Capítulo 11: Fortaleza
La vida da giros de manera inesperada, de una forma completamente irracional y natural. El destino te juega con cartas, de puntas demasiado afiladas, las cuales te lastiman más que las yemas de tus dedos, y debes aprender a curarte esas heridas, para volverte más fuerte... Eso es lo único que puede salvarte de un eterno calvario.
Eso fue lo que aquella tarde aprendí.
La información tardó en llegar a mi mente. Más bien, no tardó, simplemente, yo no quería aceptarla... Me negaba a creerlo.
"No" – discutí, tratando de reír, al querer suponer que todo se trataba de una mala broma – "Tienes 18 años... Estas completamente saludable..."
Mis palabras se fueron ahogando conforme sus ojos me decían que no era ninguna maldita broma. Un nudo se me fue formando en la garganta...
"Lo sé desde hace dos años, ya no respondo a los tratamientos" – agregó y yo empuñé mis manos a un lado y tensé la mandíbula.
Quería decir muchas cosas y a la vez no quería decir nada. Quería hablar y quería callar. Quería hincarme y gritar. Quería salir corriendo de ahí. Quería tomarla entre mis brazos y decirle que estaba bien, pero, ¿Cómo dar consuelo cuando tú misma te encuentras sumergida en una infinita desesperación de la cual corres y corres y no puedes escapar?
Suspiré profundamente y el aire dolió de una manera inviable.
"¿Por qué no me lo dijiste antes?" – fue lo único que pude soltar
"El doctor dijo que llevara una vida lo más normal posible y yo no quería que me trataran diferente solo por eso" – contesto Camila
"¿Tampoco yo?" –
"¡Especialmente tú!" – contestó, y de sus ojos comenzaron a rodar lagrimas que me parecieron la lluvia más triste que haya podido ver en toda una vida – "Yo estaba bien. Me había resignado, lo había aceptado y, después, tú apareciste... Tengo tantas cosas que agradecerle a la vida, y el haberte conocido es una de ellas"
Nuestras miradas se encontraron y yo me vi en la obligación de apretar los labios para no romper a llorar como ella lo estaba haciendo. El nudo que se había formado en mi garganta me impedía hablar. El vacío de mi estómago era como un martirio que te va carcomiendo, poco a poco, en vida.
Supongo que en ese momento lo mejor hubiera sido caminar hacia ella y tomarla entre mis brazos, pero me encontraba demasiado aturdida como para moverme. Camila bajó la mirada y, tras permanecer un momento en silencio, dio media vuelta y comenzó a caminar, lejos de mí. Yo... Yo solamente fui capaz de ver cómo se distanciaba, como se iba, como me abandonaba. El agujero que comenzó a formarse en mi pecho se acrecentó, como si le hubieran propinado un despiadado estirón.
Me sentí como una imbécil cuando me descubrí quieta, a mitad del solitario callejón, solamente siendo capaz de apretar los labios, abrir y cerrar la boca – sin logra decir algo –, fruncir el ceño, empuñé mis temblorosas manos, me cubrí el rostro con ellas, luche arduamente por no acceder a la fuerza que me aguijoneaba por la espalda y me obligaba a caer al suelo y arrastrarme por él.
Volví a tragar saliva, y un gemido se salió de mis labios al soportar el dolor que esto me provocó. Después, no recuerdo muy bien cómo fue, pero, llegué hacia mi coche y me encontraba manejando, a toda velocidad, hacia la casa de Michael. Hacía cinco años que no le iba a visitar, en ese momento me importaba poco que fueran cerca de las once de la noche.
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No te enamores de mi (Camren Fic)
FanfictionCamila era la última persona de la que Lauren se enamoraría. Seria y conservadora, era lo opuesto a una chica "cool", pero a ella tampoco le importaba; hija de un pastor de la iglesia baptista de la ciudad, Camila no tenía miedo en hacer saber a la...