Capítulo 10.2

956 70 5
                                    

Recibo a todos con abrazos e ilusión. Se me hace rara esta situación, espero que no haya momentos incómodos. Nos sentamos todos en la mesa y comenzamos a cenar. Al principio estamos muy callados. Me empiezo a poner nerviosa, muy nerviosa. Cojo aire e intento tranquilizarme.
—¿Qué tal te va todo? -pregunta Brett.
—Bastante bien, os he echado de menos -contesto.
—Vaya forma más curiosa de echarnos de menos, dejándonos tirados -me espeta Ann.
—Ann... -susurra Hugo.
—No pasa nada. Tiene razón hice una locura sin pensar en nadie solo en mi -le digo.
—¿Una locura? ¿Dejar tirados a todos tus amigos te parece una locura? En serio Emma, estoy flipando contigo. Nos hemos portado genial contigo y tú nos dejas tirados. A nosotros, a tus amigos.
—Ann... entiendo que estés cabreada, pero necesitaba irme de allí, estar sola por un tiempo.
—No estoy enfadada, estoy decepcionada. No me esperaba esto de ti, no me lo esperaba no de ti, te creía mi amiga.
—Y lo soy.
—¿Y dónde estabas mientras mis padres se estaban divorciando? ¿O mientras lo que le ocurrió a Brett?
—Ann... yo...
—¡Tú nada! Emma no puedes excusarte con nada, mientras tú estabas aquí nosotros hemos estados solos sufriendo diferentes problemas.
—Ann nuestros problemas no tienen nada que ver con la decisión de Emma -dice Hugo.
—¡Ya lo sé! Pero no estuvo ahí y nosotros sí, siempre que nos necesitó hasta el final. Y ella nos abandonó -Ann se levanta y sale del piso.
Brett hace el amago de levantarse pero le detengo.
—Yo me encargo de esto.

Subo a la terraza del piso. Y allí está, sentada en el suelo llorando y creo que fumando. Creo que jamás pensé que la vería fumar. Me acerco y me siento a su lado. Ninguna de las dos decimos nada.
—No vayas a echar la bronca por fumar -susurra.
—¿Tienes más?
—Sí -me pasa uno y me ayuda a encenderlo.
—Gracias -susurro.
—Mira Emma siento haberme puesto así...
—No lo sientas, no lo sientes. De hecho llevas razón, he sido una gilipollas y he huido de mis problemas.
—Te fuiste porque lo necesitabas.
—Tú también me necesitabas y ni si quiera me atreví a devolverte algunas de esas llamadas. Me siento fatal Ann, lo siento muchísimo.
—Emma... te agradezco que me pidas perdón pero te necesitaba en esos momentos.
—Lo sé, pero podemos quedarnos con los buenos momentos -le doy una calada al cigarro.
—¿Buenos momentos? ¿Cómo cuales? -dice mirando al cielo nocturno.
—Venga -le golpeo cariñosamente- seguro que acuerdas de todos.
—Me acuerdo del día que me caí con los tacones -esboza una sonrisa.
—Yo todavía intento pensar en cómo pasó, fue algo demasiado rápido -sonrío.
—¿Y qué me dices el día que nos quedamos encerradas en el ascensor del centro comercial?
—¡Ay Dios! Yo creo que si no llega a ser por el de seguridad todavía seguiríamos allí -comienzo a reír.
—¿Y aquella vez que se te resbaló el móvil y salió por la ventana? -Ann comienza a empezar a reír.
—No me lo recuerdes, que mal rato pasé pero fue muy cómico -rompo a reír y unos minutos más tarde Ann se une.
Estamos riendo y recordando más momentos vividos.
—¡Ah! Me has quemado -la miro y me río.
—¿De qué te ríes?
—De que sin darnos cuentas estamos creando otro momento de esos que algún día recordaremos y nos alegraremos de haber sido amigas aún después de pasar malos momentos.
—Anda, ven y dame un abrazo -susurra.
—Echaba de menos tus abrazos -susurro mientras me abraza con fuerza.
—Yo te echaba de menos a ti -susurra.
—Y yo a ti Ann -la abrazo.
—¡Eh, mira! ¿Son estrellas fugaces? -pregunta Ann.
—Sí, os dije que vinierais hoy para poder verlas todos juntos. Y empezar de cero.
Los demás se unen a nosotras, Archie se acerca y me sonríe.
—¿Todo bien? -susurra.
—De momento sí -le sonrío.
—Me alegro.
Le agarro la mano y la aprieto con fuerza, cuando voy a soltarla, él me devuelve el apretón.
—¿No tienes alcohol? -pregunta Brett.
—De eso tenemos a montones -ríe Archie.
—Pues bajemos a por él antes de que acaben las estrellas.
Archie y Brett bajan a por el alcohol. Sí, todos estamos pensando en que podrían hacer buena pareja, pero eso ya os lo contaré más adelante.
Me acerco a Hugo. Le abrazo y me da un beso en la sien. Nos miramos y sonreímos, en realidad los echaba de menos, nunca me tuve que haber ido.
—¿No vas a preguntar por él? -me susurra Hugo.
—¿Por quién? -me hago la tonta.
—Por Vicent... -susurra con miedo.
—¿Está bien?
—Sí, creemos que sí.
—¿Creéis?
—No sabemos mucho de él, con la que más ha hablado es con Ann.
—Ya le preguntaré a ella...
—¿Oye estos no están tardando demasiado? -pregunta Ann.
—Estarán ocupados -sonríe Hugo.
—Calla, no creo que estén haciendo nada.
—¡Ya estamos aquí perras! -grita Brett.
—Menos mal -dicen Ann, coge una copa y se sirve su primer vaso.
Me acerco a Archie, que está al margen sentado mirando las estrellas.
—¿Ocurre algo?
—No, nada.
—Archie, ¿ha pasado algo con Brett?
Archie me mira y luego baja la cabeza.
—Sí, ha pasado algo...
—Se ha puesto a llorar Emma. No sabía que hacer.
—¿Y qué ha pasado?
—Le he abrazado, creí que eso le ayudaría.
—¿Ha funcionado? -pregunto.
—Parece que sí -dice mirándole.
—Entonces, ¿a que viene esa cara?
—No sé Emma, Brett, me recuerda a mí...
—¿Por qué?
—Porque está perdido, no sabe como llevar lo de su novio, y va acabar mal. Está haciendo justo lo que yo hice cuando ya sabes...
—Archie, ahora estamos todos juntos.
—¿Estamos?
—Claro, ahora eres uno más de la familia -le sonrío.
Archie esboza una sonrisa y le abrazo.
—Venga vamos con todos.

Al día siguiente me despierto. En mi cama esta Ann dormida, hacia mucho que no dormía con ella. Salgo al salón en ropa interior y veo a Brett tirado en el sofá, está durmiendo. Entro a la cocina, me sirvo un zumo y voy a despertar a Archie.
Cuando entro a su habitación, me encuentro a Hugo vistiéndose. Archie y él me miran sorprendidos, se miran entre ellos, se muerden el labio. Me vuelven a mirar y ambos sonríen.

Un nuevo comienzo (Más que hermanos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora