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Alfred empieza con la palabrería médica-mutante hacía Kyle antes de iniciar el proceso "enseñar a hablar a un felino".

--Son las 10:35 am, Londres, Inglaterra. Mi nombre es Alfred Macbeth, profesional en estudios de genética y a mi lado la doctora Austen. En un instante la doctora iniciará un proceso de enseñanza para tu aprendizaje verbal.

--Es inútil... --dije incrédula.

--¿Qué te parece inútil, Grace? --Alfred me da una mirada odiosa.

--El hablarle a un ser del protocolo antes de enseñarle a hablar. --ruedo los ojos.

--Recuerda que hay que ser profesionales. --masculló.

--Lo sé, y estoy de acuerdo, pero es muy peliculero la forma en la que lo has dicho.

Finalizada la discusión, Alfred me deja a solas con un Kyle curioso que observa y estudia minuciosamente su entorno. De vez en cuando echa un ojo a los utensilios que voy preparando para su aprendizaje. Coloco la televisión de enorme pantalla a dos metros de su cuerpo atado. Van pasando una serie de imágenes sencillas, ruidos familiares para la vida cotidiana humana y algunas palabras fáciles de memorizar. Cada imagen o ruido contiene una duración de 10 segundos. Una imagen de dos adolescentes besuqueándose aparece en la enorme pantalla. Kyle me da una mirada llena de picardía a la cual reacciono con una mueca de desagrado y achicando los ojos para luego rodarlos. ¿En qué estaba pensando este imbécil? No obtengo un mínima reacción de su parte con las otras imágenes, ¿pero a esa estupidez juvenil si reacciona? Ladeo la cabeza en ambos lados incrédula. Ruidos de coches, voces humanas, algún grito leve y Kyle gruñe. El vídeo termina y ahora me toca entra en acción. Me coloco frente a Kyle manteniendo una distancia prudente. Muestro y toco con mi mano derecha las diferentes partes de mi cuerpo y las voy nombrando. Kyle pierde su atención en mi pecho, justo cuando estoy nombrando el área del estómago, haciéndome enojar. Menciono y señalo mis labios y este sonríe.

Este ser matará a mujeres con una sola sonrisa.

Doctora, concéntrese, sea profesional.

¿Qué rayos le inyectó Alfred?

Arg.

Gruñí. Sí, descontrolada y frustrada por mi yo interior. Kyle frunce el ceño con una mezcla de confusión e incierto. Decido interactuar aún más con el nuevo ser mostrando las partes del cuerpo comunes entre nosotros. Corto la distancia y sobo una de sus orejas. Luego echo mi pelo hacia atrás y le muestro las mías de la misma manera.

Ya hemos terminado con la zonas comunes entre ambos. Procedo a visualizarle la diferencias entre un ser femenino y uno masculino. Estoy insegura de que este captando todo, pero al parecer las partes del cuerpo le han quedado claras, o al menos eso me gusta pensar. Intento captar el nuevo mensaje gestual de Kyle. Mira a un punto fijo agachando levemente la cabeza para luego mirar la imagen del cuerpo humano masculino. Asiento.

--Así es, Kyle. Este músculo sin hueso se llama "aparato reproductor masculino".

Este sonríe anchamente marcando confusión y desconcierto en mí. Procedo a enseñarle las diferentes emociones y los rostros que nos dibujan las mismas haciéndonos descifrables, fáciles y legibles. Kyle ríe con mi imitación de la cara de enfado y yo también sonrío. Me quedaba la más difícil... "simular el enamoramiento". Tomo mi almuerzo y lo miro de manera amorosa, como si estuviese al sándwich de pechuga de pavo idealizado como un dios perfecto. Kyle imita mi acción mirándome de la misma manera, luego olfatea constantemente. Dudo un poco antes de arrimarle el sándwich. Veo como saca sus colmillos de Drácula y lo detengo. Como una madre que desaprueba algo, meneo mi dedo índice de lado a lado con la otra mano apoyada en la cadera. Luego tomo mi sándwich y le doy un mordisco natural. Nuevamente le arrimo el sándwich a Kyle y el me imita. Pasan los minutos y ya nos devoramos mi sándwich. Viendo lo rápido que aprende de la imitación, decido usarlo como método de enseñanza. Sé que es arriesgado, pero podría desatarle una de sus manos para que pudiese aprender mejor.

Es arriesgado.

Podría funcionar.

Te podría devorar.

Las garras han desaparecido, no podría romper la otra correa.

Podría desatarle una sola mano, e intentar mantener el control al máximo. Sin meditarlo más, procedo a hacerlo. Distraigo a Kyle engatusándolo con la mirada para que no vea la forma en la que desato la correa. Tomo su mano tibia, áspera, varonil. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo y el calor me invade de manera instantánea. Respiro de manera irregular y suelto su mano rapidamente como si fuese fuego, por que yo siento como me abraso en su piel y eso no es bueno. Kyle jala mi brazo de manera salvaje y ágil haciendo que caiga sentada en su regazo, piernas endurecidas candentes y largas debido a su altura. Mis posaderas lo sienten, y las maldigo por andar ligadas a la racionalidad y moral de mi cerebro. Mientras nuestras miradas se encuentran a escasos centímetros me siento hipnotizada. El azul bebé de sus ojos es como observar un universo más claro, más avivado, más irreal. Kyle observa los míos con curiosidad mientras su mirada viaja recorriendo mi cuerpo aprovechando la cercanía entre ambos. Su mano desatada rodea mis caderas y se extiende entre ni pierna izquierda provocando la sensación de múltiples chispitas de electricidad navegando por el mar sangriento bajo mi piel. Sus pestañas están entreabiertas y su mirada perdida entre mis senos.

Debes alejarte de él.

Pero me siento como un imán enganchado a una enorme bola de metal. Metal de cuerpo atlético y labios que besan dejando la sensación de estar probando todo un manjar de dioses. Un manjar que es pecaminoso e impuro y del cuál debería alejarme para no ser la nueva Eva en el "Edén".

Mira esos labios y la manera en la que están humedecidos delicadamente.

Kyle, la nueva droga que enloquece a mis sentidos y de la cuál no debería dejarme enganchar.

¡Debes alejarte! --me grita mi consciencia.

Es imposible, no soy consciente de muchas cosas en este momento, pero es imposible.

Alfred podría entrar en cualquier momento.

A la mierda Alfred, quédate a deleitarte con este bombón rubio de ojos azulados descendiente de Tarzán.

Mi mirada vuela a sus labios nuevamente, me siento una polilla cegada por el brillo y luz de sus labios. Kyle deja sus labios entreabiertos y su respiración cálida y cautivadora me atrapa y desarma mis fuerzas chocando con mi rostro. Se inclina hacia mí aún con la boca entreabierta y temo lo que se avecina: un beso. O un número masivo y pasional de ellos. Cierro los ojos dejándome llevar. Espero impaciente el roce de sus labios y los míos, nuestra lengua luchando constante y hábiles como aquella vez, pero no llega. Abro los ojos y me encuentro con su mirada juguetona y vacilante.

--Luego de haber huido de forma cobarde, ¿impaciente por un beso de estos labios, doctora Grace? ¿No le parece inútil besar a un ser que no comprende palabrerías humanas? --su sexy voz ronca y varonil se cuela por mi oído por primera vez mientras esa mirada desafiante y extrovertida juega conmigo y vuelve a surgir de sus maravillosos labios una sonrisa maquiavelica.

Trago grueso y con dificultad agoniosa.

Kyle habla.

Kyle puede hablar...

Kyle (Lujurioso Desastre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora