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Los juegos dieron inicio por fin, cuando esas palabras indiferentes se esfumaron en el aire.
Las personas me seguían viendo con asombro, pero jamás aparte la vista de los combates. Mostré una actitud digna, ninguna persona me importaba del cualquier forma.
Sentía la carga de murmullos en mi espalda por parte de mi ex-compañeros, sin embargo no les preste atención.
Las futuras generaciones eran buenas y llenas de fuerza, tenían unos Quirk magnificos. Por suerte no hubo ningún inconveniente, todo concluyó correctamente.
Un niño me llamaba la atención, tenía un Quirk muy parecido al mío, tenía un pelo rubio y ojos azules, era muy apuesto; posiblemente popular entre las chicas. Además, la destreza y fuerza que tenía era impresionante. Las últimas batallas fueron desastrosas pero sin duda, terminó en primer lugar. Lo que note es que cuando derrotó a su rival me miró como uno niño pequeño esperando un premio.

Tal fue mi imaginación pero, durante el torneo sentí algo extraño; Una presencia maligna o un mal presentimiento.

Y bien que algo sucedio.

—Señor, ¿Puedo pedirle algo?— Se me acerco El Niño rubio jadeante.
Estaba apunto de irme.
—¿Que sucede, niño?
Lo que no me esperaba es que se pusiera de rodillas al suelo y gritara:
—¡Déjeme ser su disipulo, señor!— Lo había gritado tan fuerte que hasta el público lo escucho y fui el centro de atención una vez más.
¿ACASO SE DABA CUENTA DE LO QUE ME ESTABA PIDIENDO? ¿Que?
—No gracias.
Y pude ver cómo la madre del niño y los chicos se acercaban mirándolo al niño con algo que no era capaz de describir. Enseguida fui rodeado.
El director de la nada dijo;
—No es posible eso muchacho, es algo que se debe conversar con tu madre y profesores; No cualquiera puede enseñar.
Me sudaban las manos, y estaba nervioso. Sentía algo pertubador.
El Niño se levantó.
—Quiero que el señor Bakugou me enseñe, desde pequeño siempre lo...
No escuche más, desapareci cuando estaban discutiendo.
Y decir que alguien me necesitaba.

La salida estaba a cortos pasos de distancia, alguien me detuvo.

—¿Huirás, Kacchan?— Me haces daño cada vez que me llamabas así.

Maldito seas.

Inefable; 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora