|Capítulo 07|

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Para ser exactos la chica llevaba como una hora y dieciocho minutos pegada a una bomba a la cual todos se mantenían bien alejados menos Kim, Jay y su padre. Por mucho tiempo que ella llevase intentando convencerles de que se fueran no lo hacían, uno porque aparte de ser el jefe era su padre y los otros dos cien por cien no sabía cuál era la razón.

– ¡TENGO HAMBREE!

Jay y Kim rieron.

– Todavía recuerdo cuando de pequeña corrías por toda la casa gritando eso –comentó en un suspiro Voight–. Luego venía Erin y te daba su galleta.

«Otra vez ella. Siempre Erin la superheroína. La que siempre está dispuesta a ayudar a los demás... Si mi padre supiese...»

– Es que ella siempre ha sido muy amable con la gente, así acabó, prostituta.

– ¡Kelsey! –gritó el padre ante aquel grosero comentario hacia su compañera–. ¡Se acabaron esos comentarios!

Reí.

– Ya..

Kelsey no sabía si Jay se había enterado del pasado de su ex pero un comentario desafortunado puede salir en cualquier momento y más si ella era consciente de eso.

– Justin no tiene los mismos problemas que tú con ella, ¿por qué eres así?

Suspiró frustrada.

«¿Cuándo iba a darse cuenta que no es la chica que él piensa?»

– Papá, se acostaban juntos. ¿Crees que mi hermano se iba a llevar bien con ella sin sacar nada a cambio?

La imagen de aquella noche de invierno nunca se le ha borrado de la cabeza. Esos dos jóvenes en la misma cama con raros y sonoros movimientos... Con la tontería de que ella era como una hermana para ellos lograba siempre tener lo que quería y le daba igual lo que costase, papá Hank se lo permitía todo.

– Primero ella y ahora Justin... No te reconozco.

– Yo a ti tampoco –suspiró–. Lo que más pena me da es que mis compañeros se hayan preocupado más por mí que tú en todo lo que llevo aquí.

Jay le tenía apoyada sobre su torso ya que le apetecía bastante molestar al jefe.

«¿Él únicamente sabe hablar de su favorita? Perfecto, yo me lo paso bien con mi nuevo y guapísimo compañero.»

– Sargento y agentes, os ruego que salgáis ya de aquí porque en cinco minutos nos dispondremos a desactivar la bomba –les informó un hombre con el uniforme reglamentario puesto–. Hay un alto porcentaje de que la cosa salga mal, siento daros la mala noticia pero es mejor...

– Despedirnos –interrumpió–. ¡Pues vamos a ello!

Pudo ver como en aquel segundo sus caras cambiaron radicalmente. Hank porque después de todos los problemas y discusiones no dejaban de ser familia, Kim y Jay porque a parte de Antonio son con los que mejor se lleva.

– Escúchame compi –dijo Jay separándose de Kelsey para mirarla a la cara–. Ni de coña pienses que te vas a librar de las cervezas de esta noche así que no voy a despedirme de ti. Vamos a salir nosotros y a los tres minutos vas a salir tú de un trozo.

– Me parece bien.

Ninguno de ellos quiso hacer lo contrario a lo que su compañero había hecho así que todos fueron evacuados de allí con extrema rapidez, incluyendo su propio padre. No estaban seguros de que la chica saliese de una sola pieza así que todos, incluso Erin rezaban todo lo que sabían detrás de un coche patrulla lejos del desastre. Voight se mostraba serio y cabreado como la mayoría de las veces pero la verdad era que toda aquella situación le estaba consumiendo. Ya perdió un hijo y no quiere perder a la que le queda.

– ¿Kelsey? –preguntó el padre desde la radio para intentar comunicarse con ella–. ¿Hija?

Ese intento de conversación es extremadamente extraño para todos ya que pueden escucharla porque tienen la misma emisora puestas en los coches. Nunca nada igual se ha visto por parte del jefe ni de ningún otro investigador del grupo, la respuesta, nadie quiere parecer débil sentimentalmente en el trabajo.

– ¿Papá? –se escuchó al otro lado–. ¿Eres tú?

– Hija... –suspiró tranquilo al escucharla–. Tengo que decirte algo.

– Suena a despedida.

Rieron.

Kelsey tiene el mismo humor negro que su padre.

– Todavía te quedan muchos quebraderos de cabeza para darme, así que no es una despedida –respondió–. Quiero disculparme por todo el daño que te he hecho durante todos estos años aún no me lo perdono pero espero que puedas hacerlo tú algún día. Nunca os tuve que despreciar a Justin y a ti poniendo por encima a nadie así que por eso y más te pido perdón. No me considerado el mejor padre del mundo pero nadie nace sabiendo...

Nadie dice nada, no quieren interrumpir ese momento tan tierno.

– Hay cosas que no se pueden perdonar y otras que no voy a ser capaz de perdonar... –respondió dudosa–. Pero todo es intentarlo.

Las puertas del edificio se abren y todos se quedan mirando fijamente. Querían ver salir a la chica, solo les importa eso. Faltaba que se comieran las uñas del nerviosismo. Finalmente, ven a Kelsey salir de allí sin ningún problema.

(...)

– Te echo de menos... –respondió la chica por el teléfono–. Dentro de poco nos vemos.

Cuelga.

Parte del equipo se encontraba bebiendo algo después del trabajo y sin Erin, cosa extraña porque es una de las imprescindibles del grupo. Antonio, Ruzek, Burgess, Kels y Jay estaban desparramados por el suelo del salón de la casa de Kelsey.

– Chicos, tengo algo que deciros porque creo que os lo debo –comenta Kelsey–. Ya sabéis de mi mala, nefasta e inexistente relación con... –se calla para evitar decir su nombre–. Así que no quiero veros en la situación de elegir a una de las dos porque no tenemos cinco años para hacer eso.

– ¿De verdad eres hija de Hank o es broma? –pregunta Ruzek provocando risas.

– Eso dicen los papeles.

Lost Girls Life |Chicago PD||J. H|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora