Quinto

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— ¿Qué es lo que ha ocurrido? —preguntó uno de los capitanes de la nave a su hermana cuando vio los cadáveres femeninos sobre el suelo de la sala.

—Intentaron atacar a la chica del pelo azul . Iban a matarla.

— ¿Y por qué eso nos importa?

—Porque ella nos ha dado la llave para conseguir dominar el sistema de Edolas.

Jellal asintió y preguntó por la nueva información. Llevaban cuarenta y ocho horas enclavados en el interior de la cúpula y todavía no habían logrado penetrar a través del sistema de protección para destruir la cubierta y con ello los muros entre su mundo y Edolas. 

Durante este tiempo, Freed había logrado sacar adelante a Sawyer y Richard. Si bien sus heridas seguían en proceso de curación, estaban despiertos y al menos podían caminar por la nave, aunque su doctor les había prohibido realizar grandes esfuerzos. A cambio, Erza había accedido a la petición de Macbeth de permitir a Freed realizar valoraciones acerca del grado de exposición a la irradiación que todos habían sufrido para calmar la ansiedad que le provocaba saber que todos ellos procedían fuera de la protección de la cúpula.

En cierto aspecto, a Ultear le parecía especialmente interesante que Macbeth se preocupase por alguien que no fuera el grupo y, sobre todo, él mismo. No obstante, el muchacho de cabellera bicolor aseguraba que su motivación residía en lo irritante que le suponía escuchar la forma en la que se rascaba incesamente el antiguo Pretor hasta provocarse diversas erupciones que finalizaban con una herida abierta. Le ponía nervioso ver esa acción repetidamente y, además, le parecía muy poco atractiva, por lo que quería erradicarla de su presencia como fuera o, al menos, minimizarla.

Ya se burlaría cuando terminasen su misión y volvieran a casa de lo blando que se había convertido. 

Ella no se tragaba esa excusa. 

— ¿Cuál es esa llave Ultear? —preguntó Erza.

—Uno de ellos ya ha reventado las defensas cibernéticas de Edolas más de una vez. Nos ha informado que por eso participó en Sálvate.

Los nombres clave que habían empleado al inicio los habían desechado finalmente, lo que conllevaba un enfado por parte de Sorano que no les dirigía la palabra a ninguno. Por mucho que Richard intentara mediar para solucionarlo, Jellal afirmaba que el humor de la chica de cabellos plateados era demasiado voluble como para mantenerse de ese modo mucho tiempo, por lo que su capitán consideraba que era mejor dejar que la mujer se calmase sola.

En el fondo, únicamente quería la atención porque se sentía dolida. 

La pasión de Sorano por los ángeles procedía de un libro que había encontrado medio quemado cuando el grupo había estado vagando por la Tierra, intentando encontrar un lugar en el que vivir y que los residuos de Edolas no les contaminaran. Probablemente había recibido el ataque de las inclemencias atmosféricas que sus antepasados habían provocado con sus malas praxis como ciudadanos que convivían en el planeta. Incluso algunas de sus hojas faltaban, lo que había estimulado la creatividad de Sorano escribiéndolas ella misma y agregándolas al libro.

Incluso ahora que tenían acceso a la tecnología, no había querido eliminar la reliquia antigua, transformándola a formato digital por todo lo que significaba para ella, una persona analfabeta a la que Jellal había enseñado a leer y escribir al igual que al resto. Él era el único del grupo que había permanecido con sus padres con vida el tiempo necesario como para ser ilustrado.

El libro mostraba una obra de teatro en la que se representaba a un ángel que era enviado por Dios a la Tierra para elegir al alma más pura entre los humanos. El ser divino consideraba que su más hermosa creación había incurrido en una vida completamente pecaminosa, dudando del libre arbitrio que les había conferido, por lo que era necesario que sus soldados angelicales descendieran al mundo terrenal para clasificar a los humanos en insalvables, salvables y los puros de corazón. Los primeros serían eliminados por medio de su mano y los que conformaban el tercer grupo serían los líderes que convertirían a los segundos al lado luminoso.

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