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- Abuelito, hay una niña detrás tuyo. Dice que está perdida.

Desde que tengo uso de razón, puedo ver a personas deambular por mi casa o en las calles. Cuando se lo conté a mi mamá, ella pensó que estaba loca y me mandó al psiquiatra. Pensaba que era normal ver esferas de luz y personas en mi habitación. El abuelo me dijo que me creía, ya que mi abuela también tenía ese don. Me dijo, también, que no le haga caso a lo que decía mi madre.

- ¿Ah, si? - me cargó en sus brazos - Procura no mirarle a los ojos ¿bien? No todos son buenos, hay algunos que tratarán de hacerte daño.

- ¡Sí, abuelito! ¿Pero por qué vienen a mí?

- Tú tienes una energía que hace que ellos piensen que los puedes ayudar a cruzar el más allá.

- ¿Y los puedo ayudar?

- No, Dakota. No los puedes ayudar, bajo ninguna circunstancia. ¿Entendido? No quiero te metas en problemas.

Asentí efusivamente.

- Prometo no meterme en problemas.

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