2. ¿Almorzar en París?

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Ninoska y yo estábamos en el patio de la escuela, buscando una mesa donde sentarnos. Lamentablemente, era hora del almuerzo, y todas las mesas estaban ocupadas.

— Creo que tendremos que almorzar adentro. — me di la vuelta para entrar al edificio, pero mi mejor amiga me tomo por el brazo.

— Que extraño, Paris esta almorzando afuera. — dijo mientras que su rostro se llenaba de intriga, seguí su mirada y me encontré a Paris, todo de negro, como siempre, rodeado por los hermosos colores vivos del medio día, sin duda contrastaba mucho. — Sentémonos con él. — decidió y comenzó a caminar, me quede tiesa y la observe con la boca abierta acercarse a la mesa de Paris, sacudí mi cabeza y apure el paso para alcanzarla antes de que llegara.

— ¿Estás loca? ¡Se burlaran de nosotros! — le susurre, ya podía imaginarme las burlas de "Paris y Francia, almorzando juntos". Sacudí mi cabeza tan fuerte que sentí mi cerebro dar golpes en mi cráneo.

— Relájate. — resoplo y puso sus ojos en blanco. Al llegar a la mesa en la que se encontraba Paris, Ninoska le obsequio su más brillante sonrisa. — ¡Hola, Paris! — exclamo alegre, él solo la observo indiferente por un momento, luego poso su mirada en mi, sus oscuros ojos estaban tan tristes que me recorrió un escalofrío, así que concentre mi mirada en mis zapatos coloridos. — ¿No te molesta si nos sentamos? — preguntó, pero antes de que Paris pudiera decir algo, ella ya se había sentado, arrastrándome a su lado. Lo observe de reojo y se encontraba concentrado en su comida, tan serio como siempre. — Francia y yo necesitábamos algo de aire, adentro se sentía como un sauna. — El comedor del edificio estaba casi vacío debido a que estaban haciéndole mantenimiento a los aires acondicionados, Ninoska no exageraba, ahí dentro hacía demasiado calor. — Supongo que es por eso que también estas afuera. — dijo casualmente, Paris levanto la mirada de su comida y observo a Ninoska como si le estuviera causando indigestión el escucharla.

— ¡Ninoska! — la regañe entre dientes. — Perdona, Paris, Ninoska se mete en lo que no le incumbe.

— No hay problema, Francia. — dijo mi nombre con una sonrisa traviesa en sus labios, como si le causara satisfacción, antes de que pudiera comentar algo acerca de su escalofriante sonrisa, una voz de príncipe llego a mis oídos.

— ¡Que afortunada, Ninoska! — exclamo Chad Rivers, el chico más guapo, atlético y divertido de toda la escuela, y también, mi eterno crush.

Imaginación de Francia.

Chico de ensueño de Francia (Chad): ¡Me siento celoso! — exclamo el apuesto chico de cabello color miel, Francia veía un mar de hierba infinita en sus ojos hermosos. — Francia, por favor, escapa conmigo. — le suplico de rodillas, de repente, Francia en lugar de tener su camiseta, jeans, zapatos coloridos y aburrido cabello lacio, tenía un hermoso vestido largo color rosa claro, que pegaba a la perfección con sus nuevos rizos castaño claro y ojos azules como el cielo.

Hechicero oscuro (Paris): ¡No lo permitiré! ¡Francia es mía! — grito, a lo que el apuesto chico saco una espada brillante y empezó el duelo contra el hechicero, mientras que la pobre Francia lloraba y rogaba por el bienestar de su amado.

Fin.

— Almorzando nada más ni nada menos que en París, Francia. — solté un pesado suspiro y deje mi mejilla caer en la palma de mi mano mientras escuchaba las risas a mi alrededor. Sabía que esto pasaría.

— Pues fíjate que si, Chad, a diferencia de ti, se donde queda. — solté una risita ante el comentario de Ninoska, observe a Paris, y me estaba mirando.

— Deberías solo ignorarlos. — dijo encogiéndose de hombros.

— Es un idiota. — murmuro mi amiga, mientras que yo seguía pensando en la manera en que brillaba el sol contra el cabello de Chad.

Me hace muy feliz saber que les gusta la historia, así que, ¡por favor dejen abajo sus opiniones!

¡Gracias por leer!

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