BATALLA 8

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—¡Son unos idiotas! ¡No sirven para nada!

—¡¿Y por qué no manda al bueno para nada de su hijo?! —Ante semejante acusación, el pelirrojo desenfundó su arma (la cual siempre llevaba reposando en la parte trasera de su pantalón con el hocico dentro y el gatillo atento al llamado de su amo) y le apuntó al tipo en medio de las cejas. Su adversario no se quedó atrás: imitó santo y seña de su contrincante.

Las carcajadas del líder de ME hicieron que la mano del tipo falseara: el pelirrojo no dudó en tomarlo como una oportunidad para desarmarle. Con una mano tomó el arma contraria y, hábilmente, comenzó a vaciarla — las balas sin usar rebotando al caer en el incoloro suelo — al tiempo que no descuidaba su objetivo al frente.

—Quiero pensar que no te quedan dudas, Echo Boy.. —Quiso cerciorarse el líder. —Y tú, Saeran, deja de juguetear con el pobre, —prosiguió, su voz sonando con júbilo—. ¿Qué no ves que le tiemblan las patitas de sólo pensar en qué será de su hermanita si algo le pasase?

Saeran, obedeciendo, se deshizo del arma de Echo Boy tirándosela a los pies quien brincó para esquivarla.

—Tranquilo, me aseguré de quitarle eso a lo que tanto temes. —Citó Saeran dedicándole una sonrisita burlona. La citación provenía directamente del líder quien, al darse cuenta de ésto, le propinó orgullosamente una palmada en el hombro a su hijo.

Estaba perdiendo la cuenta de cuando eludía a su padre para conseguir que siguiera confiando en él ciegamente, ni siquiera recordaba con qué propósito comenzó a hacerlo en primer lugar, pero nunca dejaba de funcionar pues poco a poco veía cada vez menos a su gemelo cuando le miraba a los ojos — razón secundaria (aseguraba el pelirrojo) por la cual había decidido comenzar a usar lentes de contacto color menta — y dejaba de pensar que él también, tarde que temprano, seguiría los pasos de su hermano gemelo.

A pesar del odio que albergaba hacia su gota de agua, grababa en su mente, con escalpelo, aquélla vez que despertó en plena madrugada y veía cómo su hermano se preparaba para partir, y con ésto, abandonarlo a los duros cuidados de su padre.

El comportamiento de su padre había cambiado como las estaciones cambiaban: no perdonaba que su esposa (la madre de los gemelos) le hubiera abandonado. Como cualquier ser vivo, llegó a culpar en un principio a los pobres niños quienes también habían perdido a su madre. A causa de ello, los niños no sabían nada acerca del amor y sólo conocieron el odio y la necesidad de cambiar el mundo que les rodeaba.

Saeran era muy protegido por su hermano, Saeyoung, quien a pesar de compartir edad, actuaba como si fuera el mayor de los dos interponiéndose entre los regaños y golpes de su padre hacia su "hermanito" ganándose prontamente el desprecio de su progenitor. Pero todos tienen su límite y Saeyoung pronto conoció el suyo: necesitaba escapar del lugar y lo haría con o sin su hermano.

Ser descubierto por Saeran frustró los planes de Saeyoung por escaparse en el silencio de cierta noche dejando atrás una carta de despedida que jamás fue leída sino conservada por su gemelo: la llevaba consigo a todas partes desde esa desgraciada noche hasta la fecha para recordar siempre cómo es que los traidores actuaban.

Meses más tarde — que no gastaron en lamentar el abandono sino en continuar con la lucha emprendida — llegaron hasta ellos rumores acerca de que Saeyoung se había convertido en eso que su padre y su hermano gemelo habían prometido destruir: era un Príncipe de una de las Regiones y nadie sabía de su "oscuro" pasado.

En ME nadie comentaba nada ni siquiera arriesgaban el pellejo mencionando el nombre de Saeyoung aunque de cuando en cuando su padre le recordaba a Saeran de la traición que *ambos* padecieron.

—Y pensar que creía que estaría entablando esta conversación con tu hermano: estúpidamente te creí el más débil de los dos. Felizmente me retracto. —Las palabras de su padre tenían más peso y más poder que cualquier estúpido decreto o Regla de los puercos esos. —Es hora de actuar en Southestern: busca uniformes Ámbar y ve para allá; ordénale a quince hombres que te acompañen.

—Como ordene. —Obedientemente y sin gastar tiempo, Saeran fue directo hacia los almacenes abarrotados de indumentaria tanto para trabajos de espionaje como para hackeo y extrajo la cantidad de uniformes Ámbar necesaria para la misión que se le acababa de asignar: la tal Jaehee Kang estaría en la Plaza Central de su Región y era perfecta la ocasión para un enorme boicot. Fue hasta las áreas de trabajo reclutando hombres para dicha misión y dotando de uniformes que se iban colocando en el camino mientras seguían a Saeran. Teniendo listo su pequeño escuadrón, vistió el uniforme que restaba y salieron de la guarida en dirección de Southestern sin tener la menor idea de que estaban a nada de presenciar un acto tan fantástico como aterrador y que, gracias a ello, ME estaría a nada de lograr su cometido.

Mystic Imperial: Ascending Battle [MM UTOPIC AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora