➳ chapter 005

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El rizado chico de cuerpo escultural atraviesa la puerta de entrada como un torbellino, avanza a pasos largos por el pasillo – Creo que está en el salón – Masculla Alejandro a su espalda. Ruggero retrocede sus pasos, le da una mortífera mirada al susodicho y desaparece por la puerta que lleva al salón – ¡Mira quien acaba de llegar, cariño! - Lo escucho gritar desde afuera y me cuestiono si entrar o no, pero me gana la curiosidad así que entro. Llego en el momento justo para ver a la Señora Antonella dejar la revista a un lado y levantarse del asiento, para propiciarle un beso y un abrazo afectuoso a su hijo.

Se separa solo un poco y levanta su mano para acariciar su mejilla mientras le murmura algo que no alcanzo a escuchar, debido a la distancia en la que me encuentro. Sus ojos brillan por las lágrimas acumuladas y su semblante luce relajado cuando lo contempla con algo que solo puede ser un profundo amor y cariño.

Ruggero agarra su mano, le da un beso para luego decirle algo que le provoca risa. Quiero salir de aquí, siento que este momento les pertenece a ellos dos únicamente y que el estorbo humano de Alejandro no debería estar aquí, ni yo tampoco.

Cuando me giro para salir, tropiezo estrepitosamente con una pequeña mesa haciendo tambalearse el jarrón que se encuentra encima. Me apresuro a sujetarlo para evitar que caiga al suelo y rezo porque nadie se haya percatado de mi torpeza, pero me doy cuenta de que la suerte no está de mi lado, cuando al levantar la vista soy consciente de que todos los ojos están clavados en mí. Sonrío a modo de disculpa y parándome recta sobre mis pies mascullo un pequeño "Lo siento".

- ¡Ah! Karol, aproxímate por favor – Antonella me pide dulcemente con una sonrisa, para luego dejar de mirarme y mirar a su hijo - ¿Recuerdas a Karol? – le pregunta, provocando que casi tropiece de nuevo con mis propios pies al aproximarme a ellos.

Ruggero lanza otra penetrante mirada hacia mí a la vez que asiente. Nunca pensé que me recordaría, ¡Por Dios! Juro que no lo culparía si no recordara a su pequeña vecinita de trece años de ese entonces.

- Debo seguir con mi trabajo – Murmuro en un torpe intento de salir de escena, pero los planes de Antonella son otros.

- No, quédate – dice tomando asiento nuevamente en el sofá largo, arrastrando a Ruggero consigo para que tome asiento junto a ella.

- Amelia sigue en su habitación, Señora – Replico – Seguro está aburrida y lo mejor será que la traiga para que conozca a su tío, ella está muy entusias...

- Ya irás por ella después, Ruggero no irá a ningún lado, Karol. Ahora quiero que te sientes con nosotros– Repite.

-Entonces pediré algo para beber, seguro el joven debe estar sediento, también le avisaré a Julieta que su hermano está aquí y...

- ¡Karol! – Me interrumpe – Solo siéntate, por Dios, pareciera que intentas escapar de algo o de alguien – Dice con una mueca burlona.

Resignándome, me siento en uno el sofá individual más alejado, frente a ellos. Esta situación ha llegado a un nuevo y alto nivel de incomodidad.

- Alejandro, querido, ¿podrías por favor, pedir algo para beber para todos y luego avisa a mi hija que quiero verla? – le pide a su esposo con tanta dulzura, que a pesar de su mal gesto por tener que hacer mi trabajo, obedece sin chistar. Como dije... incomodo.

Me dejo hundir en el mullido sofá y observo silenciosa a Ruggero contarle a su madre como ha ido el vuelo, su vida y su carrera; no sé por qué, pero me encanta las gesticulaciones que hace con las manos al hablar. Antonella asiente a cada palabra y de vez en cuando se sorprende o se ríe ante sus anécdotas.

El sonido de la puerta abriéndose llama mi atención y veo a Julieta entrar con Amelia en brazos, suspiro de alivio y ahí está mi ruta de escape.

- El hijo prodigo acaba de volver a casa – Masculla a modo de saludo.

- Siempre tan dulce – Murmura el rizado a modo de respuesta. Sonríe, se levanta y le propicia un beso en la mejilla – ¿Me has extrañado?

- Para nada – Dice sonriente – Amelia, este es Ruggero... anda... dile hola – Le pide a la niña la cual se rehúsa, ocultando su rostro en la maraña de cabellos castaños de su madre y aferrándose con fuerza a su cuello – Vamos bebé, querías conocerlo ¿Recuerdas? – pero la niña ni se mueve.

- Es un poco tímida con los extraño – Dice la castaña, dándose por vencida.

- Entiendo... ya me conocerá – Responde Ruggero agitando el pelo castaño de la pequeña.

- Será mejor que la lleve arriba...

- Yo puedo hacerlo, Julieta - me ofrezco con la esperanza de que acepte y poder salir de este lugar.

- No hace falta, Karol- Dice – Mejor quédate aquí, se nota que te diviertes – continua con sarcasmo y con un brillo pícaro en la mirada como si todo esto le pareciera de lo más gracioso. No entiendo una mierda de lo que pasa aquí.

Adelaida, una de las chicas de servicio, entra con una enorme jarra de zumo de alguna fruta justo en el momento en que Julieta va de salida. Deposita la bandeja en una de las mesillas y lleva su mirada cargada de enojo o envidia hacia mí, me mortifica sobremanera su actitud y más cuando sentarme aquí no es para nada mi elección. Prosigue a servir pero la mano de Ruggero la detiene, le pide que lo deje así y se retire. Ella solo asiente y se marcha.

Supongo que el espera que lo sirva yo, así que cuando me inclino hacia adelante para hacerlo, me sorprendo al verlo llenar ágilmente uno de los vasos y ofrecérmelo. Lo tomo, evitando tocar sus manos mientras susurro un "gracias".

Todos Los Créditos A Su Hermosa Autora: @BarbieStyles101

Toxica Atraccion. {Ruggarol}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora