Elliot bajó de aquel auto con toda la odiosidad por delante, comenzó a caminar cómo solo él sabía hacerlo, acercándose a Anastasia.
–Vaya, por un momento creí que le había dado mal la dirección a mi chófer. –Declaró, mirándola con una intensidad impactante. Anastasia colocó los ojos en blanco al darse cuenta de la forma en la que él estaba presumiendo. "Su chófer". –Declaró, mirándola con una intensidad impactante. Anastasia colocó los ojos en blanco al darse cuenta de la forma en la que él estaba presumiendo. "Su chófer". –Amanecí pensando en ti y me dije: ¿por qué no llevarle flores a una hermosa flor? Y aquí estoy. –Le dijo, colocando el cesto adelante, de modo que Anastasia pudiese agarrarlo, pero ella siguió dándole unos sorbos a su helado, mirándolo desinteresadamente.
–No puedo aceptar eso. –Declaró, señalando el arreglo floral. Observando detalladamente el color de aquellas flores; blanco. Justo el color que ella odiaba.
– ¿Qué se supone que es eso, ah? ¿Crees que con unas flores lograrás reparar lo irreparable?
–Son blancas, hermosa, son sinónimo de lo bella y pura que eres."
Anastasia cerró los ojos rápidamente, frotándose una de sus sienes, tratando de evadir ese recuerdo.
–Usted y yo no somos nada. –Declaró firmemente. –No puedo aceptar eso. –Repitió.
– ¿Por qué no, cariño? –Preguntó pedantemente.
"Cariño". ¡Santo cielo! ¡Cómo odiaba que le dijesen así!
"Ahora, cariño, no podrás huir nunca."
Pestañeó rápidamente. No era bueno estar con Elliot, hacía que viniesen a su mente aquellos recuerdos de situaciones tan... Tan trágicas que simplemente no quería recordar.
–Repito; usted y yo no somos nada, no es correcto que acepte esas flores. –Dándose cuenta de que no podría terminar su helado, se giró, tirándolo a un cesto de basura que se encontraba allí, volviendo a donde estaba aquel imbécil.
–Son flores de colegas. Compañeros de trabajo.
–Anastasia ya no es nuestra compañera de trabajo. –Interrumpió Jose, hablando por primera vez. –Renunció. –Le informó.
– ¿Por qué hiciste eso, cariño?
–Tengo otra oferta de trabajo. –Inventó rápidamente. –Honestamente, prefiero esa. Hoy renuncié, su padre estuvo de acuerdo. En fin. –Contestó cortantemente. –Muchas gracias por las flores, pero no puedo aceptarlas. –Volvió a decir.
–Pero...
–Adiós. –Le interrumpió, dándose la media vuelta y haciéndole una seña a Jose para que la siguiese, perdiéndose por el resto del estacionamiento, dejando a Elliot allí de pie. Él, furioso, arrojó las flores al suelo. Estas se estrellaron allí. Entró a su auto dando un fuerte portazo, gritándole al chófer que lo llevase a su casa.
–Estuviste excelente. –Le informó Jose, mientras subían las escaleras para llegar a los edificios y salir del estacionamiento.
–Gracias... Supongo. –Dijo con una sonrisa. –Simplemente no sería ético que aceptase esas flores. –Concluyó, llegando a la entrada de su edificio, abriendo la puerta.
*****
Christian se agachó en el asiento de su auto, de modo que cuando pasase Elliot no lo viese. Después volvió a enderezarse, carcajeándose al recordar la forma en que Anastasia había rechazado sus flores. Sintió un orgullo tremendo. Le había agradado de sobremanera el saber y el ver que ella rechazase el regalo de su hermano.
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Las Heridas Del Pasado
FanfictionDespués de que su relación con su prometido termina, Anastasia Steele cambia su actitud radicalmente. ¿Qué pasó? ¿Qué la hizo cambiar? Christian Grey llega a su vida por asuntos de trabajo, quiere meterse en su cama por puro interés pero, ¿qué pasa...