알 프라 졸람 [ Alprazolam ]

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"Porque vendrá alguien, siempre viene alguien."


Había voces a lo lejos de su mente, se escuchaban pasos vacíos y hondos como si estos fueran dados al aire, y de vez en tanto uno que otro grito de supresión. Le dolía los párpados y la cabeza, sentía la boca seca y todo empezaba a fastidiarle. Se movía entre las sábanas intentando encontrar una posición que lo ayudará a dormir otra vez, sin embargo, algo le molestaba, algo le molestaba en su mente en su pecho, pero no de forma física sino emocional y quería seguir en cama, quería seguir durmiendo y no levantarse porque la pesadez de su cuerpo solo le provocaba esto, estaba somnoliento como nunca antes y no recordaba porqué razón.

— ¡AH, ¿QUÉ SUCEDE CONMIGO?! —la voz de YoonGi salió ahogada al viento en forma de furia.

Con un grito YoonGi se levantó esperando quitarse aquel matador desánimo, colocó sus manos sosteniendo su cabeza no solo por el punzante dolor que había recibido por hacer eso sino también por la desesperación que sentía. Sus ojos se abrieron con lentitud y observó la habitación en la que siempre estaba. Paredes blancas, una mesa y un cuaderno sobre esta. La puerta de la habitación estaba entreabierta y parecía ser la razón por la cual había tanto ruido, con la poca fuerza de voluntad que le quedaba, se salió de la cama y se acercó a la puerta para poder cerrarla. Y al casi completar su acción, recordó.

Recordó al chico de cabello negro, muy sonriente, animado o con tenues avistamientos de ternura en su personalidad. Recordó a la primera persona con la que había podido entablar una conversación desde hace seis meses que no fuera un enfermero o un doctor. Su memoria se llenó del tiempo que pasaron juntos el día anterior, se llenó de la voz del chico y sus reacciones que le causaban gracia. Su mente se abrumó del mal momento al final del día y de los enfermeros que reaccionaron en contra de él. Ahora entendía porque se sentía tan decaído y somnoliento, Risperidona, nunca había escuchado sobre ella, es más, ni si quiera los sedantes que le daban a él eran tan fuertes como aquella droga.

Se preguntó del chico, pero, aun así, no podía imaginar dónde encontrarlo. No tenía ni la más mínima idea y no podía preguntarle a nadie cercano porque no estaba claro el hecho de que todos lo conocieran. Quizá y era como él que pasaba desapercibido, y sin atención especial alguna. Sin embargo, ya era de tarde y se trataba que a esta hora tenía que ir a la sala de sesiones con el doctor Choi, aunque eso no parecía ser una mala idea ahora que tenía una gran duda sobre el chico y también por el querer que tenía y también por el querer especular hacia el señor Choi la irresponsabilidad y mal comportamiento de los enfermeros que lo atacaron.

— Averigüemos quién es este chico. —dijo YoonGi antes de salir al pasillo y dirigirse a sala de sesiones con el señor Choi.

Dos toques sobre la puerta se dieron antes de que el señor Choi dejará pasar a Suga a la habitación.

— Buenas tardes YoonGi, ¿cómo estás? —el doctor recibió al rubio mientras que este caminaba lentamente en busca del sillón en el cual siempre solía acostarse o pasar sentado por horas.

— Creo que podría morir ahora. —Suga posó sus ojos al techo.

— ¿Tomó el medicamento joven YoonGi? —preguntó el doctor al mismo tiempo que sacaba un pequeño empaque de las píldoras que usualmente tomaba Suga.

— No, me quedé dormido... recién me desperté. —un bostezo salió de YoonGi para acompañar a su respuesta.

— Está bien señor YoonGi, sabe que no debe saltarse el medicamento. —contestó este acercando a Suga una de las píldoras con un vaso de agua.

— Me quedó muy claro eso ayer. —contestó el rubio recordando a los tres enfermeros como un reflejo.

— Entonces, ¿tiene pensamientos suicidas el día de hoy? Ummm, ¿debería agregar depresión a su expediente? —preguntó el doctor Choi de manera seria.

Duchenne Smile |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora