Fantasías Indefinidas(Willyrex fan-fic)

Capítulo 9.

Permanezco inmóvil. Sus pequeños ojos castaños están clavados en los míos causándome una extraña sensación de desnudez, como si él fuese capaz de leerme el alma.

Cierro los ojos, suspiro y dirijo mi mirada al suelo. Muerdo mi labio inferior en busca de inspiración para encontrar las palabras exactas que le quiero decir. Vamos Kayra, no es tan difícil, joder.

Noto como hace ademán de levantar su mano derecha pero rápidamente se arrepiente y la vuelve a bajar. Vuelvo a suspirar, creo que es hora de comenzar a decir algo.

Levanto la cabeza y decido no mirarlo a los ojos para no desconcentrarme.

Justo cuando iba a decírselo, cuando por fin había ahorrado el valor suficiente para hacerlo, un grupo de chicas y chicos de unos 14 años nos asaltaron impidiéndome continuar.

-¡Oh dios, eres tú!

- ¡Es él! ¡Willy te quiero!

- Por favor, ¿podemos hacernos una foto contigo?

¿Qué cojones era eso? Demasiada gente procendete de la nada, demasiados gritos a mi alrededor taladrándome los tímpanos. Me encuentro aturdida, miro hacia Guillermo y lo veo sonriendo y haciéndole caso al grupo de chicas.

Tengo la sensación de que sobro al ver como él le presta más atención a unas niñas desconocidas, que claramente están locas, antes que a mí.

Decido que es mejor irme y dejar las cosas así, al fin y al cabo sabía que era mala idea intentar hablar con él.

Giro 180° sobre mi misma y me dirijo hacia mi piso, necesito desconectar de toda esta mierda.    

Decido ir por el camino más largo regalándome así unos minutos más de reflexión que claramente necesito. Estaba muy cabreada con Willy, me había dejado con la palabra en la boca cuando aparecierón esas chicas ¡me ignoró por completo! Por cierto, ¿Quién eran esas chicas y por qué se volvieron así de locas por Guillermo?

-No lo entiendo, no entiendo nada. -digo en voz alta masajeándome la sien.

-¿Qué es lo que no entiendes?- Oí decir a una voz proveniente de mi espalda. Me asuste y rápidamente le propiné con el bolso un golpe certero en la cabeza al dueño de dicha voz.

-Para, para- Dijo el chico riéndose mientras se sobaba la cabeza, seguramente en el lugar en el cual yo le había atinado anteriormente el golpe.

Me detuve.

-La culpa es tuya por asustarme- Dije con seguridad.

-Lo sé, no quería asustarte pero como llevabamos más de media hora caminando juntos pensé me lo decías a mí. - Se excuso el chico.

-¿Media hora? -Miro el reloj. Hace ya más de 40 minutos que me fuí de correos. -ah, pues lo siento, no me había dado cuenta de que estabas ahí. - le dedico una de mis comunes sonrisas de disculpas.

-tranquila- dijo el chico esbozando una preciosa sonrisa. -Por cierto, me llamo Samuel.

-Kayra- le digo estendiéndole la mano. Él la acepto inmediatamente.

-Tienes buenos reflejos eh.

Solté una enorme carcajada al verlo alzar la mano para tocarse la cabeza otra vez.

Estuvimos durante todo el camino hablando sobre nuestra vida.

Resulta que Samuel era ayudante de enfermería, cosa que no entendía al ver su físico.