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Sus labios cálidos y húmedos se despegan de los míos segundos después. Me mira fijamente, ahora más calmado y desconcertado. Anonada y sin entender que acaba de suceder, mi corazón late con fureza e inquietud dejándome nerviosa. Ese beso había sido delicado, inesperado e inocente. En el instante que plasmó sus labios sobre los míos, sentí una extraña chispa de emoción, me sentí adolescente. Como si ese primer beso de Kyle, hubiese sido también el mío. Kyle había tenido ese momento mágico del primer beso conmigo, una humana. Aunque no creo que entre los de su especie se anden dando besos ni con ideales de fantasía por ser el primero.

Debo utilizar mi inteligencia y astucia para escapar, pero no hay manera. Encerrada entre cuatro paredes blancas y acolchonadas, el vacío de una habitación sin objetos, ni nada más que aire comprimido que ni siquiera era libre, busqué con la mirada la reja que disponía de aire acondicionado al edificio. Al haber centrado mi mirada en algo más ajeno a Kyle, este gruñó y movió sus caderas presionando con fuerza y firmeza en dirección al norte de mi cuerpo, obligando a mi vista a observarlo y provocando un jadeo surgido de mi boca. Kyle estaba teniendo una erección al tener mi cuerpo bajo el suyo junto al calor que emana de ambos, y eso me enloquecía y aterraba a la vez.

Obviamente, Alfred y yo no queremos una vida normal para Kyle o desenfrenada llena de pasión y sexo con hembras humanas. Nuestros fines son profesionales y no queremos que se convierta en un descabellado mujeriego nuestro experimento. Tampoco es seguro si cabe la posibilidad de una reproducción entre una hembra humana y Kyle. Al fin de cuentas, la mitad de su ADN y genes, son humanos.

Luego de ese beso, aunque me ha hecho estremecer brevemente, no creo que la zoofilia sea lo mio. Localizo la reja del aire acondicionado y analizo mis posibilidades de escapar. El depredador no quita el ojo de su presa, ni de sus labios. Podría utilizar su juego, podría manejarlo como marioneta hasta conseguir mi objetivo: escapar por la reja del aire acondicionado posicionada a 5 metros. Sin más remedio, eso hice. Capturé su carnoso labio inferior entre mis dientes humedeciendo con suavidad y delicadeza, lo saboreé hasta que él me delvovio los gestos que a diferencias de los suyos, los míos son voraces y apasionados.

Si quiero jugar, debo hacerlo bien.

No me había percatado de ello, pero desde que Alfred y yo decidimos dejarlo por las buenas, tenía 6 meses sin probar bocado, ni emociones placenteras. La cremosidad de sus labios carnosos y ahora bien humedecidos, me estremecía y causaba pequeñas chispas de excitación en mi mente, mientras el presionaba, aflojaba o aceleraba el ritmo, se profundizó el beso.

Cierro los ojos e introduzco mi lengua hábil entre su boca y colmillos temiendo salir herida en el atentado pasional. Torpemente, supongo que al ser la primera vez, el también se sumo al juego estrechando las dos lenguas que bailaban ágiles entre nuestra boca. Su torso tonificado y desnudo se dejaba caer lentamente rozando mi cuerpo. Tenía que parar, a medida que seguíamos empece a jadear y, temí lo que podría venir a continuación: cometer un acto zoofílico. Su miembro cada vez más hinchado y grande palpitaba en mi cadera y suave piel blanquecina. Había soltado su agarre de mis muñecas para dejarse conducir a otros niveles. Su manos entraron al partido y empezaron a subir acariciando tibiamente mi piel, él hizo doblar mis rodillas y separo ambas piernas para posicionarse en el centro. Podía sentir el enorme bulto debajo de su taparrabo y como se ampliaba cada vez más de sangre y excitación. Sus manos subieron aún más deslizándose por dentro de mi vestido. Mi mente estalla en el mar de sensaciones entre sus caricias y sus grandes manos ligeramente rasposas y calientes recorriendo mi piel. Mi flor jugosa y humedecida, esta más que agradecida con él. En todos los años que estuve con Alfred, nunca me hizo sentir tan deseada y llena de ganas de más. Pero debo volver a mis sentidos. Mantengo una lucha interna constante y me digo que esto no debe gustarme. Debo encontrar la manera de escapar de sus garras antes de que el calor y la excitación me lleven a una locura. Aparta su anatomía de mi por un momento y logro abrir los ojos. Siento como la luz blanca del lugar me abrume y aturde mi visión después de haber tenido los ojos cerrados durante tanto tiempo.

Era el momento, debía salir de aquí.

Sostiene mi bata de ambos lados y la estira salvajemente hasta romperla y dejarla echa añicos con los botones esparcidos por el suelo de esponja blanca. Al romper la bata obtuvo una mejor visión de mis pechos, debajo de aquel vestido cada vez más endurecidos y ansiosos de cariño. Quedo hechizado e hipnotizado con la forma, textura frágil y sensible y color blanquecino con pezones rosados. Había olvidado lo traslucido que es el vestido blanco que llevo puesto y de que estaría visualizando en este momento demasiado. Mientras su mirada intensa me devora, baja a mis senos y empieza a encariñarlos de su cálido y estimulante aliento fresco que respira encima de ellos y acto seguido empieza a palmar con sus labios depositando una línea de besos. Jadeé, y me pregunté que tan lejos había llegado esto. Estaba en un calabozo profundo y lujurioso. Si seguía mojando las bragas así, alguien podría pensar que se me habían escapado los líquidos. Por encima de la tela fina y delicada del vestido, Kyle seguía experimentando y ocasionando pequeños gemidos en mí.

Debes encontrar la manera de salir de aquí.

Era lógico. Tengo que obedecer la vocecilla en mi mente. Pero no es fácil con un Kyle haciéndote explotar, jadear y alterando tu pulso brutalmente.

No te dejes llevar.

Gemí. Kyle desgarró la parte de arriba de mi hermoso vestido de diseño, por el cuál había pagado un costoso precio.

¡Mierda!

Volví a gemir, esta vez más fuerte. Kyle succionó mi pezón izquierdo para luego iniciar un jugueteo entre la cima endurecida y su lengua habilidosa.

Esto no debe continuar...

--¡Ahhh! --no pude evitarlo cuando Kyle decidió morderlo brevemente.

--¡Ahhhhhhhh! --gritó.

Tan hábil como su lengua, le pegué un fuerte rodillazo en su miembro erecto y corrí lo más rápido que pude hacia la rejilla. Kyle se retorcía de dolor en el suelo mientras mantenía ambas manos en su aparato viril. Estaba demasiado difícil abrir la rejilla, al parecer la colocaron bastante bien.

¡Mierda!

Tuve que hacer palanca con ambas piernas en la pared hasta que con un chirrido espantoso protesto cuando logré abrirla.

--¡Ahhhh! --el ruido altero las sensibles orejas de Kyle.

Entré veloz y torpemente y cerré la rejilla. Kyle corrió hasta mí pero era demasiado tarde. Sostengo la rejilla con mis brazos y manos para que no cayerá al otro costado permitiendo a mi depredador volver al caluroso ataque. Su mirada furiosa y desafiante con algunas pequeñas arrugas a los costados se fijaba en mí.

Definitivamente, esto no ha terminado.

Kyle (Lujurioso Desastre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora