"Basta, por favor".Éstas eran las únicas palabras que el platinado podía articular correctamente.
Se encontraba totalmente desorientado y adolorido, no sabía dónde se encontraba ya que sus ojos estaban vendados. Un hombre desconocido le propinaba variados golpes alrededor de su cuerpo, haciendo que éste tratará de resguardarse en su propio cuerpo, poniéndose en posición fetal.
Varias gotas de sangre caían de sus labios y su nariz, creando un ambiente aún más repugnante y escalofriante.
Y todo ésto sucedía mientras ambos Yuris se encontraban viendo a través de un vidrio polarizado.
Les encantaba, en realidad.
Amaban escuchar los gritos del pobre platinado, era una dulce venganza por todo lo que le había hecho al castaño meses antes.
Ahora se encontraban allí, viendo el sufrimiento físico de Viktor.
Era llenador, satisfactorio, excitante.
El rubio sólo tenía una sonrisa arrogante en su rostro, tomó la mano de su katsudon y dio un ligero apretón.
-Sólo nos faltan dos fases más, Yuu.- Susurró.
El castaño sólo asintió y se acercó para abrazar al rubio. Los alaridos de dolor se iban reduciendo, creando una burbuja en donde sólo estaban ellos.
-Yuri.- Acarició el rostro del menor para llamar su atención.- Asesinemos a la perra.
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Al día siguiente Viktor se encontraba en un callejón totalmente desconocido, su ropa estaba destrozada y sus músculos dolían. Su labio inferior estaba roto y su mejilla hinchada.Dolía respirar,en realidad creía que iba a desvanecerse en cualquier momento.
Al principio creyó que era un robo, pero sus pertenecías se encontraban con él; había sido algo totalmente planeado, eso era más que claro.
Sentía miedo, sabía que alguien quería hacerle daño; pero no por ello se esconderia, iba a enfrentarse con el hijo de puta que quería dañarlo.
Lentamente se levantó del suelo apoyándose en las paredes hasta llegar a el teléfono más cercano, iba a pedir ayuda de su fiel amante.
Mila.
Sí querían guerra, iban a tenerla, eso pensaba el platinado mientras soltaba diferentes insultos en su idioma natal a causa del dolor.
Después de llamar a su reina, como suele llamarle. Tomó un taxi y se dirigió al departamento de ambos, en el cual la pelirroja lo esperaba con una taza de café cargado y una manta muy acogedora.
Cuando estuvo cómodo ,se sentaron juntos en el sofá y pensaron en las posibilidades de contraataque.
Lo que no sabían, es que mientras ellos planeaban su venganza hacia la persona desconocida, dos chicos a su vez forjaban los destinos de ambos mayores con su propia sangre.
Ésto era una guerra.
En la cuál, sólo habría un ganador, y ese sería Yuuri Katsuki.
En la lista mental del castaño se tachó la tercera fase.
Ponerlo en mi piel
Hecho.
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Locura.
Short StoryHIATUS INDEFINIDO. Todo ésto es por ti, Vitya. No debiste jugar conmigo.