La Negación de la Evidencia

191 30 5
                                    


Feliz viernes!

Faby Kaban, gracias por editar el capítulo. 

Gracias siempre por sus comentarios, me alegran toda la semana!

La negación de la evidencia

~~

No quería admitirlo por temor a parecer sólo un pequeño niño, aun en su propia mente, pero una parte de él estaba emocionado por la cena que había prometido Grisha. No era tanto por pasar por su padre —aunque para ser sincero, estaba completamente aterrado, había pasado años sin hablar tan cercanamente con él—, sino que deseaba recordar a su madre. A veces se olvidaba de qué tan vacío se sentía sin ella.

Acababa de terminar con su entrenamiento y estaba en el aula de literatura, quería dormirse en el lugar. Todavía faltaban más de tres horas para que sus clases terminaran. Había sido consciente de no secarse completamente después de las duchas. No después de escuchar cómo su profesor se deleitaba con verlo mojado. Sus cabellos escurrían gotas que manchaban su camisa. Miró a Levi, quien no le quitaba los ojos de encima mientras leía una porción de un libro a sus estudiantes:

—'¿Por qué de pronto, sin haberlo decidido, empezamos a fijarnos en personas más jóvenes?' —Eren, por más que quería, le era imposible prestar atención, el pelinegro lo miraba fijamente— '¿A espiarlas con cierto nerviosismo? ¿Por qué nos tienta llamar su atención, exhibirnos con disimulo ante ellas? ¿Qué esperamos que eviten?' —Levi le estaba leyendo a él, no había duda. No obstante, ni siquiera escuchaba lo que le decía, por más que supiera que debía ser importante— '¿Qué pretendemos que nos devuelvan?'

El chico, sin aviso alguno, abrió su boca.

Le fue imposible evitar bostezar, cubrió su boca con su mano, pero no pudo impedirlo. Estaba exhausto, las noches en las que no había podido dormir estaban teniendo efecto. No era que no "pudiera", más bien se negaba a hacerlo. Las pesadillas simplemente se sentían exageradamente reales. La mañana de ese día había notado en su espejo, que bajo sus ojos se trazaban dos círculos oscuros, delineándolos.

Levi se dio cuenta de su somnolencia.

—Eren Jaeger —lo llamó.

El castaño maldijo para sus adentros.

—Como veo, mi clase le parece aburrida. Así que deduzco que usted amaestra las artes literarias ¿o no? —el menor tragó sonoramente, no era la primera vez que pasaba esto con su maestro— Ahora, demuéstrelo y dígame: ¿A qué escrito pertenece el párrafo que acabo de recitar?

'¡Mierda, mierda, mierda!'

Recordaba haberlo escuchado antes, Levi lo había citado para él. A veces el pelinegro le leía poesía. Intentó acordarse de los sucesos. Su maestro había leído esas palabras y luego se había acercado a él, tomándolo de su mentón y recitando las últimas palabras encima de sus labios. Diablos, se había sentido bien.

'¡Concéntrate, maldita sea!'

—¡Hablando solos! —gritó.

Levi no cambió su rostro, pero frunció los labios indicando que estaba desconcertado. Mientras más pasaban juntos, más fácil era descifrar qué había bajo la cruel máscara del pelinegro. ¡Había estado en lo correcto!

—No sé por qué estoy más impresionado —admitió el otro—: Si es porque por primera vez, Sr. Jaeger, contestó con otras palabras que no fueran "Hamlet" —toda la clase irrumpió en risas, Eren no pudo evitar sentirse avergonzado—; o si es porque estuvo en lo correcto. La frase pertenece al libro de Andrés Neuman: Hablar solos.

Nuestras Vidas No Nos PertenecenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora