El Tiempo nos Pertenece

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Mis lectoras (es) son los mejores! Sus palabras siempre me ayudan a seguir adelante con esta historia!

Como ya es sabido, Shingeki no Kyojin no me pertenece, si no que a Isayama

¡Agradezco a Faby Kaban por ayudarme en cada capitulo!

Bueno, creo que eso es todo.

¡Disfruten!

~~

No sabría calcular cuánto tiempo había pasado, era una de las pocas noches en las que verdaderamente estaba durmiendo. Claro, el calor del cuerpo a su lado no tenía nada que ver con esto, por lo menos de eso se convencía. No fue hasta sentir que el mencionado cuerpo empezara a moverse, que se despertó. Se encogía y daba vueltas, movía toda la cama con él.

Levi abrió los ojos de golpe, Eren se esmeraba en hacerlo enojar ¿verdad? La respiración del más joven empezó a sonar forzada, cortada solamente por quejidos de dolor. El pelinegro se sostuvo con sus antebrazos en la acolchonada superficie, girándose para ver al otro. Los ojos de su alumno se movían frenéticamente detrás de sus parpados y sus dedos tenían espasmos violentos.

—¿Qué diablos...? —se preguntó en voz alta.

—...no...por favor... no —protestaba el otro con miedo.

—¿Eren? —llamó, sentándose.

Movió a su estudiante para despertarlo, Eren siguió dormido. Al sentir el toque de Levi, el otro se encogió mientras se alejaba.

—...ale...aléjate —murmuraba sin parar.

—Eren —esta vez lo zarandeó más fuerte— ¡Eren despierta! ¡Abre los ojos, estás teniendo una pesadilla!

Se acercó al rostro del otro, para asegurarse que se despertara. Los ojos de Eren se dispararon, abriéndose violentamente y se encontraron con los suyos oscuros. El chico dejó salir el grito más desgarrador que Levi había escuchado. Parecía que había visto un monstruo horripilante. El pelinegro fue empujado violentamente por el otro al piso, el impacto lo recibió su cabeza.

Rápidamente, subió a la cama otra vez. Eren no paraba de gritar. Levi le sujetó el rostro, la piel del adolescente estaba helada y mojada, las hebras de cabello se pegaban a su frente.

—¡Soy yo! ¡Eren, soy Levi! —se hacía escuchar, lágrimas empezaron a bajar de los ojos del castaño— ¡Estoy aquí!

El chico lo sujetó de su camisa, los dedos se aferraban a su ropa con todas sus fuerzas. Los alaridos pararon, Eren empezó a recorrer el lugar con su mirada, notando donde se encontraba; jadeaba y temblaba en su agarre.

—¿Estás bien? —preguntó el pelinegro.

El otro tragó saliva y asintió temerosamente.

—¿Le-levi? ¿Profesor Levi? —preguntó con voz queda.

—¿Quién más podría ser?

—No-no sé... —tartamudeó.

—¿Tuviste una pesadilla?

—No... no fue la gran cosa...

—Se escuchaba como si lo fuera —expresó el pelinegro, era la primera vez que veía a Eren tener tal reacción. Generalmente el chico era demasiado tonto para sentir miedo.

—Estoy acostumbrado —justificó.

—¿Qué soñaste?

Eren se quejó mientras frotaba sus sienes con sus dedos.

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