— Maldigo al profesor de Biología. — Ninoska me tenía enferma con sus maldiciones.
— ¡Deja de quejarte! — la tome de los hombros y la sacudí, a ver si así reaccionaba. — ¡Estas como pareja de Chad! — suspire y simule que de mi ojo caía una lagrima. — eres una perra con suerte.
— Y tu una pendeja. — coloco sus ojos en blanco. — Es decir, ¿Desde cuándo estas enamorada de Chad? ¿Más o menos desde el preescolar? — aun podía recordar aquel hermoso niño de brillantes ojos verdes y cabello del color de la miel. ¿Les mencione que me encanta la miel? Estaba columpiándome en el neumático que pendía de un árbol cuando me caí, y un pequeño príncipe acudió a mi rescate. Fue amor a primera vista, y en mi pequeña mente infantil, su cabello me recordó a los ricos panqueques llenos de miel que había desayunado aquella mañana. Anoten chicos, si desean gustarle a las chicas, hagan que su aspecto les recuerde comidas deliciosas. — ¡Dios, Francia, tienes 15 años! — su exclamación me saco de mi ensoñación, y mis mejillas se tornaron rosadas debido a la vergüenza.
— Al menos no te toco con Paris. — al recordar su malévola sonrisa mi delgado cuerpo se estremeció. — Él me asusta. — Ninoska suspiro y otra vez coloco sus ojos en blanco.
— Estas exagerando, Paris es buen chico, recuerda que es nuevo, solo le hace falta amigos— la observe con desconfianza.
— Lo que quieres es saber porque es tan darks. — soltó una fuerte carcajada.
— Me conoces muy bien, querida mía. — me sonrió, y se inclino de manera que su escote se veía con mayor claridad, Ninoska siempre tuvo un gran cuerpo, pero luego de haber obtenido su pase libre a la etapa rebelde, se esforzaba por exponerlo más. — Sabes que soy muy curiosa. — ya podía ver la cara de un gato en donde debería estar la de ella.
Imaginación de Francia.
Gato curioso (Ninoska): El hechicero oscuro ha de tener un montón de secretos, ¡Vayamos a descubrirlos! — grito el gato curioso. — Eres su prisionera, tú me ayudaras.
Princesa Francia: ¡Él me asusta! — exclamó, pero el gato no le prestó atención, y la arrastro consigo a su alocada expedición.
Fin.
— Deberías pedirle su número. — concentre mi mirada en ella y levante una ceja. — No me veas así, es tu pareja de biología, ese ensayo vale la mitad de la nota, no es a la ligera.
— ¿No podrías pedírselo tú por mi? — le pregunte colocando mi mejor cara de niña linda. — ¿Por favooooooor? — suplique.
— No Francia, debes hacer las cosas por ti misma. — mire la determinación en su rostro y suspire, cuando algo se le metía en la cabeza, nada se lo sacaba. — Iremos a su trabajo y le pedirás su número. — la mire confundida.
— ¿Cómo sabes donde trabaja?
— Ya sabes lo curiosa que soy. — nuevamente en su rostro apareció la cara de aquel maldito gato.
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¿En serio te llamas Francia?
فكاهةSip, en serio me llamo Francia. Y no, mis padres nunca han estado en ese país, pero supongo que es algo así como un sueño frustrado para ellos. Siempre me han molestado por tener ese nombre, haciendo chistes como: "Vayamos al café Francia" o "¿Te...