Invocados

03

Si pudiera describir unos de los momentos más embarazosos de mi vida sería la vez que me caí de las escaleras y justo traía un vestido. Exacto, mi trasero había quedado a la vista de todos y todas.

Y este sería el segundo más embarazoso.

Primero, nunca antes había sido besada en los labios por un chico, ni siquiera mi novio, ya que desde muy pequeña he considerado los labios como lo más sagrado del cuerpo. No es que no quiera a mi novio, pero no siento que sea aún el momento. Le prometí que cuando esté lista podíamos besarnos. ¡Y este demonio, hijo de su madre, me está besando!

Segundo, nunca jamás delante de los demás. No me considero una persona tímida para nada. De hecho, soy muy entusiasta y renegona. Pero si pudiera decir un defecto mío, sería las muestras de cariño en público. Me siento vulnerable y expuesta.

Creo que este demonio quiero morirse.

Sus labios seguían sobre los míos. No se movieron, no hicieron nada, solo se quedaron ahí, impregnados. Conociéndose, como si fuera una señal que volverían a encontrarse.

Reaccioné ante su atrevimiento y me alejé sobándome los labios, quitando esa sensación desagradable.

— ¿¡Pero qué te sucede, estúpido demonio?!

Él se alejó con una sonrisa triunfante.

— Por favor, no te hagas ilusiones, estúpida humana. Lo que te acabo de hacer no es un "beso" como suelen decirlo ustedes. Acabo de echarte una maldición.

— ¿M-maldición?— titubeé — ¿Por qué carajos hiciste eso?

— Es para que no vuelvas a dirigirte a mí como si fuera otro de tu especie. Además, te hice el gran favor de nunca más mentir. Cada vez que mientas tú vas a hipar.

— ¿Qué?

— A ver...¿este fue tu primer
"beso"?

— No.

Hipé.

Sonrió como un tiburón

Lo voy a matar.  ¡Agarrenme que lo voy a matar!

— Se pasó de estúpido— dijo Alexis.

— Oye, Dakota — dijo el pelirrojo sonriendo divertido — ¿Eres virgen?

— Claro que...no.

¡Hip!

¡Me lleva el diablo!

Volteé a ver al demonio, causante de esta mierda. Sus brazos estaban cruzados y tenía una media sonrisa. Le apunté con mi dedo índice en su pecho, molesta.

— Quítame esto de encima. Hazlo antes de que te arrepientas— hablé, amenazante.

— Uy, que miedo — su voz teñida por el humor hizo que mi enfado creciera mucho más — ¿Qué es lo que una simple humana como tú podría hacerle a un grandioso demonio como yo? No seas ridícula por favor y me- — cayó de rodillas contra el suelo, tocándose su entrepierna dolido.

— Tienes razón, tal vez sea una humana corriente pero esta humana te ha hecho retorcer de dolor.

Alexis y Calix estaban riéndose de su amigo. Quizás sea mi imaginación, pero había el fantasma de una sonrisa en los labios de Attis.

Miré triunfante a Anker que se quejaba de dolor.

— Ups, de seguro esta humana usó demasiada fuerza para un gran demonio como tú.

— Tú... Humana estúpida... No sabes... Con quien te has metido.... Vas a suplicarme perdón....Te lo juro... Caeras de rodillas ante mí algún día...