esa taza de café lento y disfrutando de cada sabor que su papilas gustativas apreciaban.

Era la rutina, lo hacía por inercia que está formaba. Sin embargo, no era que no lo disfrutase, encerio, le encantaba cuando cualquier desconocido que viniera a su tienda le alegase sobre la calidad de sus cafés y la variedad que este tenia. Simplemente era satisfacción pura y adicta. Aunque nunca lo diría, era demasiado para el.

Era un domingo, en el atardecer cuando Nana se presentó a su cafetería como siempre; La cafetería no abre los domingos. Era ordinario que viniera todos los domingos como estos 3 años perdidos. Así los consideraba el, una pequeña y silenciosa parte de él decía que todo estaba mal, pero sus oídos eran sordos. Nana era inteligente, sabía de los problemas graves que aún mantenía atado el menor, sin embargo, su tiempo se acaba y no logró nada. Decepcionada de sí misma, observó la ventana. Sentía que estaba atardeciendo, era obvio por ser esas horas pero la capa metálica que indicaba que el local estaba cerrado estorbaba esa maravillosa vista. Era puro silencio, inclusive las calles parecían estar muertas. Y aunque fuese domingo, esperaba que siempre algo sucediese.

Su anomalía llego a su fin cuando el rubio volvió tranquilo mientras daba vueltas en su dedo anular las llaves de plástico reforzado de colores. Bufo por la mirada que su amiga le dedicaba. Para ser una mujer de mediana edad era muy infantil y simpática.
—¿Ya me quieres echar?— Fingiendo estar indignada colocaba una mano en su corazón y la otra, para ser más "creíble" en su frente.
—Quiero ir a dar una vuelta— Contesto elevando sus hombros, la mayor rió y lo acompañado hasta la salida. Amablemente Katsuki la dejo salir primero y con un beso en la mejilla se despidieron. Tomando rumbos contrarios fue al parque, en otoño, era la mejor delicia ir al parque y lo que mas lo extasiaba era que habría poca gente y lo tendría para el. Aunque había dejado de ser tan compulsivo era egoísta internamente: Negativo y egocéntrico. Solo que, era diferente que antes.
Hoy, era un día tranquilo. Se recostaba sobre la banca vacía cubriendo su rostro mientras respiraba el oxígeno puro y adicto que brindaba ese ambiente. Pacíficamente se escuchaba él ruido del viento chocando a los árboles y haciendo volar hojas en la distancia, y muy poco probable los cantarines pájaros que viven por aquí. Le daba paz, mucha tranquilidad; Se olvidaba de todo y de todos. Poco a poco el clima se volvía más frío, la pérdida de luz se presentaba y atormentaba su momento. Probablemente estuvo más de una hora allí, con la cabeza en blanco. Con tan solo un escalofrío se levantó, bostezo por él cansancio y no hizo más que iniciar a trotar; Era unos de sus hobbies entrenar, y exclusivamente le encantaba correr en la noche; Mucho más en estas épocas del año.
Las gotas estando en su cabello ya humedecido le perjudicaban su vista, mágicamente no perdió su volumen explosivo, sin embargo dio una pequeña parada por el dolor en sus pulmones, no sabía cuánto había corrido pero efectivamente no se encontraba en ese lindo parque lleno de vida aún de noche.
Se encontraba en una parte baja de la cuidad, los edificios pobres y destruidos lo confirmaban. Además de que las calles estaban sucias y desoladas.
—¿Donde me llegue a meter?— Bufo teniendo precaución a todo lo que escuchaba.
Era terrorífico pero no tenía miedo, solo daba escalofríos por la debilidad que tiene con los climas fríos.
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Pareciese como si no tuviera salida, un verdadero laberinto. Estaba irritado por no poder lograr una sencilla tarea, ruidos extraños y vientos cortantes era el único sonido que se hallaban en el silencio. Prodigio con su agudo oído escucho algo que lo puso totalmente en alerta, como la alarma de peligro contra nuestra supervivencia; Algo estaba a punto de atacar, y lo esquivo.
—¿Que tenemos por aquí?— Dijo divertido el atacante.
Katsuki se giró casi a la vez que lo esquivo dejando que esa maliciosa voz contaminada de maldad llegarán a sus oídos causándole repulsión pero asombro. Sus cabellos brillaban como reflejo a la luz de la luna, su aspecto terrorífico y sus ojos como los de un monstruo.
—Vaya. . . Que inoportuno encontrar al villano más buscado, ¿Desea secuestrarme?— Contesto este tóxico e indiferente usando sarcasmo como si estuviese divirtiendo.
—No es algo que desee, actualmente eres inútil para mi— Expresó este maliciosamente.
—Lamento eso, ¿Que hace una ratilla a estas horas?— Seriamente lo miró analizando sus alrededores.
—Me gusta salir a caminar— Rió sonoramente.
—¿Te escápate de tu niñera?— Prosiguió el menor.
—¿Te escápate del amor, maricon?— Imitó el villano causando incertidumbre en el menor.
—¿Cómo...?
—Oh vamos. . . Era obvio; ¡El rubio compulsivo y suicida de aleja del amor de su vida por ser chico y cobarde, dejando al mundo con un héroe menos!— Insistió el grisáceo— ¿Sabes? Te diré un rumor que recorre entre estos bandos.— El rubio aún absorto en sus pensamientos se quedo expectante.—, Se dice que, un heroe caído resurgirá por perdidas de promesas y termina desnatando el caos. ¡Suena tan gracioso!

Y mientras el villano reía desquiciada mente, Katsuki se confundía mucho más.

—¿Eso que tiene que Ver conmigo?— Pregunto el joven de 19 años.
—Ya lo veras. . . Tristemente me tengo que ir, si algún día cambias de opinión y les das la espalda a personas que ni siquiera te miran; Búscame.

Ese día fue cuando no logro dormir por entrenar sin tomar en cuenta las consecuencias que traería a su cuerpo. Destruyo las bolsas de entrenamientos como si fueran la mandíbula de Tomura, quería callar esa bocaza arrogante que tenía.
Luego. . .reflexióno, el nunca había prometido nada.

Lo que no sabía que prometería después.



N/T: De vez en cuando contaré algunas cosas que hizo en los 3 años que transcurrieron.

Inefable; 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora