Fresh nos va narrando lo que ve día con día. Cosas simples, pero que le hace sentir bien el contar y compartir. En su entorno ocurren muchas cosas que valen la pena observar, pero las visitas son casos especiales.
Nos relata el correr de sus días, d...
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Hoy estuve sentado, mirando el cielo brillar. Las nubes blancas cruzaban lentamente, viajando con lentitud y adornando lo alto. El viento soplaba con suavidad, removiendo las ramas de los árboles, y las aves cantaban entre ellas, revoloteando. El pasto se movía suavemente y las hormigas hacían sus pequeños caminos, cargando diminutos trozos de hoja.
Este día era precioso. Sentía una tranquilidad especial en mí, tan tibio en mi interior. Era tan extraño. Estaba relajado, viendo lo lindo del lugar, mientras cada vez más me llenaba de esa misteriosa sensación.
Noté algo extraño a lo lejano, en el horizonte. Entrecerré mis cuencas para ver mejor, aunque parecía que se hacía más grande: una luz suave que crecía poco a poco. Era blanca y muy bonita. Me puse en pie caminando hacia ella, curioso. Entonces me di cuenta que ya podía moverme. Me emocioné, pues mi cuerpo se sentía tan liviano. Sonreí y seguí adelante, mientras perdía de vista el pasto verde y dejaba de escuchar a las aves.
Fui hacia allá, acercándome a esa misteriosa y linda luz. En algún momento ya no supe cómo regresar, así que sólo seguí adelante.
No sé en dónde estoy ahora, pero se está muy tranquilo aquí.
Hoy ya no veo nada más, pero ¿saben?
Estoy feliz.
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