La señora Isabel, con la que mis padres me habían dejado se encontraba empacando mis cosas, según ella yo no hacía nada en esa casa ya, que era un total desastre que solo quería estar encerrada en mi cuarto.
Yo me llamo Aurora, soy una adolescente de 17 años de edad, pelo largo castaño, ojos claros y de estatura promedio. cuando apenas tenía 6 años mis padres junto a mis dos hermanos Marcos y Dania, me habían abandonado dejándome a cargo de la señora Isabel, la verdad es que aunque la señora Isabel me trate muy mal prefiero estar con ella y no con ellos.
-está todo listo; me dice la señora Isabel sin mirarme a los ojos, yo solo tomo mis maletas y salgo a fuera ya que no tengo otra opción que irme de la casa, ella ya iba a tener una familia y no me quería allá por motivos que ni yo misma sé, solo no me quería allá.
Ya fuera la miro, y las lágrimas comienzan a salir solas, no las pude aguantar al ver ese rostro tan frío y sin ningún remordimiento de que me está echando de su casa sin saber a dónde iría, con quién iría y como estaría, tomo la única fuerza que me queda y continúo mi camino.
Veo que la vida fuera de la casa es muy diferente, no solía salir diario y cuando lo hacía no era para poder disfrutar del ambiente.
Me encuentro sola, caminando por las aceras de las calles, mirando todo a mi alrededor, parejas, niños jugando, vagabundos, chicas, y nadie se da cuenta de que existo, soy como un fantasma que anda merodeando por todo el lugar, y es ahí cuando me doy cuenta que en verdad estoy sola, sin alguien que me proteja o se preocupe por mí, completamente sola.
