Capítulo 2

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Cuando era de noche me levanté para ir al baño más cercano; estaba buscando el baño y abrí una puerta para comprobar si era ese el baño, pero estaba a punto de cerrarla y descubrí que era un cuarto para vigilar lo que sucedía en el exterior, estaba llena de televisiones que mostraban la casa, el rio, la carretera y algunas habitaciones de la casa.

No entendía cómo es que podía grabar sin electricidad.

En las cámaras pude ver una gran neblina verde que contaminaba todo el lugar y que no permitía que yo pudiese ver nada; escuche un ruido y Salí rápido de allí y me metí a la siguiente habitación que era el baño.

Al día siguiente despertamos y nos sirvieron nuestro desayuno.

Bred y yo nos quedamos solos y comencé a hablar con el sobre las cámaras y la electricidad.

- ¿Por qué hay un cuarto con electricidad aquí?

- ¿lo hay?

-Mmm...* ¿sí? * Si

- ¿electricidad, un cuarto con electricidad? No, eso no es imposible

-pues lo hay y necesito que me digas por que

-no es que no puedo

- ¿Qué? Entonces si sabes

-no puedo decirte porque no lo sé

-Entonces tendré que preguntarle a tu padre

-Oye en verdad no lo se

-*si claro*

- ¿no me crees?

-sí, lo siento.

-entonces... hay que descubrir porque tiene electricidad ese lugar.

-(...)

-pero primero debes mostrármelo

-sí, mmm... vamos, ¿vamos?

- ¿ahora?

Fuimos caminando hacia el cuarto, vimos salir a Paul de aquel cuarto, él nos vio y se fue; cuando Paul estaba bastante lejos decidimos entrar, pero no había nada, solo un par de inútiles escobas y ya.

- ¿Es aquí?

-no entiendo ¿Qué pudo pasar?

-Te creo, si no ¿Por qué otra razón mi padre estaría aquí? si las escobas están pegadas

Bred trato de agarrar una de las escobas, pero no la pudo arrancar pues estaba pegada, eso nos hizo entrar en duda.

Había algo que el padre de Bred nos estaba ocultando, pero ¿Qué?

Tenía que enseñarle el lugar de una forma u otra a Bred, el necesitaba ver.

Como todos los días antes de tener que entrar en la habitación del pánico desayunamos, comimos y cenamos; estando allí dentro era muy difícil saber la hora pues solo había un reloj en todo ese lugar y no podíamos salir a ver si ya había anochecido o si ya era de día. Solo nos despertábamos porque ya estábamos acostumbrados a despertar a tal hora y cuando me daba sueño era porque ya era la hora en la que habitualmente me dormía que era algo así como a las once de la noche o diez y media de la noche. Ya llevábamos encerrados allí casi una semana y no tenía manera de saber si ya era oportuno salir; no lo sabíamos.

-Tendremos que salir a revisar- dijo Paul

- ¿perdón? –contesto mi padre

-si es que si no de que otra forma sabríamos si ya debemos salir- contestó Paul

El Fin (¡COMPLETA!) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora