Capítulo 6

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Melanie Guillén

Muchos dicen que sueñas cosas relacionadas con cosas que te han marcado durante el día o las últimas semanas. Yo no sé si es verdad o no, pero cada vez que he visto esa mirada, he soñado algo distinto. Una pesadilla y el mejor sueño de todos, que mejor no compartirlo con nadie. Fiu, fiu. ¡Madre mía! A veces me sorprendo cuando deliro...

Bueno, creo que ya es hora que levante el culo de la cama y aproveche estos días —antes de ponerme con el trabajo—, y ver y orientarme por Roma.

Saco la libreta del bolso y la pongo encima de la mesa; busco un mapa e intento dibujarlo más o menos igual. Sé perfectamente donde quiero ir. Esta cabeza mía, no para. La que es organizada, es organizada hasta en la manera de dormir. ¡Qué exagerada soy a veces!

—Vamos a ver Roma.



Horas más tarde

Después de hacer un poco de turismo y relajarme en mi nueva casa, decido salir de fiesta por aquí. La solitaria me voy a llamar. Aunque, tal vez conozca a alguien como los españoles que conocí. Mente positiva.

Habían carteles por las calles de que un grupo iba a tocar esta misma noche y, ¿por qué no?

Pongo música italiana para seguir haciendo oído. Sé el idioma, pero hay que adentrarse por completo en el ambiente. Cojo el vestido, pero veo el mono que me regaló mi amiga y no puedo resistir la tentación.

Cuando abrí el regalo, la baba no se me calló de milagro. No soy una obsesionada de la ropa, pero me gusta ir siempre conjuntada; me hace sentir bien. Además, fue amor a primera vista.

Con un maquillaje natural y bien perfumada, llega la hora de salir. ¡Estoy emocionada! No cabe duda de que estoy viviendo esta nueva aventura con muchas ganas.


La fiesta está muy animada. Hay mucha gente. Muchos ya llevan unas copas de más y otros están empezando. Me acerco a la barra y pido un cubata para ir comenzando, al menos, refrescarme, puesto que hace un poco de calor. Me acerco al montón que hay delante del escenario y comienzo a bailar. Qué raro que no bailaras. No puedo evitarlo.

Todo está yendo genial. El ambiente, la música...

—¡Hola guapa!

Me doy la vuelta y veo a un joven con los ojos totalmente dilatados y una sonrisa demasiado perturbadora. Una sonrisa que no me gusta y me hace recordar a Álex. Le doy la espalda y sigo bailando, ignorándole.

—¿Qué hace una chica tan sola por aquí?

Volteo para volver a ver la cara de estúpido y borracho que hace.

—¿A caso necesito de un hombre para pasarlo bien? —Respondo enojada a su pregunta. ¿Pero que se cree este pipiolo? —Arreando que es gerundio...

—No te hagas la difícil, sabes que vas a caer rendida a mis pies. —Se acerca e intenta cogerme de la cintura, pero se lo impido. Se ríe—. Me pones mucho, muñeca.

¡Lo que me faltaba por oír! ¿Muñeca?

Le empujo y me alejo del barullo. Hay que ser imbécil. ¿Se piensa que así ligará mucho? Alguien caerá. Pues yo no voy a caer. No quiero un rollo pasajero, ni un segundo Álex. Ya he tenido suficiente con uno como para probar con otro. Me pones mucho, muñeca. A mí también me pone, pero enojada me pone. Y siempre tiene que haber algún gilipollas que te estropee el día, bueno, en este caso, la noche. Con lo contenta que venía yo...

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2017 ⏰

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