30. El Mejor Día.

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T R E I N T A

¿Se han sentido alguna vez que no sirven para nada? ¿Que no saben porque están en este mundo? ¿Porque razón siguen existiendo si no hacen nada de provecho?

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¿Se han sentido alguna vez que no sirven para nada? ¿Que no saben porque están en este mundo? ¿Porque razón siguen existiendo si no hacen nada de provecho?

Está mañana esas preguntas atacaron mi cabeza. Siento que mi egoísmo está destruyéndome por dentro. No me permito ser feliz, y provoco que la gente que me rodea se contagie de mi mala actitud. Está mañana desperté sintiéndome una inútil, y buena para nada. Y las lágrimas me acompañan en mi soledad.

Pero la vida sigue, es imposible no continuar con mi vida, solo por estar en mi días y que algo muy parecido a la depresión este atacándome.

Antes de salir de casa intento comer algo, pero la misma ansiedad solo provoca que quiera devolverlo todo como cuando estuve en mis días malos, y eso hace que me sienta el tiple de mal.

Así que para iniciar con la rutina, comienzo con colocar el dedo medio en el interior de mi garganta y vomitar. Después de eso lavo mis dientes y tomo un poco de agua. Salgo de casa sin hacer más ruido y camino hasta la estación del subway.

Y para mi sorpresa y para sacarme de mi rutina, ahí está él. No en el vagón, sino en la estación. Mi estación. Viendo el reloj que está en su muñeca izquierda y moviendo su pie de arriba a abajo cada dos segundos. Al parecer se percata de mi presencia, o tal vez siente mi mirada. Nuestros ojos se conectan y trato de sonreír. Se acerca a mi, pasando su brazo por mi espalda.

- ¿Te pasa algo? -Pregunta apenas audible.

- La verdad no me siento muy bien. -Digo recargándome en su hombro, con un nudo en la garganta y una mueca en mi rostro que no puedo ocultar.

- ¿Estuviste llorando? -Pregunta tratando de buscar una respuesta, sin que yo hable. Solo asentí- ¿Puedo hacer algo por ti?

Suspiré. Las palabras no me salen. Si hablo volveré a llorar. Y no estoy segura que sean las hormonas las causantes. Alguien preocupándose por mi. Allex preocupado por Reginna.

- ¿Que haces aquí? -Pregunto tratando de cambiar el tema, y pasando con dificultad para no llorar.

- Estaba esperándote. ¿Quieres faltar a la academia?

- Si -Respondo sin pensarlo aún consciente de que faltan 5 días para la dichosa presentación que me tenía tan emocionada antes de iniciar el ciclo.

Siento como su mano se desliza por mi cuerpo hasta encontrar la mía justo a la altura de los muslos. Me toma de la mano, lo cual me agrada bastante. Me hace sentir bien, aunque bien se queda corto respecto a cómo me estoy sintiendo en este momento. Cruzamos la calle para tomar el subway al sur. De inmediato subimos al vagón que llego.

- ¿A donde vamos? -Pregunté.

- Tranquila, estaremos en un lugar bastante tranquilo. Lo necesitas. Necesitas relajarte. -Añadió.

El día que nuestras manos se encontraron Donde viven las historias. Descúbrelo ahora