Capitulo 16 maratón 3/3

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– ¡¿Y cuál es el punto de todo esto?! –Gritó ella, exasperada, dando vueltas por la sala, mirando a Christian que estaba sentando cómodamente en el sillón.

El punto es que no quiero hijos. –Le contestó calmadamente. Anastasia estaba metiéndose la camisa en la cinturilla de la falda.

Oh, créeme, la que menos quiere tener hijos aquí, soy yo. –Fue hacia el sillón opuesto directamente de Christian, con sus tacones en mano para colocárselos.

– ¿En serio? –Él se acarició el mentón cubierto por una leve barba. Anastasia lo miró por un momento y se maldijo a sí misma en voz baja al reconocer que así, con solo un pantalón, sin camisa y con aquel aire despreocupado, se veía el doble de guapo. – ¿No te gustan los niños?

No es eso, simplemente no creo que sea buena madre, además, si llego a tener hijos, me gustaría que tuviesen una familia estable, con mamá y papá. Pero, dado que no me voy a casar, no creo que pueda tenerlos.

–Serías buena madre. –Le contestó, mirándola con el ceño fruncido. –Te vi con Alaska. Le tenías mucha paciencia y eras encantadora.

Es diferente, es diferente el tener un niño a cargo por unas horas, a tenerlo por el resto de tu vida. Y te repito que hay otros motivos para no tener hijos.

– ¿Quién dice que no te vas a casar, Anastasia?

Solo sé que no lo voy a hacer. –Contestó, amarrándose la banda de sus tacones, a sus talones. –No nos desviemos del tema. No te preocupes, estoy tomando la píldora. –Le comunicó, colocándose de pie, buscando su bolso en las sillas del comedor.

– ¿Sí? –La miró con una ceja enarcada.

–Mira, don geniecito, la píldora no solo se usa para evitar embarazos, también para regularizar los ciclos, ¿sabes? –Le dijo sarcásticamente, agarrando su bolso y dirigiéndose a la puerta.

Bueno, sí, supongo que tienes razón, pero no es solo eso, Anastasia...–Ella se detuvo justo antes de girar el pomo de la puerta y sin girarse le contestó.

Tú has sido el único hombre en mi vida. –Susurró, sabiendo que aquello no era del todo cierto. Habría sido mejor decir algo como: "Tú has sido el único hombre en mi corazón", pero aquello sería demasiado cursi en aquel momento. Él se encargó de aclararse la garganta ruidosamente, Anastasia colocó los ojos en blanco y siguió hablando. Estoy sana si eso es lo que preguntas. Y confío en ti lo suficiente como para suponer que tú también lo estás. –Concluyó, desapareciendo detrás de la puerta y cerrándola con la mayor delicadeza posible, cuando lo cierto era que estaba deseando dar un portazo.

Christian había arruinado el momento pasional al darse cuenta de que no se habían cuidado.

Llamó al ascensor, aun maldiciendo por lo bajo. ¡Por el amor de Dios! ¡Ella sabía perfectamente que él no era el tipo de hombre paternal! En el dado caso de que llegase a embarazarse, asumiría aquel rol ella sola.

Pero eso no ocurriría, la que menos quería tener hijos era ella. Ningún niño merecía la tortura de tenerla como madre. Sabía que no lo haría bien.

***

Llegó a su apartamento, sorprendiéndose al no encontrar a Kate, pero, se dio cuenta de que había dejado una nota en la mesa diciéndole que esa noche no la pasaría allí. Y no había que ser un genio para saber en dónde y con quién estaría.

Anastasia se dio un baño, se cambió y decidió acostarse a dormir de una vez, pues mañana le tocaba un día largo y agotador. Estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo, cuando recordó algo.

Las Heridas Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora