— No tenía idea de que tenías auto. — dije un poco sorprendida frente al corolla color crema.
— Es de mi mamá. — quito la alarma del auto y me abrió la puerta del copiloto con una pequeña sonrisa en su rostro, esa sonrisa que me hacia poner la piel de gallina. Me subí y él me cerró la puerta para luego subirse al asiento del piloto.
— ¿Tienes 16? — pregunte confundida.
— Si.
— Entonces deberías estar en un grado superior...
— Tuve unos problemas. — dijo con un tono de voz que hacia entender que no quería hablar sobre eso. Puso el auto en marcha y le explique mi dirección.
Hicimos el viaje en completo silencio, él estaba completamente concentrado en la carretera y yo igual, o al menos eso quería que él creyera.
Realmente me pase todo el camino observándolo de reojo; su cabello era corto pero al frente se dejaba largo el flequillo, mas esta noche lo tenía hacia atrás y su rostro podía ser apreciado con más claridad, sus cejas eran gruesas y oscuras al igual que su cabello y sus ojos, sus pestañas eran extremadamente largas, y sus labios... Sus labios eran gruesos y no pude evitar pensar que se sentiría besarlo.
Sacudí con tanta fuerza mi cabeza para sacar esos pensamientos que mi largo cabello azoto a Paris en el rostro. Detuvo el auto y cuando observe ya habíamos llegado a mi casa.
— Menos mal que ya llegamos. — dijo entre risas, a lo que yo me hundí en mi asiento, avergonzada. — Tienes un lindo cabello. — voltee a verlo y mi corazón se acelero, repentinamente fui extremadamente consciente de que estaba a solas con un chico.
— Gracias. — inconscientemente acaricie mi cabello mientras sentía todo mi rostro acalorado. Paris solo me miraba tiernamente mientras que en sus labios había una pequeña sonrisita. — ¿Qué era lo que me querías preguntar? — sus manos viajaron hasta mi rostro, mi corazón latió tan fuerte que por un momento temí que él lo escuchara.
— Estas caliente. — dijo mientras tocaba mis mejillas y mi frente. — Deberías tomar algo cuando entres a casa. — mi corazón se detuvo y no pude evitar sentirme ridícula, fruncí el ceño y llena de enojo aparte sus manos de mi rostro.
— Gracias por traerme. — dije enojada e intente abrir la puerta para salir del auto, pero tenía seguro.
— Lo que te quería preguntar...— voltee a verlo, con el enojo aun ardiendo dentro de mí. Él no me observaba, solo veía la palma de sus manos mientras las abría y cerraba. Inconscientemente tome una de sus manos y el levanto su mirada, sorprendido, yo rápidamente aparte mi mano y baje mi mirada, avergonzada. — ¿Te gustaría salir conmigo? — puso un dedo en mi quijada y levanto mi rostro con suavidad, mi corazón estaba latiendo como loco y no podía apartar la mirada de sus ojos oscuros, me sentía embrujada. Abrí mi boca pero de ella no salió sonido alguno. — Como amigos, claro. — dijo apenado mientras que apartaba su dedo y su mirada de mi.
— Obvio. — reí nerviosamente y seque mis manos sudorosas en mi pantalón.
— Si, podríamos invitar a Leo y Ninoska. — ambos estábamos extrañamente nerviosos, y evitábamos completamente el contacto visual, el embrujo estaba roto y ahora solo quedaba una extraña incomodidad. — Bueno, nos vemos, Francia. — su sonrisa me puso los pelos de punta, pero ya estaba comenzando a gustarme esa sensación.
— Si. — le sonreí de vuelta. — Nos vemos. — salí del auto y antes de entrar a mi casa me voltee para verlo una vez más, se despidió con su mano y puso su auto en marcha. Entre a mi casa y me recosté de la puerta de entrada. Mis manos viajaron hasta mis mejillas donde solo minutos antes habían estado las manos de Paris, cerré los ojos y respire profundo.
Ya podía imaginarme como seria esa salida.
Imaginación de Francia.
Gato curioso: La princesa y el Hechicero necesitan un empujón. — dijo con una sonrisa traviesa en su boca gatuna.
León: Menos mal que estamos aquí. — ambos sonrieron cómplices y empujaron a la princesa y al Hechicero por un precipicio que no tenía fondo.
Fin.
En mi rostro apareció una sonrisa y negué con la cabeza divertida. Mientras me dirigía a mi habitación decidí que estaba lista para ser empujada por ese precipicio, siempre y cuando Paris estuviera a mi lado.
Baia baia, hay algo entre Paris y Francia eh 7u7
¡Espero les haya gustado el cap tanto como a mí!♥¡Gracias por leer!
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¿En serio te llamas Francia?
HumorSip, en serio me llamo Francia. Y no, mis padres nunca han estado en ese país, pero supongo que es algo así como un sueño frustrado para ellos. Siempre me han molestado por tener ese nombre, haciendo chistes como: "Vayamos al café Francia" o "¿Te...