Kyle (Lujurioso Desastre)

6

Alfred ha muerto.

La policía vendrá. 

Iré a prisión y el gobierno encerrará a Kyle para estudiarlo, analizarlo y hacer mil pruebas de tortura hasta la firma de su sentencia de muerte. 

Verán a Kyle como una amenaza y lo asesinaran a sangre fría. 

Kyle con una muerte anticipada y yo encarcelada en prisión con un mono naranja con una pequeña etiqueta blanca donde pondrá 'Austen'. 

Nada de eso sucederá, no lo consentiré en ningún momento. ¡A la mierda con Alfred! Alfred abandonó su profesionalidad descontrolado guiándose así mismo hacia una muerte previa, dolorosa e irrevocable. Esto hubiese sido evitable si el no hubiese perdido la cordura cegado por los malditos celos. Introduzco mis manos entre mi cabellera evadida por la angustia y desesperación. Es imposible ocultar su cuerpo, no sería capaz de hacer algo así. Ni siquiera de arrojarlo por algún puente envuelto en una oscura bolsa de plástico. Al fin y al cabo, Londres esta rodeada de agua por todos lados. Nadie puede saber sobre nuestro proyecto secreto, hicimos una promesa antes de comenzar a elaborarlo y la voy a cumplir cueste lo que cueste. Después de ser los héroes, los idealizados Alfred y Grace por haber encontrado una cura para el VIH, nuestras imágenes por todos las revistas médicas y científicas habidas y por haber, soy incapaz de arruinar nuestras reputaciones con un Kyle que nos dejaría como los mas crueles de los villanos. Sin contar los años que me caerían por haber traído a un inocente cachorro de leopardo de África de forma ilegal y haberlo separado de su madre. 

Como todos los viernes vendría la señora latina encargada de limpiar todo el edificio. Sigo con la mirada perdida mientras analizo todos las posibilidades escasas que me quedan. El tiempo se agota y la tarde esta a la vuelta del esquina. Echo un vistazo a Kyle. Un Kyle de aire descuidado que esta sentado en su silla con sus piernas relajadas y estiradas desahogado. Debo actuar rápido si quiero que las cosas funcionen. No iría a la cárcel, eso lo tengo mas que claro. Huir es lo único que me queda. Podría dejar el cuerpo sin vida y desangrado de Alfred en la cabina blanca y acolchonada, cerrada como siempre la hemos dejado, pero con el reloj corriendo el tiempo se agota y dentro de dos horas vendría esa señora regordeta que contratamos para limpiar. El tiempo suficiente para marcharme y desaparecer.

 Las facciones de una chiflada se apoderaron de mi. Recojo y guardo todo lo relacionado con Kyle que hemos hecho últimamente en un maletín. Las pruebas, toda la ficha médica, sus avances y el estudio escrito de su reacciones. Toda nuestra confidencia almacenada en un maletín negro de piel, que por desgracia no podía ocultar la desgarradora muerte de Alfred. Tome la maleta metálica donde solía tener las muestras de las inyecciones que  íbamos dando a Kyle. Cerré el ordenador portátil velozmente y caminé hacia Kyle, el cual me observa indiferente y desconcertado. 

--Sostén esto y sigueme. 

No estaba segura de si había entendido todo, pero el tiempo vuela y tenemos que escapar del circulo cronómetro antes de que nos atrape y termine en la cárcel con un Kyle encerrado y examinado por múltiples científicos que lo examinarían como si fuese el próximo hombre araña: una amenaza para la raza humana. 

Obstruyo la puerta rompiendo la llave dentro de la cerradura de la espaciosa sala donde hemos trabajado sin descanso los últimos años. Eso me ayudará a ganar algo más de tiempo. Abandono al que fue mi marido durante diez largos años, los mismos que nos llevábamos, el mismo tiempo que nos amamos tanto como amamos la ciencia, este amor insensato que ha hecho que Alfred visite  el inframundo antes de tiempo. Tomo una bata blanca de laboratorio y visto rápidamente a Kyle, el cual ni se inmuta. Sembraría el pánico y la destrucción por las industrias vecinas sin ven a un hombre ardiente y con cola de leopardo caminando por sus calles. Dejo todo en la parte trasera de mi coche y me apresuro a sentarme y ponerle el cinturón a Kyle. Desde que salimos del enorme edificio entre cierra los ojos y gruñe por la luz solar, que aunque no quema, sus ojos aun no terminan de acostumbrarse a ella.