Capítulo 1

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No siempre sé cómo empezar las cosas, como empezar a hablar, solo lo hago, y así es como comencé a hacer esto, solo hablando.

Todo comienza cuando yo tenía trece años, pero no lo quiero contar desde ese momento, lo quiero empezar en un momento más dramático, cuando tenía dieciséis años.

En ese entonces, el sonido, las palabras y todo parecía no tener significado, solo estaban allí, pero yo no las comprendía, me repetía en la mente miles y millones de veces la misma oración, una y otra vez sin parar.

Esto tiene que ser una pesadilla, no puede ser real.

Estaba respirando hondo y rápido, estaba en la casa de Bred, él estaba enfrente mío, pero no nos mirábamos. Habíamos cursado toda la primaria juntos hasta sexto ya que él y su familia se habían ido al norte del país; los rumores pasaban de boca en boca y todos creíamos que Bred se había ido porque su paranoico padre tenía miedo de morir en un apocalipsis o que llegase el fin del mundo así que con todo el dinero que tenían, construyeron una casa lejos y se fueron. Ahora sé que los rumores eran ciertos y que su casa era una habitación del pánico gigante en medio de la nada y con todo lo necesario para sobrevivir, era perfecta, porque en ese mismo momento nos encontrábamos sobreviviendo a un apocalipsis, pero no uno de zombis ni nada de esas tonterías ilógicas, sino uno en donde el gobierno era el encargado de aniquilarnos.

Bred y yo no nos llevábamos mucho de niños, no es que nos cayésemos mal, simplemente no hablábamos mucho, además de niño era muy raro, era muy antisocial porque sus papas no lo dejaban tener amigos y cuando alguien lo invitaba a algún cumpleaños o algo, él nunca se presentaba porque sus papas no lo dejaban ir. Bred era castaño de ojos grises y para todos eso era muy extraño, pero no decíamos nada, nunca lo hicimos.

Desperté a la mañana siguiente y recordé que era navidad; la navidad no significaba nada para mí desde que descubrí que Santa Claus no existe, desde que yo lo sé mis padres no nos han dado regalos como antes ya no hay razón dicen y con esto que sucedió nunca volveremos a tener regalos.

La casa de Bred no era muy acogedora ni nada cómoda pero era algo, además era muy incómodo tener que ir con una cubeta al pozo de su casa cada vez que tenías sed; el agua era lo único que no nos limitaban porque teníamos prohibido bajar por un bocadillo nocturno o un pequeño almuerzo; a las ocho de la mañana se nos entregaba nuestra porción de desayuno, a las tres de la tarde la comida y a las diez de la noche la "cena" ( que era un vil pan dulce casero y leche) desde muy temprano ya estábamos despiertos; extrañaba demasiado mi casa, porque siempre se sintió como un hogar, mi hogar, algo que en la casa de Bred nunca sentí.

En la casa de Bred había tres habitaciones así que nos tuvimos que acomodar; Bred se quedaría con sus padres y yo con los míos y con mi hermana, la chica (que en realidad se llama Mary) con su hermana mayor (Marilyn).

Estaba recostada en el sillón de la sala de esa gigantesca casa cuando en un cuarto escucho gritos, alaridos de dolor, me levante rápido y corrí a aquella habitación donde pude ver a Mary gritando y retorciéndose de dolor mientras que el padre de Bred intentaba ayudarla, Mary estaba embarazada y ese era el momento en donde ella necesitaba dar a luz, pero algo no estaba bien, lo que se supone que debe suceder en un parto natural no estaba sucediendo y eso solo significaba una cosa, Mary necesitaba cesaría. No teníamos mucho tiempo, teníamos que ser rápidos con lo que fuésemos a hacer, mi padre hablo con Paul y a menos que la quisiésemos dejar morir teníamos que ir hasta la ciudad por anestesia y esas cosas que se utilizan en las cesáreas, el padre de Bred era doctor.

Bred, yo, mi padre y Marilyn iríamos a buscar las cosas. Paul nos había dado una lista de las cosas ya que él no podía ir, él tenía que cuidar que Mary y él bebe no tuviesen ningún problema aparte del que ya tenían.

El Fin (¡COMPLETA!) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora