Capítulo 27

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Volteé a todos lados al darme cuenta que todos nos observaban, mis mejillas seguro estaban de color rojo y mis lágrimas apunto de salir, nunca me había sentido como ahora, una mala persona.

Los gritos de Louis cada vez eran más sonoros y sus ojos expresaban furia y dolor, me sujetaba con fuerza de una barandilla al parecer de un jardín, le pertenecía a la dueña de una de las casas más bonitas de la calle, una anciana muy educada y gentil.

Aunque mi mirada se posiciona en el suelo cargada de vergüenza, en ocasiones volteaba a ver a Louis para cerciorarme que el dolor y el odio aún estaban ahí.

— No puedo creerlo, me dejaste en el maldito altar. De pronto ¿qué? La gran Scarlett decidió que prefería una vida con el miserable cantante y para no dejarme así como así, decidiste quedar embarazada. No sabes lo jodido que se escucha y se siente, estoy cómodamente comprando ropa, intentando rehacer mi vida y de repente pasas con tu maldito vientre y tomada de la mano de él otro maldito idiota. — mi boca empezó a temblar descontroladamente, me sentía tan débil, pequeña.

Cada grito me hacía más pequeña, y a pesar de mi lucha contra las lágrimas, éstas salieron, empapando mi cara con las gotas saladas. Traté de limpiar mi rostro, pero era inútil, cada vez que quitaba una lágrima salían cuatro más.

— Es una porquería, una maldita mierda. ¡Te entregué mi puto corazón! — ésta vez Louis lloraba — Mi alma, todo, me entregué a ti por completo y tú...  ¡Me engañas y me deshechas como si fuera basura!

— Louis...

— Maldito el puto día que decidí apoyar a la chica huérfana del apartamento del frente, que me armé de valor para hablar con ella a pesar de su permanente rostro de amargura. Te odio, no sabes cuánto de aborrezco y lo aborrezco a él, son una mierda los dos, son una maldita y jodida mierda. — se giró para alejarse de mi, luego de la escena lo único que me quedaba era regresar al departamento. — Realmente creí tus mentiras de mierda.

Me mantuve firme, intentando que mi cuerpo no temblará de la misma forma que mi boca, lo que menos quería era lucir mas débil, pero con las lágrimas empapando mi rostro y mi boca temblando no parecía ser de mucha ayuda.

Observé cómo Louis se alejaba por entre la multitud hecho una fiera, sabía que todo era por el dolor que le había causado y era solo por eso que soportaba todos los insultos, era mi culpa, lo menos que podía hacer era dejar que descargará sus enojos.

Me coloqué una mano en el pecho, el aire se había hecho demasiado denso, no podía respirar bien pero era la situación que me hacía sentir así.

A lo lejos ví a Ed corriendo hacia mi, cada vez que salía debía hablar con él constantemente para que así no se preocupara, justo cuando Louis se había acercado a gritarme estaba hablando con Ed. Había tenido que cortar la llamada por la sorpresa que me había provocada la reacción de Louis al verme, pero a pesar de haber cortado rápido, aún así Ed había podido escucharle.

Me gire hacia Ed y abrí mis brazos para abrazarlo, aun intentaba retener las lágrimas pero no estaba logrando mucho pues se me escapa una que otra. Sabía que la gente me observaba, unos con desaprobación otros con preocupación.

Cuando por fin logramos tocarnos, el enorme vientre de tres meses no nos permitía estar lo suficientemente cerca, y aunque Tay se pasaba diciendo todo el tiempo que mi vientre crecería aún más, para mí ya era enorme.

— No debiste salir sola, si querias chocolate debiste pedírmelo y yo lo llevaría a casa — mientras Ed me regañaba yo sollozaba en su pecho intentando calmar las lágrimas y la sensación de culpa.

Las personas se empezaban a dispersar, ahora ya sólo quedaba yo dando un espectáculo de lágrimas. — Es... Estoy cansada de estar en el maldito apartamento todo... Todo el día y... Sólo quería salir un momento.

Me abrazó con más fuerza, restregando mi cuerpo contra su pecho tratando de darme calma y seguridad.

(...)

A la mañana siguiente debía ir al médico para ver el estado del bebé. Mientras me acomodaba en la camilla y observaba a Ed leer un folleto sobre padres primerizos el doctor entró con una sonrisa en el rostro, como era costumbre.

— Buen día, señorita Price y... Usted debe ser el padre del bebé — dijo al ver a Ed. Era la primera vez que venía, los meses pasados Taylor me había acompañado con la escusa de no estar segura de lo que quería hacer, pero ahora que Ed y yo estamos más estables, decidí que me acompañaría.

— Si, soy Edward Sheeran, un gusto. — Ed le tendió la mano al doctor y la estrecho levemente.

— El gusto es mío. — se acercó a la silla junto a mi, frente al equipo de ultrasonido. — Ahora veamos qué tal está el bebe.

Me levanté la blusa y vertió en mi vientre el gel que siempre estaba jodidamente frío. Lo movió un poco para encontrar el lugar exacto donde descansaba y sonrió. — Buenas noticias, ya puedo decirles el sexo del bebé. ¿Quieren que se los diga?

Me giré hacia Ed que observaba la pantalla del ultrasonido con anhelo, sus ojos brillantes por las lágrimas que contenía y la sonrisa más grande que había visto en él. Asintió levemente sin despegar la vista del monitor. Regresé mi vista al doctor para asentir con una ligera sonrisa y volver a ver a Ed, amaba cuando lucía tan feliz y aún más cuando era por el bebe.

Con un leve asentimiento regresó la vista al monitor y sonrió. — Es un lindo varón. — sonreí de oreja a oreja al igual que Ed. — Por el momento todo luce bien y espero que estés tomando los medicamentos, debes estar sana cuando el pequeño quiera salir.

Asentí mientras el doctor limpiaba el gel de mi vientre y le daba la mano a Ed en forma de despedida. — Hasta luego, espero tengan un lindo día. — dijo al salir.

Ed seguía viendo la imagen en el monitor, su rostro se iluminaba, el brillo en sus ojos era la muestra de que la sonrisa en su rostro era sincera.

No Te Necesito |Ed SheeranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora