아세틸 콜린 [ Acetilcolina ]

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"Todo pasa demasiado deprisa y no hay nadie que sea feliz para siempre."


El domingo se abrió paso con YoonGi compartiendo una vez más el tiempo junto a Jimin. Y era agradable... pues siempre tenían de que hablar, que imaginar, que compartir, por lo cual contradecirse y de la misma manera, las similitudes entre ellos se hacían cada vez más frecuentes. El último día del fin de semana terminó de la misma forma que los otros desde que conoció al pelinegro.

Un nuevo día comenzó y con él, un caracterizado humor por parte de Suga.

Uno de los días que más odiaba YoonGi; eran los lunes, no sólo por el hecho de que, en aquellos días su trabajo aumentaba unas diez veces más de lo normal. Sino también porque en este día la sesión con el doctor Choi estaba delegada a las horas que sean necesarias para que el rubio hablará y se pudiera hacer el avance necesario.

Iba arrastrando sus ánimos a la habitación crema y con ellos llevaba su cuerpo, enserio, odiaba los lunes... pues la mayoría de estos, el señor Choi intentaba adentrarse a su vida, a sus recuerdos y a todos sus malos sucesos, no le gustaba para nada la idea de abrirse a sí mismo y todo lo que sentía era como exponerse, como estar desnudo ante alguien o como lo dicen otras personas; mostrarse débil, pero de igual manera esto le ayudaría a mejorar, y, en otras palabras, tendría la oportunidad de obtener su salida de aquel psiquiátrico más temprano de lo que se había establecido.

Tomó el pomo de la puerta entre sus manos mientras apoyaba su cabeza sobre la puerta, el desgano podría acabar con lo poco que quedaba de él, golpeó dos veces la puerta con su cabeza importándole poco el dolor o si le quedaría alguna marca, se escuchó al fondo un 'pase' por parte del doctor Choi y bajó la manija para así abrir la puerta y entrar a la habitación gris.

— Buenas tardes, YoonGi. —saludó con calidez el doctor Choi, sonriendo.

— Buenas tardes... señor Choi. —YoonGi se acercó caminando jorobado hacia el sillón en el que siempre se recostaba.

— Los ánimos te matan hoy, ¿eh, YoonGi? —la risa del mayor resonó en la habitación.

— Tengo ánimos de un abuelo... —sonrió recordando lo que dijo el anterior día Jimin— hasta creo que ellos tienen más ánimo que yo en este preciso momento.

— Jajaja, joven Min. Tratemos de utilizar ese poco ánimo en la sesión de hoy, ¿está bien? —rio de nuevo el señor Choi mientras caminaba, sosteniendo su tabla de notas, hacia el asiento que se encontraba frente al rubio.

— Podría intentarlo... —sonrió Suga intentando mantener sus bajos ánimos.

— Bien, YoonGi. Como verás y entenderás tengo un informe completo de todos los sucesos ocurridos durante tu vida. No quiero que creas que es una interrupción a tu privacidad, pero lo necesito para las sesiones. Aclaro esto para que no se dé ningún problema, ¿entendido? —sonrió con tranquilidad.

— Si lo entiendo, lo entendí desde que entré a este lugar. —Suga habló suave— No tiene que preocuparse por eso, yo mismo firmé los papeles de ingreso y leí cada palabra de aquel documento.

— Entonces... por lo que he entendido usted tuvo un accidente, posiblemente muy traumático, cuando usted era pequeño. —el doctor Choi se iba haciendo paso a la conversación con delicadeza.

— Si, así es doctor Choi. Me secuestraron cuando tenía exactamente unos nueve años, salió por todas las noticias y periódicos existentes en Corea del Sur. —contestó YoonGi evitando todo tipo de brusquedad en su voz.

— Entiendo, gracias por la ayuda YoonGi. —respondió el señor Choi con mayor facilidad que antes— Usted fue hallado al tercer día después a este suceso, pero usted nunca contó lo que sucedió o quizá lo hizo, pero solo a los oficiales de policía y a sus padres, en sí, el mundo no supo lo que sucedió. —la mirada del señor Choi se quedó en Suga por un largo tiempo.

Duchenne Smile |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora