capítulo 20

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Pov's Acsis

Me sentía un poco mal por haber discutido con Percy, pero el también debería comprender que quiero ver las cosas por mi misma, hibamos ya a media semana, dos días y nos iríamos donde mi madre, y yo seguía algo enojada con Percy.

- bueno aquí terminamos por hoy - le dije a los chicos terminando la actividad.

Cuando todos se fueron me dispuse a recoger las armas que habíamos utilizado el día de hoy para llevarlas a la armería; cuando salí me encontré con Jason que hiba de camino con Nico al campo de entrenamiento.

- Hola chicos ¿que tal? - les pregunté

- bien, vamos a entrenar, ¿ya has terminado el entrenamiento? - pregunto interesado Jason.

- si hace unos minutos, acabo de dejar unas armas que utilizamos hoy - le respondí un poco nerviosa por la mirada que me hacía Nico, yo andaba con una camisa pegada y un short hasta la rodilla, andaba sin zapatos lo que me hacía sentir la grama que había bajo mis pies, estaba sudada lo que hacia que la camisa se pegara a mi cuerpo de manera que a muchos les llamó la atención, en especial a los hombres, pero la mirada de Nico era diferente, el pareciera que miraba a través de mi, me hacia sentir desnuda y eso me incomodaba mucho.

- ¿has hablado con Percy? - la voz de Nico me sacó de mi mente.

- no, el todavía está recio, a pesar que todavía sigo con la actividad - respondí con mi ceño fruncido.

- pues deberías, esta muy insoportable últimamente - volvió a responder, Jason sólo miraba a Nico algo asombrado.

- ya habrá tiempo de hablar - le dije - por ahorita hire al bunquer 9, Leo me dijo que hiba a estar trabajando con un escudo para los chicos de Ares y le quiero ayudar, nos vemos chicos.

Me despedí y salí corriendo aun descalza hacia el bunquer 9, cuando llegue la puerta estaba abierta, supongo que Leo me estaba esperando, pero cuando entre no me encontré al Leo de siempre.

El Leo que miraba no era el bromista que le gustaba hablar en español para poner a pensar a los hijos de Atenea, si no un Leo abatido, triste jugando con una pieza de hierro entre sus dedos distraído, perdido en sus pensamientos.

- ¿pensando en Calipso? - intente poner la voz más consoladora que pude.

Leo se sorprendió tanto de verme allí que saltó en su asiento botando la pieza de sus dedos, de pronto cambió la expresión que tenía a una bromista, a la que siempre le miraba, y fue allí que lo comprendí: Leo estaba ocultando su dolor, estaba poniendo una máscara para que nadie lo mirara con lástima. Ya había escuchado la historia de Leo y la hija de Atlas encerrada en ogigia, historia muy triste, pero nunca mire triste a Leo, hasta hoy.

- ¿de que hablas pecesita? - quiso hacerse el desentendido, pero ya no funcionaba conmigo, miraba en sus ojos esa melancolía - ¿supongo que vienes a ayudarme con los escudos de la cabaña de Ares? Pues a trabajar

- Leo Valdez quiero que te sientes - Leo ya se estaba levantado pero al escuchar mi voz se volvió a sentar - ¿quieres contarme lo que paso contigo y Calipso? - quise preguntar amablemente para que el se abriera conmigo.

- no puedo en este instante tengo mucha trabajo, más tarde - su sonrisa vacilo pero no la borro, mi mirada no cambió, supongo que era la misma que Annabeth ponía cuando quería saber algo lo que hizo a Leo empezar hablar -bien - soltó un suspiro antes de hablar - ¿sabes que nuestra historia de amor no empezó como las demás? - soltó una risa como acordándose de algo muy gracioso, pero igual se miraba triste - no, ella me odiaba, no me quería en su isla, y no es que yo ayudará mucho, la molestaba hasta que la miraba roja de la furia conmigo pero aun así yo la miraba como la mujer más hermosa que haya visto antes, ella hacia lo posible para mantenerme lejos de ella, pero yo la seguía buscando, luego sin darnos cuenta nos enamoramos - para este entonces Leo tenía la mirada perdida y los ojos aguados - la quería sacar de allí, quería que mirara todo, y yo quería ver todas sus reacciones cuando viajaramos juntos para que ella viera todo - volteo a verme cuando me acerqué y tome su mano apretandola, dándole el apoyo para que me terminara de contar - quería que lo hiciera Acsis, de verdad lo quería, lo deseaba como loco - para este entonces Leo ya estaba llorando - te lo juro lo quería, me decía a mi mismo que si podía, hasta se lo jure por el río estigio, no me importa lo que me pasará, yo sólo la quería ver feliz, quería que riera al probar nuevas comidas, que al mirar los bosques llenos de plantas se sintiera feliz, dime Acsis ¿que hay de malo que a la persona que tu amas desees verla felíz? ¿que hay de malo verla feliz y conmigo al lado viendo como disfruta de la vida? ¿que hay de malo?.

Entonces abrace a Leo, lo abrace, quería que se desahogara, que lloraba por todas esas veces que quiso pero no pudo, que se sintiera débil por todas esas veces por las que fue fuerte, que supiera que ya estaría allí para el, y tome una decisión.

- no tiene nada de malo Leo - le dije cuando se separó - al contrario, me hace feliz saber que alguien atrapó al casanova de Valdez - río, no eran las mismas risas de Leo, esta era más sincera - no es necesario que seas siempre fuerte, yo estoy para apoyarte.

- no se puede hacer nada Acsis, ogigia no la puede encontrar dos veces el mismo viajero, pero agradezco tu apoyo - dijo decaído.

- ya lo dijistes, "el mismo viajero" - le dije

- olvidalo, los demás ya lo dijeron, me lo han repetido más veces que hasta yo me rendi, no se puede encontrar ogigia - dijo con más pesimismo.

- yo se que si puede con mi ayuda lo harás Leo - le dije confiada.

- no se puede...

- si se puede Leo - lo interrumpi muy seria - es más yo Acsis Webster juro hoy mismo por el río estigia que te ayudare a encontrar ogigia y te ayudare a sacar a Calipso de allí - a lo lejos se escucho un trueno.

- ¡¿que hicistes?!, ¡ahora morirás cuando no encontremos ogigia! - exclamó Leo alterado levantándose de un brinco.

- no - dije lo más sería que podía, apuesto que hasta daba miedo - porque encontraremos ogigia y serás feliz al lado de Calipso, sólo cuentame lo que tenías planeado desde un principio.

Leo, algo dudoso por mis palabras, pero igual al final supongo que se resingo a que no me iba a ir para atrás, empezó hablarme de lo que pensaba hacer para buscar a Calipso.

- pensaba arreglar el argo II, ya sabes, después de la batalla con cara de tierra no quedó tan bien, lo he podido reparar algo, pero para navegar ocupará por lo menos dos semanas de trabajo, con más personas sería una, pero como sólo soy yo serán dos.

- si yo ayudó ¿cuanto crees que sería?, no es que sea como una hija de Hefesto, pero tengo algo de Atenea, eso podría ayudar - Leo hizo una mueca mientras pensaba.

- no lo sé supongo que lo mismo, tendré que explicarte como se utiliza o poner muchas cosas, pero sería de mucha ayuda - dijo para luego suspirar y pasar la mano por su cabello despeinandolo más - ¿estas segura que quieres hacer esto?

- por supuesto que si Valdez, lo jure por el estigio y no me voy a hechar para atrás, ahora trae los planos del argo II, porque si vamos a navegar por el mar necesitamos unos arreglos, y esos los agregare yo, el mar es mi fuerte -le ordene.

- no sabes lo agradecido que estoy contigo Acsis - dijo abrazandome.

Así la pase el resto del día, entre planos, lápices , borradores y un sin fin de cosas más, para la hora del almuerzo Leo hizo sus famosos tacos mientras yo seguía dándole unos toque al barco para que navegaramos más rápido, para la cena fue lo mismo, sólo que esta vez fui yo la que cocine mientras Leo estaba con los planos, para el final del día ya teníamos los planos hechos para empezar el arreglo del Argo II.

La profesia del olvido  ( Nico di Angelo )  [RE-ESCRIBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora