Me hice de tierra para que aprendieras a sepultar en mí tus silencios.
Para llenar de minerales tu boca,
para alimentar de semillas el temblor de nuestro beso.Pero no aguanté que me escupieras y pisotearas una y otra vez.
Por eso, quítame tus raíces de la piel,
que ya no puedo contener la estridencia que me dejas.Me hice de agua para que intentaras ahogar en mí tus castigos.
Para colmar de oxígeno tus manos,
para borrar las llagas que la sequía de tu alma te ha dejado.Pero no soporté la delgadez de tus respiros y que llenaras de golpes mi cara.
Por eso, quítame el desierto de los ojos.
Quítame la arena vitrificada que ha dañado mi mirada tantos años.Quítame el polvo, al que ni el soplo de tu dios dará vida.
Desarma la estructura que pusiste sobre mis hombros.
Quítame los metales que aleaste para protegerme y terminaron siendo tu máscara en mí.
Quítame tus pies de encima.Quítame la tierra que te di, incluso.
Quítame el agua que te entregué.Porque nada de lo que te di tiene efecto duradero ya que ninguna de sus causas lo fue.
Por eso te exijo: Quítame tu barro de la sangre,
para que cuando amanezca no quede rastro de lo que fue.
Ni quede rastro de lo que pudo ser.