Príncipe Blake ©✔

Capítulo 31: Son mi hogar

-Mis niños.-Sol nos abraza a Drew y a mí una última vez mientras sus lágrimas mojan mi camisa.-¿Por qué jamás me lo dijeron?.

Rompemos el abrazo y ella nos ve con esos ojos iguales a los de Andrew,llenos de lágrimas y rojos de tanto llorar pero con ese amor que te transmiten todo. Paz,algo que estoy seguro que no habrá desde hoy en adelante. Aunque siendo sincero nunca la hubo, incluso de pequeño.

[...]

-¡No pueden hacer esto, no puedes correrlos!.-Veo a mis padres con tanto enojo, siento ganas de golpear algo o tal vez a alguien.

Sol me da un último abrazo y me dice que me cuide. Coloca su mano en mi mejilla y me mira a los ojos tratando de tranquilizarme. Y lo hace, es cómo su hijo, esas dos personas son como mi hogar, son las únicas dos personas que han estado para mí y ahora por mí culpa las están alejando.

Andrew me ha ignorado estos dos días, siento como si hubieran pasado días, meses, pero sinceramente desde que mis padres se enteraron sólo han pasado dos míseros días.
Dos días en que no pude hacer nada contra las órdenes del rey, que es mi padre, que no corriera a Sol ni a Andrew. Pero como siempre, no me escucho y lo hizo.

-Andrew.-Lo jalo de su brazo para que se detenga y podamos hablar aunque sea por unos cuantos minutos,sólo escuchar su voz. No me importa que mis padres estén presentes, lo necesito.

-Príncipe Blake, podría soltarme....-hace una pausa mirando mi mano en su brazo.-por favor.

Lo miro pero él a mí no, lo suelto lentamente y trato de entender qué le sucede. Sé qué le duele lo que está pasando igual que a mí,  pero por qué me está evadiendo.

-¿Por qué me ignoras?-Pregunto dolido,pero él solo da media vuelta y sigue su camino hasta la puerta. Trato de correr hacia él pero mi madre me lo impide, forcejeo pero ella clava sus uñas en mi brazo.

-¡Basta!.-Papá demanda con voz enojada y hace que lo mire asustado por ese tono de voz que tiene. Dejo de forcejear y de reojo veo como las puertas del castillo son cerradas y solo veo la silueta de Sol marcharse por esas grandes puertas de roble.

No me importa las consecuencias en este momento, así que como siempre, hago las cosas sin pensarlo y salgo corriendo esquivando el agarre de mi madre hacia la puerta. No puedo dejar que se vaya así.