Capitulo 10 Maratón 3/3

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La sorpresa que lo invadió al escuchar el gritito de dolor que pegó Anastasia y al notarla tan estrecha, fue descomunal. Frunció el ceño e incluso llegó a preguntarse si era virgen. + No, no era posible. Ella no podía ser virgen.

Intentó hacer un poco más de presión, pero otra vez el grito de dolor de Anastasia, lo detuvo. Él la miró a los ojos, encontrando allí reflejado dolor, miedo y preocupación.

– ¿Eres virgen? –Nunca se había sentido tan tonto al formular una pregunta.

No. –Contestó cortantemente. A Christian no le pasó por inadvertido la especie de decepción que hubo en su voz al decir aquello. Él solo guardó silencio, comenzando a entrar en ella nuevamente con más calma, delicadeza y lentitud, mientras la besaba, tratando de hacer que se distrajese. Se quedó quieto por unos momentos, esperando que el interior de Anastasia se amoldase a él. Salió de ella de nuevo, volviendo a entrar, dándose cuenta de que podía hacerlo con más facilidad. Poco a poco las embestidas comenzaron. Anastasia se encargó de halarlo y hacer que se recostase encima de ella, mirándose a los ojos, él siguió con aquel vaivén, observando las expresiones de ella. Poco a poco comenzaron a escucharse los leves gemidos de Anastasia. Las respiraciones de ambos se aceleraron más y más. Ella lo abrazó por los hombros, comenzando a contraerse en violentos espasmos. Y fue cuando experimentó por primera vez lo que era tener un famoso orgasmo. Segundos después sintió cómo Christian se estremecía en su interior, y al escuchar cómo él soltaba un gemido gutural al lado de su oído, supo que él también había llegado al punto máximo de placer.

*******

– ¿Quisieras darte un baño conmigo? –Preguntó él, encaminándose hasta el baño. Anastasia cerró los ojos con fuerza, mientras sujetaba y cubría su cuerpo con la sábana.

–Después. –Susurró por lo bajo, aún sin creer que era lo que había hecho.

Vale. –Christian se perdió por el baño.

Mierda, mierda, mil veces mierda. ¿Qué había hecho? ¿Por qué lo había hecho? ¿En qué estaba pensando al hacerlo? En nada. Christian había logrado que ella se olvidase de todo; de su pudor, de sus temores, de sus barreras. Oh, santo cielo, haber estado entre sus brazos había sido simplemente mágico, cada caricia y cada beso habían sido totalmente delicados, había habido una dosis excesiva de ternura en ellas. Jamás habría pensado que un hombre pudiese ser así de delicado, de tierno, de hermoso. Jamás habría pensado que un hombre la hiciese sentir de aquella forma, que la hiciese vibrar de aquella manera, que la hiciese olvidar todo. Y eso...

No estaba bien.

Se había olvidado incluso de que él estaba casado.

Ella solo había sido la otra, la amante, su diversión por unos cuantos minutos. Y no sería nada más.

Se colocó de pie, recogiendo sus prendas que estaban por toda la habitación. Su camisa y su pantalón volvieron a cubrirla en unos cuantos segundos. Se colocó los zapatos mientras seguía caminando y salió de aquella habitación, decidida a no volver a ver a Christian.

Más nunca.

******

Christian abrió el grifo de la ducha, dispuesto a darse un buen baño mientras pensaba en todo lo que había ocurrido. Jamás se habría imaginado que Anastasia fuese tan estrecha, que fuese tan inexperta. De no ser porque ella le había dicho que no era virgen, se habría imaginado que sí lo era. Aun así no se explicaba el temor que había visto en sus ojos cuando estaba a punto de entrar en ella. Quizá había tenido alguna mala experiencia en su primera vez, pues bien, él ya se había encargado de bajarle un poco aquel trauma, de mostrarle el lado bueno del sexo, de mostrarle que sí se podía disfrutar, porque sabía que ella había disfrutado, ninguna mujer podía fingir aquellos espasmos ni gemidos.

Las Heridas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora