Capítulo 9

217 19 0
                                    

Narra Claire

El auto se detuvo frente a la entrada, era una casa grande, simple y elegante, me perdí contemplándola y me sorprendió darme cuenta de que en un segundo Stephen estaba abriendo la puerta del auto para mí y ayudándome a salir.
Por dentro la casa lucía colores sobrios, detrás de nosotros entraron Dean y Carl, quienes se dirigieron a la sala.

–Por favor esperen en mi estudio, voy enseguida. –Dijo Stephen con seriedad y luego se dirigió a mí.– Usualmente no tengo inquilinos así que no hay una habitación de huéspedes pero puedes quedarte en la mía.
Me tomó de la mano y nos dirigimos hacia en fondo de la casa, solo tenía una planta pero era increíblemente amplia, nos detuvimos frente a una puerta que Stephen abrió para mí y entré. La habitación era enorme y con grandes ventanales.

–La puerta del lado derecho te lleva al baño, no creo que esté acondicionado para necesidades femeninas  pero puedes tomar lo que necesites.

—Gracias, tal vez me caería bien una ducha antes de dormir.

—Entonces te dejo, necesito hablar con Carl y Dean e investigar que es lo que sucede, volveré pronto.

Stephen salió de la habitación y en ese momento sentí escalofríos por todo mi cuerpo, me desvanecí y caí sobre mis rodillas llevándome las manos al rostro, al fin tenía un segundo para pensar en todo lo que había sucedido, al fin me daba cuenta de que no había sido un sueño, había logrado mantener la compostura pero ahora que me sentía a salvo al fin todo lo que había vivido en las últimas horas me torturaba, comencé a llorar y mis sollozos me hacían sentir débil, solo quería ir a casa, no a la casa en la que vivía con Charlie, quería ir a casa con mis padres y huir de todo esto. Un segundo después pensé en Charlie y temí dejarlo solo en esta ciudad, en medio de este caos, involucrado con esta gente y decidí que no me iría sin él, me quedaría aquí hasta entender qué era lo que sucedía, sería fuerte por mí hermano.

Me limpié las lágrimas que caían por mis mejillas con el dorso de la mano y recordé las caricias de Stephen, se habían sentido tan bien. Aún en medio de todo el caos, cuando me tocaba y me tomaba de la mano me sentía segura, incluso cuando me cargó mientras huíamos, me sentía a salvo extrañamente cerca de él. No entendía lo que me sucedía.

Me levanté del piso, no quería que cuando Stephen volviera me encontrara así, me dirigí al baño y comencé a quitarme el vestido sucio y rasgado después de todo lo que había pasado, me miré en el espejo que tenía frente a mí y vi algunos rasguños en mi piel, un golpe en mi frente y la sangre seca en mi rostro, también mi labio inferior estaba herido, una línea roja lo atravesaba y cuando lo toqué el ardor fue insoportable. Hice una mueca de dolor y decidí que era mejor lavarme de inmediato para poder ver la magnitud de las heridas.

Tuve una de las duchas más relajantes de mi vida, después de un día tan extraño se sentía bien relajarse un poco, Charlie se las vería conmigo en cuanto lo viera, ese maldito tenía muchas preguntas por responder.

Cuando terminé de ducharme me di cuenta de que tenía un problema, no tenía ropa limpia que usar, así que me envolví en una toalla y salí del baño esperando encontrar en la recamara de Stephen algo para cubrirme… Y justo en ese momento él entró en la habitación.

–¡Lo siento! Sólo venía a a a... –Me sonrojé y él trató de desviar la mirada pero se detuvo unos segundos en la parte de mis pechos que se asomaba por debajo de la toalla –yo, yo... pensé que no estarías cómoda si te ponías el vestidito ese que traías, muy sexy pero no creo que sea muy cómodo– dijo en tono burlón– pensaba que te convendría más si buscamos algo en mi closet, evidentemente no compartimos talla pero algo ha de servir.

–Gracias. –Dije algo apenada, pero luego noté que él seguía mirando mis pechos. –Y… si levantas la mirada y me hablas a la cara sería mejor.

–Sí te cubrieras sería mejor.–Dijo Stephen con una sonrisa traviesa.

Stephen se dirigió a su closet y me lanzó una enorme playera negra, se dio la vuelta dándome la espalda, mirando fijamente a través del ventanal en señal de que me cambiara… y lo hice aunque por un segundo temí que fuera una especie de trampa para verme desnuda, tal vez estaba usando el ventanal para ver mi reflejo, pero de cualquier manera tenía que vestirme. La playera tenía su aroma y era enorme pero me gustaba, me sentía cómoda, tal vez era la playera o tal vez era él... Stephen me hacía sentir extraña.

–Estoy lista. –Dije y Stephen dio media vuelta para mirarme, y vaya que lo hizo con calma, me recorrió de pies a cabeza sin dejar escapar ni un pequeño detalle de lo que veía. La playera me cubría como un vestido pero pude ver como se detenía mirando la parte alta de mis muslos.

–Eso servirá.–Stephen se dirigió a la puerta y me hizo señas con la mano para seguirlo.–Vamos, el doctor está aquí.
Un hombre de edad avanzada esperaba en la sala, tenía en su regazo un maletín en el cual cargaba su instrumental médico. Revisó cada una de mis heridas y luego las de Stephen.

–Hoy ha sido una noche de mucho trabajo para mí Stephen, tú padre me tiene corriendo de un lado de la ciudad a otro atendiendo a muchos de sus hombres.

–Lo sé, las cosas no pintan bien doctor Jones… es probable que continúe así por el resto de la madrugada, incluso tal vez se prolongue por varias noches.

No entendía de lo que hablaban pero era claro que la situación era grave, Stephen se veía alterado. Pensé en Charlie, no quería que nada malo le sucediera, y luego en Stephen pues bueno… realmente tampoco quería que nada malo le sucediera. Minutos después Stephen acompañó al doctor a la puerta y pude ver a Dean y Carl fumando en el jardín.

–Es hora de dormir, has tenido un día largo.– Dijo Stephen mientras caminaba en dirección a su habitación y me hacía señas con la mano para que lo siguiera… y eso hice.–Anda, métete en la cama, yo dormiré en el sofá que está por la ventana, espero que no te sientas incomoda al tenerme en la misma habitación pero prometí a mi padre que te cuidaría y me es más fácil si te tengo cerca.

–O tal vez es que ya no puedes estar lejos de mí. –Dije riendo mientras me subía a la cama y comenzaba a cubrirme.

–Pffff– Stephen bufó y puso los ojos en blanco. –Buenas noches.

MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora