Quince.

92 10 0
                                    

-Hora de comer, vayamos al comedor.

Hago caso a Vicky, me estoy muriendo de hambre.

-¡Lydia! -exclama Eva poniéndose justo delante de mí.- acompáñame al baño.
-Puedes ir tú solita.
-No!
-Pues que Vicky te acompañe.

Empujo a mi mejor amiga y la rubia y ella se van hacia los servicios.

-¡Lydia! -aparece Eliza frente a mí.- ¿Me acompañas a coger la chaqueta que me he olvidado en el campo de fútbol?
-Ve con Theresa, estará encantada de ayudarte.

La nombrada asiente y se alejan hacia el campo.

-¡Lydia! -Qué pesados son madre mía.
-¿Qué pasa chicos? -esta vez son Clara, Tyler y Catalina los que están enfrente mío, tapándome las vistas de la deliciosa comida del comedor.
-Tenemos que hablar contigo.
-Adelante.
-Pero aquí no, en el bosque.

¿Pero qué les pasa? Parece que nadie quiere que coma hoy o algo por el estilo.

-¡Venga ya! -clama Catalina.- ¿Por qué no le decís ya que Thomas y Dylan se están peleando por ella en mitad del comedor y que todos estáis intentando que no lo vea?

Espera... ¿Qué ha dicho?

-¿Perdona?

Ignoro los intentos de freno de mis amigos, y voy esquivando al montón de gente que hay viendo la pelea.

-¡Chicos! -grito intentando que me oigan.

La imagen es horrible. Thomas está encima de Dylan gritándole cosas que nadie logra entender, excepto el castaño, que forcejea como puede, pero parece que lo que el rubio le dice le enfada y le da energía para seguir. Les sangra la nariz a ambos, y Dylan tiene un corte en el labio.

-¡ES MÍA! -consigo oír gritar a Thomas.- ¡ELLA ES MÍA, ME PERTENECE! ¡NO TE VUELVAS A ACERCAR A LYDIA NUNCA MÁS! ¡ES MÍA!
-Thomas, -le dice Dylan más calmado.- ella no es de nadie, porque no es un objeto. Es una chica hemosa que merece lo mejor, y tú solo le tratas como a un ser inerte.
-¡SIGUES SIN ENTENDERLO O'BRIEN! ¡ES MÍA, SÓLO MÍA!

Thomas sigue pegando a Dylan, y el chico de los lunares intenta librarse del peso que tiene encima.
¿Cómo puede Thomas hablar sobre mí así? ¡Soy una persona, como él! Aunque después de lo ocurrido, no lo tomo como tal.

-¡Thomas! ¡Para! ¡Le vas a matar! -grito como puedo, las lágrimas me cortan la voz.
-¿Lydia? -Dice el rubio y deja de pegar a Dylan.- No llores... -me acaricia la mejilla. Yo le respondo apartando su mano.- No te enfades, lo hago por nosotros. Este imbécil sólo estorba.

Estoy demasiado furiosa, enfadada, triste, decepcionada. Tomaba a Thomas como a una persona diferente. Una chico amable, gracioso y romántico. Pero estaba completamente equivocada, es un sucio machista egoísta.

Por eso, y por lo que me está haciendo pasar, le pego una torta fuerte en la cara, y después, me dirijo a Dylan preocupada.

-Tranquilo. -le ayudo a levantarse.- vamos a la enfermería.
Él, me abraza muy fuerte y me arrima a su lado todo lo que puede. Agradezco este gesto, ambos necesitamos consuelo.

-¿Qué está ocurriendo aquí? -la voz de Helen irrumpe en la sala.- ¡Dios mío! -grita aterrorizada al ver la escena.- A enfermería, ya hablaremos después.

Cojo a Dylan y le llevo a la pequeña habitación donde se encuentra el botiquín.
-Llamaré al enfermero. -digo.
-Quédate conmigo, Lydia. -me ruega él mientras me agarra la mano.- Por favor.

Me siento en la camilla a su lado, y él se duerme al instante que nuestros cuerpos chocan. No había visto a este Dylan, pidiendo a alguien que esté a su lado.

-¿Qué ha pasado aquí? -el enfermero entra a los cinco minutos.
-Ha habido una pelea, señor. -contesto avergonzada. No me parece normal que dos personas se arreen a golpes.
-Déjame adivinar. -comenta el doctor.- ¿Por tí?
-¿Tan obvio es?
-por cómo te coge la mano tu novio, está más que claro.
-No es mi novio. -coge unos algodones con agua oxigenada y comienza a curar a un Dylan aún dormido.
-Aaaaah...ese es el motivo de la pelea, pues. -concluye haciéndose el sabio.

Cuando voy a responder, Dylan despierta a causa del dolor en el labio.
-¿Puede tener más cuidado? -le pregunta arrogante al pobre enfermero.
-La herida es superficial, mañana estará perfecta. -se dirige a mí.- podéis iros. Mientras, cuida bien al chico, se nota que le importas.

El chico de los lunares y yo abandonamos la enfermería y vamos directos al despacho de la directora, lo que nos espera...

El Campamento. {Dylan O'Brien} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora