Problemas en el paraiso
Habían pasado unos meses desde que Sheldon y Amy unieron sus vidas legalmente en el lazo del matrimonio. La familia de Amy se había sorprendido de que Sheldon si existiera, y la familia de Sheldon no podían creer que alguien quería casarse con el.
Pero recientemente Sheldon sentía que Amy estaba enloqueciendo. Dejaba revistas en la sala, los inscribía a cursos aburridos, lo llevaba a caminar a lugares lejanos. Sheldon estaba harto.
—Sheldon, ¿que te parece si después de la clase de tejido de cestas vamos a caminar a el vecindario de la vez pasada? —menciono Amy mientras sacaba una jarra de jugo de el refrigerador y lo colocaba en la barra.
Sheldon desde su lugar en la sala suspiro cansado. Tomo el control y apago el televisor. —Amy no quiero ir.
—pero acordamos ir a esas clases, esta en el apartado de nuevos aprendizajes en el acuerdo matrimonial. —argumento Amy.
—lo se y también especifica que las actividades quedan suspendidas si una de las partes esta indispuesta.
—¿indispuesta?
—hoy me espera una noche de recreación en compañía de mis amigos Leonard, Raj y Howard.
—¡es eso!. —reclamo Amy— cambias la tarde de tejer por jugar con tus amigos. —Sheldon se quedo pensando si aceptar la afirmación de Amy. Parecía algo que le traería problemas. —nos vemos en la noche si es que no quieres pasar la noche con tus amigos. —Amy tomo su bolsa y la atravesó en su cuerpo para después salir azotando la puerta.
—voz elevada, expresión de falso desinterés, azotar la puerta. —se dijo a si mismo Sheldon. Mientras escribía en su libreta.— conclusión: molesta. Vaya que son útil todas estas notas.
El científico salio de su apartemento para pasar al que fuera suyo antes en el que ahora vivian los Hofstadter. Al abrir la puerta ya estaban Raj, Howard y Leonard reunidos en sus lugares de siempre en la sala. Sheldon suspiro escandalosamente llamando la atención de sus amigos quienes dejaron de mirar sus cartas para mirar a Sheldon con fastidio, este llego a su lugar de siempre y se recargo para volver a suspirar escandalosamente, haciendo que Leonard bajara sus cartas para verlo.
—Leonard, estoy mal y no me haz ofrecido una bebida, no eras un gran anfitrión antes pero te estas pasando. —se quejo el mas alto.
—¿que paso, Sheldon? —pregunto Leonard cansado de la actitud de su amigo.
—¿que no pasa?, esa es la pregunta. Amy me esta volviendo loco.
—¿mas?. —se burlo Howard.— ¿que sucede?, ¿problemas en el paraíso?.
—mas bien problemas en el limbo. —le siguió Raj causando las risas de los tres.
—esto es serio, un hombre espera venir con sus amigos a contarles sus problemas mientras juega videojuegos.
—muy bien Sheldon tienes razón, ¿que paso con Amy?. —le dio la razón Leonard.
—por supuesto que tengo razón. Volviendo a lo de Amy, ella esta actuando extraño...
—hola chicos. —saludo amistosamente Penny entrando a el departamento interrumpiendo a Sheldon, la rubia fue con su esposo y lo saludo con un beso mientras Sheldon la miraba molesto.
—disculpa estaba hablando de algo importante cuando interrumpiste. —le reclamo.
—bueno, ¿que estabas diciendo?. —le pregunto Penny mientras se sentaba a escuchar la historia de su amigo resignada.
—Amy lo vuelve loco. —le informo Leonard a su esposa.
—¿en el buen o en el mal sentido?. —pregunto confundida.
—estaba diciendo que Amy me inscribió a una incomoda clase de como ser mejores padres, tiene la mala costumbre de dejar hojas del periódico en la mesa y ojalá fueran la sección de comics pero no, son los aburridos anuncios de ventas de casas y lo que mas me molesta es que a pesar de que le digo que no coma mariscos en el trabajo ella continua haciendolo y es asqueroso escucharla vomitar por las mañanas. —se desahogo Sheldon de lo que viene ocurriendo en su matrimonio hace un par de meses.
Busco la mirada de sus amigos pero ellos estaban congelados sin saber como responder. Los lentes de Leonard se habían caído del puente de su nariz, Penny cubrió su boca con ambas manos para no gritar, Howard lo miraba confundido y Raj sonreía.
—muy bien que tal si vamos a discutir tu situación nosotros cuatro, Leonard, Howard, Raj y yo en la cocina, vamos chicos. —dijo Penny una vez recuperada de la impresión y los cuatro dejaron a Sheldon solo y confundido.
Desde su lugar en el sofá Sheldon veía a sus amigos discutir susurrando directo en sus oídos. A Sheldon le parecía que sus amigos tenían una información que el desconocía y eso lo comenzaba a molestar.
La puerta se abrió dejando ver a una Amy con los ojos llorosos y las alarmas de Sheldon se encendieron.
—¡Amy!, ¿¡que paso!?. —llego el hasta su lado para abrazarla.
—yo... paseaba en en el parque y me pico una abeja. —la neurocientífica le mostró su mano donde había un punto rojo.
—esas abejas me las pagaran, infames distribuidoras de miel. —hablo severo Sheldon mientras ayudaba a Amy a llegar al sofa.— pronto Leonard, el desinfectante, la pomada y también llama a control animal.
—Sheldon, solo fue un piquetito. —lo calmo Penny.— Amy va a estar bien.
—Penny tiene razón, voy a estar bien. —le dio la razón la castaña mientras secaba sus lágrimas.— Sheldon donde estuviste mientras me atacaban las abejas. —hablo Amy molesta.
—entiendo, como esposo mi deber es mantener tu integridad pero es que estos días haz estado muy volátil.
—¿volatil? —la voz de Amy salio en un hilo y de sus ojos volvieron a brotar lágrimas.— mi esposo me cree una volátil.
—no llores Amy, en esto días estas feliz, luego te enojas porque no guarde los legos y lloras por cualquier cosa que digo. —se sento a su lado y la castaña lo abrazo.
—tienes razón, me voy a calmar. Te amo. —finalizo con un beso para acomodarse en su pecho.
—ven lo que he sufrido estas semanas. —le dijo Sheldon a los cuatro que habían visto la escena incómodos.
—hola chicos, traje la cena. —saludo Bernadette entrando con las bolsas de comida rápida en una mano y la carriola con Hayley en la otra.
—los camarones. —murmuro Amy cubriéndose la boca y corrió por el pasillo directo al baño.
—debió comer un coctel después de salir de la clase de tejido de canastas, ahora tendré que ir a levantar su cabello para que no lo ensucie mientras lo vomita. —Sheldon se dijo resignado y tomo el mismo camino que su esposa.
—si, claro. Eso debió haber sido. —se burlo de la situación Bernadette levantando a su bebé de la carriola para llevarla consigo al sofá.