Capítulo 1

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Vi de reojo el reloj en la muñeca de Charlie, un regalo que mi padre le hizo para festejar que había sido aceptado en la universidad hace ya casi tres años, yo había recibido mi carta de aceptación hace unos meses y seguía teniendo la ilusión de que también hubiera un regalo para mi; en fin, contemplé el reloj unos segundos y vi que eran casi las diez de la noche.

Éramos cuatro en el elevador, mi hermano Charlie en el centro era el más alto, usaba un traje demasiado elegante, nunca lo había visto vestido así, pero admito que le quedaba bien, yo estaba a su derecha con un ceñido vestido negro que él había elegido para mí a penas unas horas atrás. Con nosotros había otros dos chicos, amigos de Charlie, se habían esforzado por vestirse bien, pero sin duda no se comparaban con mi hermano.

Estábamos en el hotel más lujoso de la ciudad o al menos eso fue lo que Noah, el amigo pelirrojo de mi hermano había comentado en cuanto entramos al elevador, cuando llegamos al nivel más alto las puertas se abrieron y dos hombres que parecían guardias de seguridad saludaron con una mueca a Charlie, seguimos avanzando y desde el corredor podía escucharse ruido que indicaba que había una gran fiesta detrás de la puerta a la cual nos dirigimos.
Charlie se detuvo frente a la puerta, lo vi suspirar con nerviosismo y eso hizo que yo también me sintiera nerviosa, se aclaró la garganta mientras sacudía la cabeza y como si al hacer eso hubiera disipado su angustia se irguió con orgullo y golpeó la puerta con una especie de código, alguien abrió del otro lado.

—Charlie, Sebastian, Noah, bienvenidos, el Jefe los espera en la sala del fondo.

—Gracias.— Respondió Charlie mientras cruzaba la puerta

Noah y Sebastián estrecharon bruscamente la mano del hombre del otro lado de la puerta y siguieron a Charlie, yo no me sentía bien, empecé a sentir miedo, no sabía en donde estaba ni quien era ese hombre ni por qué mi hermano actuaba tan sospechoso, Charlie al darse cuenta de que lo seguía me tomó por el brazo y me jaló hacia él, casi tropiezo por su culpa. Adentro había más hombres que mujeres, todos bebiendo, fumando, riendo y al fondo de la habitación un grupo de hombre jugando y apostando. Las pocas mujeres bailaban al centro para el deleite de los hombres cercanos.

Claire. —Dijo Charlie. — Tenemos asuntos que arreglar, espera en la barra hasta que te llamemos, ahhh y... encárgate de lucir bonita.

—Siempre me veo bonita, idiota.

Me senté frente a la barra y pedí un trago, mientras Noah, Sebastian y mi hermano se perdieron entre la gente. Aproveché la ocasión para analizar el lugar, todos los hombres estaban bien vestidos y tenían pinta de ricos pero muy mal encarados, intimidarían a cualquiera, las cosas funcionaban con una especie de código que yo no entendía; llamó mi atención un chico sentado en un sofá, estaba cubierto de tatuajes y era muy atractivo, no prestaba mucha atención a sus compañeros y de vez en cuando revisaba su teléfono con cara de aburrimiento, había algo en él que resultaba hipnótico, no solo era el hecho de que era muy atractivo, había algo más en él, algo que me llamaba, no podía apartar la mirada, hasta que de pronto él levantó la mirada y me sonrió, casi me atraganté de los nervios, traté de sonreír pero solo hice una mueca y desvié la mirada, me sentía tan avergonzada de que me hubiera atrapado viéndolo fijamente.

Me sentía tan ridícula que di media vuelta quedando de frente a la barra, bajé la mirada un segundo viendo mi trago cuando escuché una voz desconocida.

Pero que cosa tan bella tenemos aquí. — Dijo un hombre como de cincuenta años mientras me recorría con la mirada, era bastante intimidante y la forma en la que me miraba era repulsiva— Escogieron muy bien a las chicas de hoy ¿Eh? ¿Cómo es que ninguno de ellos te ha tomado aún? Ven conmigo.

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora