Las cosas en la vida no siempre resultan como tu deseas, un día puedes creerte el ser mas dichoso del universo y otro puedes darte de golpes contra el suelo, viendo por primera vez como es realmente el mundo: cruel.
Después de la muerte de su madre Erik se refugio en si mismo, dejándose llevar por el dolor, tal vez el culpable estuviera en las rejas y con eso se hubiera echo justicia, pero ¿quien le quitaría el dolor de perder a un ser amado?, ¿de que le servia que ese maldito estuviera tras las rejas? ¿acaso eso le devolvería a su madre? No, claro que no, su madre no iba a volver, Edie ya se habia ido y con ella se iban muchas ilusiones y sueños.
El dolor fue tanto que por mucho tiempo pensó en cometer un crimen para ir a la cárcel y asesinar al mal nacido de su padre, pero siempre se detenía, si terminaba en la cárcel probablemente eso decepcionaría a su madre y aunque ella estuviera muerta, no quería fallarle. Fue por eso que mejor se dedico a su trabajo, dejando que su vida solo girara en torno a este, aislándose completamente de casi todas las personas, no quería a nadie en su vida... no quería pasar por ese dolor de nuevo.
-Erik, ¿ya tienes los informes de esta semana?, el jefe lo solicita- una bonita chica rubia se asomaba por la puerta de las oficinas del cobrizo, sonriendo amablemente a pesar del gesto serio del chico.
-Raven cuantas veces te he dicho que toques antes de entrar y si, si las tengo- dijo mientras extendía los expedientes sin siquiera dirigir una mirada a la chica, esta solo loa ojeo y los volvió a poner en la mesa.
-Erik, no toco porque no hay necesitad, no es como si estuvieras viendo porno o algo así- el chico rodó los ojos sin apartar la mirada de su ordenador- aunque por lo concentrado que estas, apostaría que si- el cobrizo soltó un suspiro pesado y esa fue la señal que la rubia necesitaba para irse, no sin antes gritar "no olvides que la reunión empieza en 15 minutos".
La chica salio con una sonrisa en el rostro, aquel cobrizo apenas llevaba dos meses de trabajar en la empresa y ella habia agarrado una maña por molestarlo, al principio fue con intenciones de hacerle platica, pero con el tiempo encontró divertido las muecas y reacciones que tenia, y a pesar de que sabia que ese comportamiento tan excesivo no era normal, lo prefería en lugar del comportamiento de su hermano.
-¡Raven!- la chica rodó los ojos al escuchar esa voz, frunciendo la mirada antes de encarar al que la habia llamado.
-Charles se supone que tenias que llegar a las ocho de la mañana- riño la chica al ver el rostro tan despreocupado de su hermano.El chico rodó los ojos ante las replicas de su hermana, ignorándola completamente mientras se acercaba a la recepción.
-Hola cariño, ¿sabes si esta mi padre?- hablo galantemente mientras le guiñaba el ojo a la recepcionista. La chica de recepción se sonrojo y mostró una tímida sonrisa.
-Ni se te ocurra Charles, es la tercera del mes, así que ni se te ocurra- la voz de la rubia sonaba amenazante, el castaño la ignoro, robando un lapicero y una libreta de la recepción, anotando su numero con su nombre y un corazón.
Al ver eso la castaña le quito la libreta, pero no fue suficiente ya que la recepcionista parecía muy cooperadora con su hermano, ya que empezaba a escribir su numero en el celular, "pobre e inocente alma" fue lo único que pensó al ver que el castaño le daba un beso en la mejilla y le hacia una señal de "llamame".
- Es por eso que le dije a papa que era mejor que solo contratara hombres- murmuro mientras caminaba por los pasillos, seguida por su hermano que la escuchaba atentamente.
-Sabes que a mi el genero no me importa- respondió con burla el castaño.
La chica suspiro pesadamente, su hermano ya no tenia remedio, era un mujeriego en su totalidad, aunque no lo culpaba a el, en si, toda la culpa era de esa maldita, después de que lo dejaran en el altar habia cambiado mucho, por un tiempo se habia encerrado en su cuarto sin salir y no hablaba con nadie... tal vez debería estar agradecida de que pareciera que ya lo habia superado la etapa del encierro y que ahora salia mas, pero una parte de ella no dejaba de pensar que el día de aquella fatal boda habia perdido a su hermano.