20 (pasado)

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Madrugada a.m
🥀

Se despertó deseando nunca salir de la cama; Con los sábanas blancas, producidas con seda se enredaban por su cuerpo como un resorte, y con la almohada en el costado de su cama apoyada ligeramente en el respaldo. ¿Cómo había llegado ahí? ¿Cómo sus labios podían estar tan cálidos? ¿Cómo? Su cuerpo entumecido, frío tal cual lago en Alaska, y sus labios escuchando sus latidos alborotados como su cabello rubio en lo oscurito de la habitación. Era como un sueño, de hecho lo era, y eso era lo que más dolía. Que todas sus fantasías puedan hacerse realidad en, en un sueño. Inconsciente solo podía pensar en el calor de sus labios, todo lo demás había dejado de existir.
Lo amaba.
Lo amaba muchísimo.
Desde el fondo de su corazón marchito y sumiso lo amaba. ¿Por más que pida deseos a las estrellas fugaces no se cumpliría? ¿Ni a las velas de cumpleaños? ¿Ni a las horas iguales? ¿11:11?
¿Por qué?
Sin recordar cómo sucedió, lo único y esencia que podía recordar de ese efímero sueño fue el choque de sus labios y como cayó a la dura realidad.
Apenas su piel lo sintió su sangre se convirtió en una fuente de arco iris, era como si su mente hubiera explotado, sus ojos volando con ellas y con el corazón nulo de cicatrices. Como el subsiguiente proceso de cicatrización hubiera desaparecido sobre esa capa fina de piel rodeada de sangre caliente combinada con nitroglicerina.
Sus manos temblorosas tocaron sus labios como si la gran bendición tuviera. Y aunque fuera solo un producto de una noche y sueño jamás había sentido tanta realidad como la experimentó en un simple y magnífico sueño.
Lo amaba.
Y lo seguiría amando.
No importa si fuera de alguien más.
Para el sería solo él.

Inefable; 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora