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Chris despierta con el sol besando su cara, suspira en resignación, no solo las cortinas están abiertas de par en par si no que también la terca persona que vive con él ha abierto las ventanas.

Y aunque Chris le repita cuanto le molesta aquello por las mañanas, el pelinegro no muestra señales de querer cambiarlo.

Estira uno de sus brazos para alcanzar a quien debería estar yaciendo a su lado, se topa con la cama vacía y en cambio hay un barco de papel.

Es así la mayor parte del tiempo, normalmente lo encuentra limpiando abajo, como un robot de limpieza sin intención a chiste, cabe aclarar.

Se levanta de la cama y busca por toda la habitación, toma un cigarro de una cajetilla que tiene guardada en el cajón del buro adjunto y lo enciende.

Sabe que es muy malo hacerlo tan temprano en la mañana, con el estómago vacío pero ¿Qué más da?
Sale de su habitación y tras terminar su cigarro luego de un rato, tener un desayuno medianamente decente y buscar a Luca B por las habitaciones (que en realidad sólo fueron unas cuantas) decidió salir a buscarlo afuera.

A diferencia de Chris, Luca B parece disfrutar de los días soleados. Él mismo se lo dijo, son más alegres y él es un fiel fan de la alegría.

Está sentado sobre sus rodillas, con tierra húmeda cubriendo los guantes sobre sus manos casi por completo.

Le da la espalda a Chris y este sabe aprovechar una oportunidad en cuanto la ve, se desliza a través del terreno y llega tras su espalda solo para gritar en su oreja.

—¡Hey!

Lejos de saltar del susto o gritar también, Luca B gira su rostro con una calma digna de admirar y le da una brillante sonrisa de buenos días. Su cuerpo capta la luz del sol y la refleja en su mirar.

—¿Debería preocuparme?—pregunta Chris apuntando los montones de tierra que hay alrededor.

—Estoy tratando de que tu jardín tenga vida—extiende su palma donde una tranquila familia de semillas descansa—¿No te gusta?

—Creo que mientras no dejes entrar tierra a la casa está bien para mi.

No son sólo semillas, Luca B ha hecho las bases para poner su propio huerto, hay cubetas que lo avalan.

—¿De dónde sacaste tantas?—pregunta siguiendo el movimiento que hacen las manos de Luca B y las palmaditas que le da a la tierra una vez que termina con ella.

—Salí a comprarlas en la mañana—responde con simpleza.

Chris trata de que su cara no muestre lo que está pensando.

—¿Y cómo fue?—se fuerza a preguntar eso y solo eso.

"Déjalo casual, Chris" se repite.

Se esfuerza por qué luzca como una conversación común, que Luca B se sienta como una persona normal y no como alguien que tiene que ser custodiado y cuidado cada vez que sale.

Trata de hacerlo sentir real.

—Bien—responde el chico, una respuesta automática, sus manos siguen ocupadas al igual que sus ojos pero hay algo que no termina de cerrarle a Chris del todo—solo fue este pequeño percance—añade al final, como si no fuera la gran cosa pero como si tampoco pudiera guardarlo para si mismo.

—¿Alguien te hizo daño?—pregunta Chris elevando el tono de su voz y volviéndola chillona.

—No, no—niega Luca B de inmediato—uh, solo vi a esta persona que conocía y que casi me vio también, tuve que esconder mi rostro un poco pero al final todo salió bien.

Luca B Donde viven las historias. Descúbrelo ahora