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「MUERTE」

Hay cosas en las que uno piensa constantemente,
incluso sin quererlo.

En la nota que va a sacar en un examen,
en lo que se va a cenar luego de un largo y agotador día,
en lo que se le va a regalar a un amigo por su cumpleaños,
en cosas tan cotidianas y simples.

Pero están esas otras veces,
esas veces en las que nuestro cerebro se vuelve serio,
nuestro corazón sensible y nuestro ojos abiertos a las lágrimas.

Esas veces en las cuales nos encontramos siendo maduros.

En mi caso se da cuando pienso en la muerte,
y no es que sea una chica <emo> o cosas por el estilo.
La muerte no es algo a lo que realmente le tema,
no tanto como a las arañas claro, pero si le temo.

En realidad, a lo que temo es morir sin poder al menos
haber alcanzado uno de mis sueños,
a morir sin dejar nada realmente bueno a la siguiente generación,
a morir sin haber demostrado el cariño que le tengo a mis amigos,
sin haber demostrado el amor que le tengo a mis padres.

Le temo a la vida, porque le temo a la muerte...
Ni siquiera sé si eso último tiene algo de sentido,
en mi mente más o menos lo tiene...

La muerte es uno de los pensamientos que más me rodean
cuando me quedo en un silencio externo.

Vivo con mis abuelos maternos, a quienes por cierto quiero demasiado,

y es difícil no pensar que en algún momento me van a dejar o incluso
pensar que yo los puedo dejar, después de todo la muerte funciona así.
De una manera humanamente indescifrable.

No busca edades, enfermedades, razas, formas de ver o pensar,
pobrezas o riquezas.
Simplemente se lleva a quien ya a cumplido su tiempo,
sin importarle si ha cumplido o no con su misión...

¿Y si me muero sin siquiera haber descubierto mi misión?
¿Sin siquiera saber que es lo que busco, qué es lo quiero ser,
quién quiero ser?

Los pensamientos de la muerte son tan complejos y tan simples.

Quizá sea por eso que mi mente recurre a ellos con tanta facilidad.

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