▪Capítulo 3▪

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La asamblea había terminado y Craig no perdió el tiempo de ir a averiguar por qué mierda estaba pasando todo esto. Bajó rápidamente los escalones con un objetivo en la mente: Wendy Testaburger.

La chica se encontraba recogiendo todo el material que ocupó para la demostración con una expresión sonriente, tomaba unos papeles y los metía bien ordenados a su mochila hasta que una voz molesta la interrumpió tras de sí.

-Borraré esa sonrisa de tu rostro si no me dices qué mierda quieres conseguir con todo esto - Craig tenía el entrecejo fruncido suavemente y por su mirada parecía dispuesto a matar a la chica.

Bufó con fastidio, si hubiese algo que le amargara la tarde de forma instantánea eso serían los reclamos de Tucker.

-Yo no intento ganar nada, sólo me parece algo lindo- respondió lo más amable que pudo pero con un notorio tono de fastidio.

-¿Te parece lindo que ahora todos crean que soy marica?- volvió a preguntar Craig, pero esta vez parecía que ya no se esforzaba por ocultar o contener su enfado.

-Me parece lindo que alguien tan despreciable como tú, sea considerado para estar con alguien como Tweek - contestó, ya enojada Wendy, iba tarde a clase por culpa de los lloriqueos de Craig.

-¿Cómo Tweek? El maldito saldrá beneficiado de todo esto -  mencionó con recelo, no es que odiara a Tweek, sí no todo lo contrario; lo consideraba un muy buen amigo, pero al parecer, tendría que tomar medidas de alejamiento extremo para que todo esto acabara.

-Mira, me importa muy poco lo que este pasando por tu mente en este momento - escupió la chica con fastidio mientras tomaba sus cosas dispuesta a salir de ahí. Pero antes de cruzar las puertas del gimnasio, volteó a ver al chico que la interrogaba hasta hace un momento.

-Si quieres saber más habla con las asiáticas, yo sólo me encargué de difundir su trabajo - dijo en una especie de suspiro, quizás arrepentida de como había actuado, después de todo ella era la más amable de la escuela (o eso quería creer) y salió del lugar, dejando a Craig con la palabra en la boca.

-Claro que hablaré con ellas - espetó  Tucker entre dientes cuando la chica se había retirado.

Salió al cabo de unos minutos, debía ir a clase. A pesar de que tenía fama de ser un vándalo en la escuela, esta no era del todo cierta, él sí cumplía con trabajos y tareas e incluso asistía casi todos los días a clases, dependiendo su estado de ánimo, claro.

Pensaba en una manera de hacer que todo este asunto terminara evitando hacer un gran escándalo, cuando por el rabillo de la mirada vio algo que lo dejó petrificado, era uno de esos dibujos raros que había expuesto Wendy hace un rato. Apretó los puños con algo de enojo, el hecho que lo hayan humillado en la asamblea era suficiente, pero el que esos dibujos estuviesen pegados en el mural escolar ya era demasiado.

Lo arrancó como pudo y lo metió en su mochila,  tendría un seria charla con esas retorcidas niñas asiáticas.



¡Malditas asiáticas!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora