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¡Maldición! ¡Diablos! ¡No puedo seguir viéndolo así!

¡A la mierda con lo que pudiese pensar Alfred! ¡A la mierda con el proyecto! ¡Sigue siendo un ser vivo y está sufriendo!

Sin pensarlo dos veces tecleé el código rápidamente y me adentre a la enorme cabina blanca acolchonada donde se encontraba su cuerpo tirado en el suelo, al parecer, sin vida.

--¡No, no, no! ¡Vamos, vamos! No puedes morirte ahora.

Sacudo salvajemente toda su anatomía pero sigue sin moverse. Pongo mis dedos en su cuello comprobando que sus venas aún palpiten como señal de vida sin éxito.

--¡Por favor! Ahora no, no puedes morirte ahora...

Me siento junto a él mientras la fustración se apodera de mí viendo como un proyecto fallido y seguido durante tantos meses se va a la mierda en cuestiones de segundos. Enloquecida por la desesperación estiro de mi cabellera y maldigo sin parar. Mi respiración esta agitada e inquieta y eso solo logra ponerme más nerviosa y temblorosa frente al espécimen.

Comienzo a observarlo por primera vez sin tenerlo atado a la camilla del laboratorio. A cambiado mucho en las últimas semanas, quizá esos cambios bruscos han sido los que provocaron esta derrota cuando pensábamos que estaba avanzando. El hombre más veloz de la tierra, nuestro flash de carne y hueso con ADN humano y del maravilloso felino el leopardo. Ya casi lo habíamos conseguido, ¿Y ahora? Ha muerto a muy pocos meses de transformarse físicamente del todo en humano. Una vía para comunicarnos entre humanos y felinos. Perfecto para adaptarse a la vida humana y aprender de forma rápida y eficiente. Me detengo a observarlo como no lo había hecho antes. Alfred, mi ex marido y compañero de trabajo, y yo llevamos estudiando la genética desde que éramos niños. Aunque nuestras edades están diferenciadas por diez años, yo siempre fui una alumna brillante y el un profesor ejemplar. ¡Lo teníamos aquí! ¡Ya casi listo! Llevamos 10 meses trabajando sin cesar día y noche.

Paso mis manos por su cabellera acariciándola suavemente. A veces siento que es pecaminoso lo que hacemos. Seguir los sueños, también puede desafiar las fuerzas de la Naturaleza, indudablemente Alfred y yo lo hemos hecho. Era solo una cría, pero las hormonas, genes y todas la inyecciones que le ha puesto Alfred en estos meses lo han dejado en la edad de un chico de unos veinticinco años. Fuerte, esbelto, un metro ochenta de alto bien formado, cuerpo escultural griego sin un músculo ejercitado de más. Sigo recorriendo mi mirada por su anatomía. Por las orillas del especie de taparrabo que tuvimos que hacerle (todo por no cortar la cola ya que nos pareció muy doloroso y cruel para el animal) sobresale una V demasiado tentadora y candente con algunos vellos dorados que escapan de dentro. Su cola de colores bronceados y manchas negras yace por el suelo. Tiene piernas bien formadas, rudas y con poco vello. Vuelvo a mirar al norte de su cuerpo y me detengo en sus brazos y pecho. No me había fijado hasta ahora pero, ¿cómo pudimos hacer algo tan perfecto, candente y que provocara tanta lujuria? Observo su rostro. Entre su pelo dorado largo hasta los hombros y rizado salvaje sobresalen ambas orejas. El rostro se le ha encuadrado como las facciones de un modelo de revista y únicamente le crece el vello haciendo en su rostro una barba rubia y áspera de unos días. Su nariz sigue teniendo las curvaturas de un felino, pero eso no quita que siga siendo excitante. Sus labios son carnosos y están pintados de un ligero rojo carmesí suave. Alfred siempre se encargaba de hacer el análisis completo de su anatomía mientras yo tomaba las muestras de sangre para estudiar los avances de la nueva especie. La verdad es que nunca había visto sus ojos desde que lo trajimos de África siendo un cachorro, siempre dormido antes de subirlo y atarlo a la camilla. Y ahora su cuerpo yace sin vida tumbado en el suelo.

¿Cómo le iba a explicar a Alfred que nuestro proyecto se había ido a la mierda? O peor aún, ¿cómo le digo que fue durante mi turno de custodiarlo? O aún peor todavía, ¡¿cómo carajo salgo de aquí con la puerta cerrada y su única forma de abrir por fuera?!

Respiro profundo e intento tranquilizarme. Mi curiosidad sigue avivada y está en ver los ojos de la criatura en la que he trabajado durante tanto tiempo. Poniéndome en cuclillas me acerco a él y con el pulgar alzo su párpado para ver su ojo derecho. Tiene la mirada fijada en el suelo. Ojo claro con una mezcla entre el marrón pardo y el verde selvático. Ahora me decido por abrir ambos ojos. Para mi sorpresa el otro ojo es de distinto color. Es un azulado turquesa muy claro con tonos pardos al igual que el derecho. Sus pupilas reaccionan inmediatamente y se dilatan cubriendo toda su mirada y tornándola oscura como la noche.

--¡Ahhhhhhh! --Grité asustada. El espécimen se abalanza sobre mí y mantiene todo su cuerpo encima del mío apretándome con fuerza, me mantiene inmovilizada mientras me gruñe mostrando sus peligrosos colmillos, con sus brazos me presiona violentamente mientras observa mis ojos cautivos de miedo. Su calor corporal se mezcla con el sudor del terror que causa en el mío. Sigo viendo sus colmillos y sé que podría devorarme y hacerme trizas salvajemente. Siento como sigue intimidando y apachurrando mi cuerpo contra el suelo, tanto que puedo sentir su miembro en mis caderas. Y a juzgar por el calor que surge de la zona se está endureciendo. Estoy aterrada y mi respiración lo anuncia a los cuatro vientos. Podrá ser casi humano gracias a las modificaciones que hemos hecho en su ADN, pero en cualquier momento puede ser dominado por su instinto salvaje y devorarme entera dejando solo mis huesos. Me estudia sin apartar su mirada feroz y dura frente a mí. Observa mis ojos con curiosidad y cautela. Inicia un olfateo por mi anatomía y se detiene en mi cuello exhalando su cálido aliento y provocando un pequeño estimulo excitante. Gemí en apenas un susurro. Cierro los ojos esperando lo peor, mi muerte se avecina y no puedo hacer nada para evitarlo. Supongo que este es el precio a pagar por haber pecado contra las fuerzas de la Naturaleza y del mismo Dios. Una gota de sudor se desliza en mi frente y se pierde en mi cabello. Escucho un gruñido cerca de mi oreja al ver la amenazante gota moverse. Su respiración plasmada encima de mi rostro. Temerosa abro los ojos y me encuentro con los suyos. Me observan y solo puedo preguntarme que estará pensando, cuáles instintos se ven más dominados en Kyle al ver una mujer por primera vez. Trago con dificultad. Para Kyle todo esto es nuevo y desconocido y eso podría alterarlo en un instante. Achica los ojos mientras mira mi garganta. Se me olvidaban los sensibles oídos que posee. No quiero pronunciar palabra ya que eso solo arriesgaría más mi vida. Un suspiro lento se escapa de mis labios sin ser controlado previamente. Kyle presta total atención en mi boca como un niño hipnotizado por los colores vivos de su cajita de Crayolas. Por último, y de forma inesperada, presiona sus labios entre los míos mientras nos miramos fijamente.

Kyle (Lujurioso Desastre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora