Rubí
Me casé con un hombre al que solía llamar "el amor de mi vida" ya saben, cosas de adolescentes. Nos fuimos a vivir juntos cuando yo tenía veintiún años y él veinticinco.
Él trabajaba muy duro, pero su sueldo no era suficiente para poder cubrir los gastos de la casa, el alquiler, la compra de alimentos y mis gustos.
Cuando era sólo una niña, trabajé con el aseo en diferentes casas, para poder darme los gustos que quisiera y ayudar a mis padres que en esa época, no disponían de mucho dinero y tenían que cuidar a cinco hijos incluyéndome, nunca me gustó ser una carga para ellos, por eso preferí trabajar para ayudarlos y poder cubrir mis necesidades yo misma.
—Me siento afortunada de la familia que tengo, y lo mejor de todo es que sé que tú y Rose se llevarán bien —le dije a mí esposo cuando me estaba despidiendo para partir a mi viaje.
—¿Estás loca? no tienes que ir si no quieres, puedo tratar de tener dos trabajos de medio tiempo, si así lo deseas —Me respondió muy insistente.
—Ya es una decisión que está tomada y lo sabes Ramón, sólo serán unos años —respondí.
—Me preocupa perderme la niñez de Rose y que crezca sin el afecto de una madre, por eso he decidido que viva con su abuela —agregué.
—No estoy de acuerdo con eso, no tiene porqué molestar a su abuela si aquí no le falta nada de lo que realmente necesita... yo puedo cuidar muy bien de nuestra hija Rubí —dijo arqueando las cejas.
—De eso estoy segura, pero me aterra que se críe aislada de la familia y que no tenga el afecto de una madre, ya que yo me voy a ausentar unos años —respondí colocándome la mano izquierda en mi codo derecho.
—Está bien. Como quieras, la niña se irá a vivir con su abuela. Yo pasaré todos los días que tenga libres a visitarla y para saber como está —Me confirmó no muy conforme.
—Perfecto, en unos dias te enviaré dinero suficiente para que le compres un celular a mi madre y así poder estar más en contacto con ella y con Rose, la llamaré todos los días que pueda —dije al mismo tiempo que le daba un abrazo de despedida.
—Como quieras amor, juiciosa y te cuidas mucho, te extrañaremos —me dijo.
Ramón
No me parece para nada la idea de que Rubí salga del país en busca de "mejorías" porque no disponemos de mucho dinero, pero si eso quiere está bien, no se lo puedo impedir. Además, es una muy buena oportunidad.
En la mañana ya nos habíamos despedido y me había comentado que la niña se quedará a vivir con su abuela y tampoco me pareció buena idea, pero así ella lo quería, estaba bien. ¿Será que Rubí piensa que no podré cuidar de nuestra hija? ¿Es que ella cree que no me podré hacer cargo de Rose? En fin, sea cual sea la razón, ella quiso que la niña viva con su abuela usando en su defensa y a su favor a Andreina, la hermana que vive al lado de su madre con la familia. Me dijo que así Rose no se sentirá aislada porque va a convivir más con sus tías y tíos, primas y primos y por su puesto, con su abuela. Así no crecerá sin el cariño de una madre, pues Rose adora a su abuela como su segunda mamá.
Han cambiado tantas cosas... la casa se ve más oscura y desierta, ya Rose está con su abuela y yo sólo aquí en esta casa, es extraño, pero me puedo acostumbrar.
Al principio cuando Rubí salió embarazada, esperaba con todas mis ansias a un varoncito, la idea de tener una hija la verdad, me disgustó bastante.
Pero luego con el transcurso del tiempo me fuí acostumbrando y me dí cuenta de que, no era tan malo como pensaba que sería tener una hija.
La verdad nuestra hija es hermosa, su piel es de un tono ligeramente moreno, ojos grandes de color negro y una sonrisa deslumbrante. Pero lo que más me gustaba de ella era su hermosa cabellera, abundante, rizada, negra y larga. Por alguna u otra razón cada vez que la veía sonreír, me quedaba mirándola por un largo tiempo, sin darme cuenta.
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Infancia Destruida
Historia CortaEs una historia corta, pero narra más cosas de las que te puedes imaginar, cosas desastrosas y más para una niña de tan sólo once años, Rose. Entrate en su mundo, siente lo mismo que ella sintió y forma parte de la historia.