Emma.
Luego de horas de estar estudiando, y de que por fin hubiera parado de llover, había podido entender lo que era en realidad la matemática, y también que no era tan complicada como yo pensaba; había logrado entender perfectamente todo lo que Owen me había enseñado, había podido concentrarme por una jodida vez en mi vida y me sentía orgullosa de ello.
Pese a que me había distraído demasiadas veces le había entendido incluso mejor que al propio maestro, creí que me iba a mandar a la mierda en cualquier momento porque así era yo. La gente se negaba a explicarme Matemáticas porque sabían que tenían que explicarme más de doscientas veces para poder entender el estúpido tema. Con él me había sentido un poco relajada e incomoda a la vez, había algo extraño en él. No había sido la misma persona la cual creía que era, se notaba que no era una persona fácil de tratar, pero eso no quería decir que fuese mala persona, era demasiado atractivo y, había estado media hora en mi casa dando vueltas de un lado a otro preguntándome si ir a su casa o no. Los rumores de que él se follaba con lo primero que encontraba habían llegado a mis oídos; y cuando me propuso la idea de venir a su casa lo dudé. No quería ser su próxima víctima.
Pero era eso o seguir sin entender nada, pese a que lo había pensado tanto no me había arrepentido de haberlo hecho. Había sido tan respetuoso, y tan envidiable mente irresistible.
También aceptaba que su mirada penetrante me ponía los pelos de punta. Me intimidaba, aunque no estaría dispuesta a demostrarle que su sola presencia me hacía estremecer, era tan atractivo. Y oscuro, sé que esa palabra suena raro pero en realidad lo veía de esa forma, podía decir que hasta me daba miedo, creo que por eso habían tantas chicas botando la baba por él, era atractivo y todo un chico malo, pero no era mi tipo. Nunca lo seria.
¿Por que?, Joder, Era un chico adinerado, con tatuajes ¿Se imaginan la reacción de mi madre al enterarse que tengo un novio con un tatuaje en el cuello? seguramente me mataría, ademas sabia que me veía como una cosa menor, pues él estaba hacia arriba y yo me encontraba totalmente hundida.
Y yo era tan menos.
Pero no tenia nada de que preocuparme, a él no le importa ni le importara lo que piense o sienta. ¿Cierto? No quería aumentar su ego de mierda, no lo conocía a la perfección pero sabia que para él el dinero era demasiado importante, y tal vez lo es ¿Pero eso te da derecho a pisotear a los demás? No, creo que no.
—Creo que ya es hora de irme—Dije mientras tomaba mi bolso para poder irme de una buena vez a mi casa. Me sentía cansada y ya me estaba comenzando a doler la cabeza, siempre me pasaba cuando veía tantos números a la vez.
—Ya es muy tarde. — Contestó él mientras fruncía el ceño.
Me había preguntado solo una cosa desde que había llegado a aquella casa y esa era; ¿Por qué siempre fruncía el ceño? ¿Acaso no tenía ningún otro tipo de gesto? ¿O siempre se encontraba enojado?
—SI no llego temprano mi madre me matará— Dije finalmente estirando mi blusa para disimular mi nerviosismo, aun así sentía su mirada en mi cuerpo, maldecía el momento en el que opte por usar unos pantalones cortos, contando que era un imbécil que se follaba a cual chica encontrara a su lado. O por lo menos eso había escuchado por los pasillos de la escuela.
Él asintió y me hizo un ademan para hacerme saber que él mismo me acompañaría hasta la entrada, cuando salimos de su habitación me dedique a observar más detenidamente su casa.
La mansión era despampanante, bellísima, joder jamás me había puesto a pensar en cómo sería mi vida si yo viviese en una casa como esa, eso sonaba como una locura. Aunque pensándolo bien jamás tendría una casa como estas, sabía cuál era mi lugar, pero nunca había permitido que me humillaran por eso. Tal vez no teníamos tanto dinero pero sabía que algún día llegaríamos a tenerlo. Sabía que tenía que ganar mi lugar, y también sabía que si me esforzaba tal vez algún día llegaría a tener una casa como esta.
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Mundos Opuestos ©
Novela JuvenilEmma Collins tiene 17 años y está en su último año de instituto. Es una persona muy inteligente,le encanta la literatura, y no suele tener problemas con nadie. Es extrovertida pero no demasiado, no es invisible pero tampoco es popular. Y Owen Hende...