Detective Kelsey Voight de la Unidad de Inteligencia en Nueva York. Muchos podrían pensar que está de vuelta en la ciudad de Chicago por ser la hija del jefe, Hank Voight, pero no es así, ha peleado por este puesto mucho más que otras personas. En Nueva York, su ahora antiguo trabajo.
Se podía decir que aparte de sus compañeros de equipo no tenía a nadie más para compartir el resto de los días, porque su único familiar no vivía en la misma ciudad y a veces necesitaba a alguien cercano con quien estar. Hace unos meses quiso volver a la ciudad donde había crecido y en el Distrito 21 le daban un puesto como oficial, la bajaban de categoría y la verdad es que no quería volver a patrullar las calles de ningún sitio más. Era algo que no le agradaba para nada, ya que lo estuvo haciendo cuando se graduó en la Academia de Policías, ahora que no lo es más, sin duda no le gustaría hacerlo de nuevo.
– Perdone, ¿el Sargento Voight?
Kelsey no estaba segura si había entrado al lugar correcto, está claro que es una comisaría porque no para de ver uniformes, pistolas y placas por todos lados, sin embargo no está segura de que sea la que busca. Desde que a su padre le asignaron la Unidad de Inteligencia aquí, no ha podido venir a visitarlo. A decir verdad sí que ha pasado por la ciudad, pero, siempre por su vieja casa de la infancia.
– ¿Y tú quién eres?
Esa mujer de detrás del escritorio sin duda asustaba a cualquiera, asustaba bastante y se notaba, pero, su forma de expresarse no es la más adecuada para este momento. La detective no estaba diciendo que no fuera simpática o alegre, pero, estaba esperando a que le hablara con un poco más de respeto y si encima en vez de ladrar como lo ha hecho utilizara un tono más normal estaría perfecto.
– Soy...
– Platt no seas así con la chica, aún no te ha echo nada –fué interrumpida por la voz de un hombre. Se dió la vuelta y vió a dos completamente diferentes–. ¿Buscas a Voight?
– Si, soy la nueva detective que viene de Nueva York.
– Vaya, un placer –le ofrece su mano en forma de saludo–. Soy Adam Ruzek y él es Jay Halstead –La morena sin duda la aceptó y después la de su ahora nuevo compañero–. Si nos acompañas te llevamos con él.
– Está bien, gracias.
Los siguió escaleras arriba. No se despidió de la mujer de detrás del escritorio en la recepción, porque nada más escuchar el comentario de los chicos se fue de allí y no volvió antes de ellos irse, pero, eso tampoco le iba a quitar el sueño esa noche.
– El despacho de Voight está al fondo –Le informa el chico de ojos claros–. Te podemos acompañar si quieres pero...
– No hace falta, gracias por traerme hasta aquí.
Se escuchan unos puntiagudos tacones caminar por la sala desde las escaleras hasta la puerta del despacho y tocó un par de veces a la puerta. Conocía bien a su padre desde siempre y sabía muy bien que no le gustaba que le interrumpieran de malas maneras.
Kelsey no podía negar que también sabía cosas que quizá no debería saber, por ejemplo, que su padre tuvo una pequeña aventura con Olivia Benson antes de morir su madre.
– ¡Detective, qué gusto verla! –exclamó al abrir la puerta y verla delante suyo– Pase y hablemos.
Entra al despacho de su padre y cierra la puerta para que los chicos que están en la sala no les escuchen hablar mientras que él baja las persianas. Ahí es cuando se da cuenta de que se parece un poco a él, no le gusta hablar cosas privadas delante de alguien que no deba.
– ¿Qué tal el viaje? –pregunta– Te podía haber recogido en el aeropuerto.
– Lo único que tenías que hacer era dejar el coche en mi casa y lo has hecho, te dije que no tenías que preocuparte de nada más.
– Kelsey, eso es ahora mismo lo menos preocupante para mí. No estás aquí precisamente de visita, has venido a trabajar en algo peligroso, has venido a trabajar para mí y no te va a quedar otra opción que obedecerme en todo porque seré tu jefe.
– Llevo obedeciéndote desde pequeña, no es nada nuevo y respecto al trabajo peligroso, es lo mismo que hacía en Nueva York.
– Bien, pero, en Nueva York me hacía el loco y pensaba que trabajabas en una oficina.
Ambos rieron.
– ¿Me vas a dar la carpeta con los informes de tus detectives ya o tengo que cogerlos por mi misma?
Lo conocía demasiado bien para saber que tiene una, incluso hasta puede tener una carpeta gigantesca de ella y de su hermano Justin de cuando eran jóvenes.
Kelsey recordaba que una vez de pequeños Justin y ella tuvieron que dormir en la misma habitación porque estaban pintando su dormitorio y su padre lo despertó a las seis de la mañana porque se había escapado de casa durante la noche. Sabía que desde pequeños habían tenido personas vigilándolos contratadas por él porque milagrosamente siempre sabía lo que hacían y siempre les mostraba las fotos.
Su padre por otro lado, saca de un cajón del escritorio una carpeta amarilla bastante gorda y la arrastra por la mesa hasta ponerla delante de ella, ésta la recogió sin pensarlo dos veces y notó que sólo hay cinco personas en ella. Reconoció a los dos chicos que le habían ayudado a llegar hasta el despacho de su padre y a Erin, pero a Antonio Dawson y Alvin Olinsky no les había visto aún por ningún lado.
– Todos menos Olinsky son muy guapos, ¿algo qué comentar ante eso?
– No, pero a ti si –responde seriamente, mirándola–. Aquí tengo normas y no puedes infringirlas solo por ser mi hija, sé que son todos guapos pero no quiero que exista ningún tipo de relación entre ninguno de vosotros.
– Papá.
– Papá nada –responde nuevamente–. Te conozco y los conozco, si no son ellos los que se acerquen a ti lo harás tú. ¿Lo cumplirás?
– Lo haré pero es una lástima porque Adam y Jay son muy guapos –le dió su clásica mirada–. Era una broma, sólo una broma.
– ¡Jefe! –llamó Halstead abriendo la puerta de un pronto a otro–. Tenemos un caso.
A la hija del jefe no le había dado tiempo de cerrar la carpeta para que el chico no viera los documentos, Kelsey fijó su mirada en él y notó que miraba fijamente a su padre. Inmediatamente supo por qué su padre tenía puesta esa norma y estaba segura de que era para evitar que Erin se enamorara de él.
La historia de Erin y Kelsey sin duda era complicada, ella siempre veía cómo está obedecía todo lo que su padre ordenaba aunque no estuviera de acuerdo, siempre supo como ganárselo y por esa razón estaba en Inteligencia.
Ambos salieron de la oficina, Voight iba a presentar a su hija ante el equipo y presentar el nuevo caso que Inteligencia debería resolver.
– Chicos, está es la nueva detective de Inteligencia, Kelsey Voight.
Kelsey miró fijamente por un momento a todos, pero no apartó su mirada de Erin Lindsay.
– Halstead informó que tenemos un caso, así que todos dispérsense.
Kelsey pudo notar como Erin fue inmediatamente siguiendo a Jay, sin duda eran compañeros.
– Erin –la llamó Hank–. Hoy Halstead será el compañero de Kelsey.
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Lost Girls Life |Chicago PD||J. H|
Fanfiction"- Debes dejar de preocuparte por tanto, Kelsey. - Dejé de hacerlo hace años." Fanfiction escrito en colaboración con @bxrgess hasta el capítulo 6.