Capítulo 15

38 1 0
                                    

-Eres bueno evitando puñetazos, aunque siempre olvidas que tengo otra mano –le asesté un golpe en la mejilla.

Una vez en casa, mientras se ponía hielo en la cara, exigí una explicación:

-¿Por qué estabas siguiéndome?

-Te estaba vigilando –contestó apenado.

-¿Por qué?

-Porque no quería que nada te pasara –dijo más seguro-. Te vi con Gina en el café. Al subirse al autobús a un sujeto que subió casi se le cae una navaja. No tenía buena pinta así que las seguí para que no les hicieran daño. Y luego me golpeaste… otra vez.

-Uy, lo siento. Estaba enfadada, ¿Te duele mucho?

-Hay cosas que duelen más.

No pregunté porque supe que se refería a la muerte de su madre. Una vez que su mejilla se desinflamó, nos despedimos y me fui a dormir.

El sábado llegó. Estaba muy nerviosa por mi encuentro con Jack. Lo único que sabía era que él lo recordaba perfectamente ya que al salir del baño, me encontré otra nota suya que decía:

NO LO OLVIDES.

                               JACK.

-Como si pudiera olvidarlo –dije en voz alta.

Salí de casa a las 3.00, aunque llegaba en la escuela mucho antes de la hora acordada. Quería ver la gran entrada del agente del FBI. No fue la gran cosa: llegó conduciendo la misma moto que Elliot –pero en azul-. Lo que me sorprendió no fue la moto, sino el hombre que la conducía. Esperaba a un hombre de al menos cuarenta años: viejo, gordo y cansado de la vida. No estaba preparada para encontrarme con un muchacho de unos veintitantos. Moreno, alto, ojos azules –como su moto-: una belleza absoluta.

-¿Jessica? No te pareces en nada a la niña que eras antes –dijo acercándose.

-¿Me viste de pequeña? –Pregunté un poco desconcertada, pues no recordaba ese bello rostro.

-Claro, cuando tenías dos años.

-Y, ¿cuántos años tenías tú en ese momento?

-Doce.

-¿Qué? ¿Tienes veintisiete años? Pareces un niño. ¿Cómo pudiste trabajar con mi padre? Eres prácticamente un bebé.

-Mira quién habla.

-Me refiero a que esperaba a alguien un poco más… ¿maduro?

-Apenas me hice mayor de edad, comencé a trabajar en el FBI. Mi juventud tuvo incluida un entrenamiento, una preparación para el trabajo que poseo ahora –era raro tener una conversación tan corriente con él-. Suficiente. Hablemos de mis mensajes y advertencias…

-Y recordatorios –añadí.

Conociendo al enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora